Los comunales son organizaciones políticas y sociales de un partido político, son las células de un determinado territorio, quienes poseen tres tareas fundamentales, la primera es ser la voz de las necesidades de las personas en el territorio hacia el partido, con opinión y voto, difundir a través de actividades sociales las ideas del partido y, por último, la formación de nuevos cuadros políticos al servicio de la gente.
A través de la historia reciente de Chile, han existido de variadas formas como también, han realizado diversas maniobras de inserción territorial en el lugar que habitan, desde ollas comunes, escuelas libres, atenciones médicas, asesoría jurídica, hasta guía y asesoramiento para levantar comités de vivienda o juntas de vecinos, etc.Volver al origen, a sentarse y compartir con los vecinos que creen que los derechos humanos son solo para los delincuentes, que todos los políticos roban y mienten, que están decepcionados de nuestra clase política y sienten que sus vidas van en peor porque la televisión y redes sociales no solo son su mayor fuente de consumo de información sino también sus profesores.
Sin embargo, el avance de la tecnología a abierto nuevas maneras de tener actividades políticas como lo son las redes sociales, un “activismo” en auge que va lentamente, quitándole espacio a las actividades territoriales y contacto real con la gente, quedándonos solamente con la capacidad movilizante de los convencidos que iban a votar voluntariamente ante las opciones partidarias para un cambio social.
Para una nueva generación política nacida desde las universidades, gracias a las políticas públicas de la Concertación y, por lo tanto, formadas por el movimiento estudiantil, este tipo de militancia digital ha sido la tónica de su desempeño, ser quien escribe un texto movilizador que influya en la mente del resto o crear un afiche o video viral para que llegue a más gente, disputando en su mente la batalla por la “hegemonía cultural”, batalla de larga data donde la educación y el consumismo neoliberal posee la victoria.
Hoy, con mayores cuotas de poder, la maduración ha sido un proceso arduo de ensayo y error, con una reflexión latente, la falta de inserción territorial, ya que solo el trabajo en terreno a través de los comunales puede otorgarte, y no, no basta con hacer una charla sobre “la violencia simbólica” (es solo un ejemplo) donde asisten sus mismos militantes para sacarse fotos para las redes sociales y viralizarlo como inserción territorial, sino lo contrario, preguntar a los mismos vecinos y vecinas que desean, que falta y como se puede ayudar desde el comunal en conseguirlo.
¿Sirve un comunal que no posee inserción territorial? ¿Que no participe en sus juntas de vecinos o comités de seguridad? ¿Qué pierde el contacto con la gente real y se queda con la discusión espuria de las cámaras de eco en redes sociales o intrapartidaria en la constante lucha por el timón del partido?
Es imperante volver al origen, más aún cuando el voto obligatorio ha vuelto, y tenemos años de desconocimiento en cómo se moviliza, donde hoy imperan los discursos de odio y posverdades por falta de educación cívica y de funcionamiento de las instituciones, tampoco basta levantar las banderas rojo y negro cantando el poder popular si hoy no se sabe tratar con la persona que lleva años teniendo un trabajo de miseria y riéndose con clips en Facebook Watch de Morandé con Compañía.
Parte del dolor descubierto el 4 de septiembre del 2022, es él (re) descubrimiento de ese “nuevo Chile” muy parecido al anterior, que parecía olvidado con el voto voluntario y ante este nuevo escenario, más que nunca se necesitan comunales insertos territorialmente, porque no bastara contratar los servicios de consultoras de marketing político y encuestas millonarias para intentar competir una campaña política, porque ya está suficientemente comprobado que la posverdad tiene la ventaja y que los miedos de perder el empleo son más fuertes que las ganas de cambiar este país.
Volver al origen, a sentarse y compartir con los vecinos que creen que los derechos humanos son solo para los delincuentes, que todos los políticos roban y mienten, que están decepcionados de nuestra clase política y sienten que sus vidas van en peor porque la televisión y redes sociales no solo son su mayor fuente de consumo de información sino también sus profesores.
Volver al origen, a nuestra gente manipulada que solo desea que su familia salga adelante, a veces de formas que la nueva generación de políticos con estudios académicos no logra comprender, donde llevar pan a la mesa o tener más seguridad, es más importante para ellos que una nueva constitución, sin saber que aquello es el primer paso para solucionar las desigualdades de este país y que -hoy- la oposición fuertemente desean seguir manteniendo.
Comentarios