Llegar a la conclusión que a través del poder del voto no se pueden alcanzar ningún tipo de objetivos y cerrarse absolutamente a la participación electoral institucional, significa optar por un modelo circular sin salida, que vuelve una y otra vez sobre el mismo eje, descartando se pueda avanzar alguna vez en la conquista del poder institucional del Estado.
No votar en las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias es una opción muy legítima, que se expresa en importantes movimientos de ciudadanos, principalmente de los segmentos más jóvenes, que se sustenta en convicciones muy profundas, basado en un diagnóstico muy crítico de lo que ha sido el proceso político y social desde la conquista de la democracia.
Entre quienes prefieren no votar, están quienes optan por profundizar la lucha social y dedicar sus esfuerzos a la construcción de organizaciones y poder popular, lo que se justifica por la desconfianza y descontento que genera el actual sistema político y económico, que otorga poca o nula participación real, que no ha sido capaz de dar respuesta e interpretar las demandas sociales y económicas de las mayorías.
Sin embargo, a pesar de la validez del diagnóstico y la legitimidad de las opciones anteriores, también es muy valedero optar por votar, lo que significa aceptar las limitadas condiciones de un marco institucional pseudo democrático y restringido. Votar sigue siendo la máxima expresión de la voluntad ciudadana, la forma más nítida de incidir en democracia, partiendo de la premisa que las elecciones sean libres e informadas. Aunque también se puede poner en discusión está última premisa, que se cumplan los requisitos mínimos de confiabilidad democrática.
Llegar a la conclusión que a través del poder del voto no se pueden alcanzar ningún tipo de objetivos y cerrarse absolutamente a la participación electoral institucional, significa optar por un modelo circular sin salida, que vuelve una y otra vez sobre el mismo eje, descartando se pueda avanzar alguna vez en la conquista del poder institucional del Estado.
El votar en las próximas elecciones es para muchos un buen instrumento para impulsar profundas modificaciones y cambios al sistema, considerando, además, que en el actual escenario se dispone de un abanico diverso de propuestas y candidatos, a los cuales podemos apoyar o simplemente rechazar, sumando voluntades para determinar quienes se harán del poder emanado de los procesos eleccionarios.
No se debe olvidar que, mediante estos procesos electorales se eligen las principales autoridades ejecutivas y legislativas del país, por ende se determina el rumbo de las decisiones que nos afectarán, queramos o no durante los próximos años, más ahora que están en discusión temas tan relevantes como es la propuesta de modificar o elaborar una nueva constitución política del Estado.
Optar por votar, no significa considerar sea la única vía de participación democrática, porque necesariamente la participación política debe expresarse de una multiplicidad de formas, debe contemplar iniciativas de organización y lucha social y popular, de movilizaciones ciudadanas, medios fundamentales para apoyar e impulsar las demandas sociales y políticas más sentidas, como lo son, entre otras:
· Asamblea Constituyente para tener una nueva Constitución Política
· Fin al sistema electoral binominal
· Fin al lucro en la educación y la salud
· Educación y salud pública gratuitas y de calidad
· Cambios sustantivos al sistema previsional
· Recuperación de las riquezas naturales, etc.
Comentarios
15 de noviembre
Como bien señalas, el no votar en las elecciones presidenciales y parlamentarias del próximo 17 de noviembre es totalmente legítimo, lo cual se expresa en los movimientos ciudadanos. Sin embargo, la opción «no votar» también se expresa en sectores de la sociedad que realizan esta no-acción desde una perspectiva desinformada, es decir, «no están ni ahí» con votar o no votar, no les interesa la política, ni nada relacionado con el tema. Es por esto que nuestro deber como ciudadanos no-lumpen es salir a las calles, pasar por las casas, hablar con nuestros vecinos, para que así la ciudadanía tome una postura reflexiva con respecto a lo que hacen las personas que están al poder, con el fin de que los de arriba no nos sigan cagando.
+2
15 de noviembre
Aldo lo primero agradezco tu tiempo y atención de leer y comentar el artículo.
Comparto contigo que es muy distinto no votar como opción política informada y consciente a los que no votan por desidia, ignorancia y/o flojera.
Votando o no votando lo que debe coincidir es que es indispensable organizarse y luchar para cambiar el sistema. Saludos