Existe una evidente y creciente problemática a la que se van a ver enfrentados los estudiantes y el movimiento social que apoya sus demandas. Ésta tiene que ver con la proyección política que puede adquirir como colectivo el grupo social que secunda movilizarse por cambios no solo de las instituciones democráticas, sino también de la forma en que nos relacionamos en la sociedad. Cómo todo cambio cultural, esta demanda por un nuevo orden social no ha ocurrido por mandato vanguardista, sino como un proceso que lentamente se ha construido por la convergencia autónoma en los diagnósticos respecto a los mecanismos opresivos y la visibilidad de sus operadores sociales y políticos.
Los diagnósticos autónomos de la diversidad que se manifiesta en la multitud apuntan en la dirección de cuestionar los supuestos que buscan administrar las demandas sociales con una negociación entre los movilizados y las instituciones políticas (o más bien, sus representantes). Por ello es que debiese esperarse que al bajar los estudiantes esta movilización el clima de tensión social se mantenga como una constante. Es posible que se refuerce la idea de que existen conflictos para los cuales ya no se puede optar por las vías institucionales actuales, cuestión que bien saben los pingüinos del 2006. También se puede cuestionar la posición que señala que esta movilización le abriría un camino de influencia a los partidos tradicionales que han sido excluidos de la representatividad institucional hasta ahora, particularmente el Partido Comunista (PC). A pesar de los liderazgos visibles del PC en esta movilización, es necesario indicar que las demandas sociales emergieron de las bases movilizadas, cuya capacidad electoral en las organizaciones sociales tradicionales con mayor capacidad de vocería aún está limitada, y por lo tanto los liderazgos dependen de orgánicas tradicionales con militancia estable que conozcan esos mecanismos de elección, como lo es el caso del PC. Y también se puede cuestionar a quienes, dentro de su línea de pensamiento, tratan a este movimiento usando las mismas herramientas analíticas que definen a los partidos políticos tradicionales. Su falta de sintonía con la movilización les impide valorar la fortaleza de los mecanismos de decisión política de la multitud, cuya creación es el fruto de múltiples intentos creativos de legitimar instituciones más democráticas y abiertas con sus bases. Eso es lo que se construye con la movilización y sus prácticas: un nuevo espacio político.
Lo que propongo acá es que el nuevo espacio político que se configure a partir de las movilizaciones no tiene aún una forma definida y requiere de un aporte colectivo que no necesita atajos. Y eso tiene directa relación con las características de la multitud y sus articulaciones locales. Lo que se comienza a configurar es un despliegue creativo, sin un orden jerárquico, sino más bien una convergencia ideológica, que da cuenta de la diversidad de identidades que se mezclan en enfrentar un sistema injusto y excluyente, como lo es nuestra democracia antipopular. Estas identidades que convergen lo harían de una forma diferente a las formas en que el sistema político hasta ahora ha administrado las identidades usando un modelo de relaciones sociales basadas en el mercado y el clientelismo político.
Por supuesto, esta multitud corre el riesgo de ser cooptada por versiones más abiertas de la misma institucionalidad democrática-liberal a la que cuestionan. Ello probablemente ocurra mediante la exposición mediática de simpatías liberales-progresistas a los modos de trabajo que la multitud expresa, a la vez que el ataque a los tradicionalismos de derechas e izquierdas. Quizás eso es lo que se verá expresado desde lo tradicional en las próximas elecciones: una alternativa novedosa, pero construida desde la visión de la urgencia de la emergencia política dentro de la institucionalidad más que desde la necesidad de una transformación profunda en las formas de ordenamiento social.
Para motivar el debate sobre un nuevo canal político que exprese históricamente las demandas de esta multitud, es necesaria una práctica de discusión democrática abierta, y que necesariamente escape a los canales institucionales. Ello es lo que se abre como oportunidad mediante el plebiscito en educación. No se trata de hablar de los tecnicismos sobre qué se pregunta y qué no, o su influencia directa en el actual ordenamiento jurídico. Eso es problema de los políticos actuales. Eso no es lo central en el aporte histórico. La oportunidad que se presenta con este plebiscito es la de desplegar la capacidad creativa en torno a la generación de un nuevo entente político, capaz de organizar en la práctica, y de forma autónoma, un nuevo orden cultural y social cuyos principios se enfrenten a la democracia antipopular que resultó de los esfuerzos de la dictadura Pinochetista y de la ‘medida de lo posible’ de la Concertación. Esa es la invitación que hacen los estudiantes movilizados, a la cual ya se han plegado hasta ahora más de 34 mil personas. Esa es la oportunidad que se nos presenta como sociedad de reflexionar en torno a la construcción una nueva política. Eso difiere de la idea de tener una alternativa electoral. Usted está invitado a participar. Esto es sin atajos, y es con o sin permiso.
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Comentarios
30 de agosto
Primera duda ¿Cuál sería esa convergencia ideológica? ¿Cómo la defines?
Porque, o refieres a la aceptación de ciertos planteamientos desde una ideología definida que se impone y comienza a ejercer hegemonía; o refieres a la aceptación de ciertos principios éticos como bases para sustentar una lógica de diálogo democrático constante, plural y por tanto no necesariamente convergente…
Es interesante tu texto, porque va más allá de la contingencia. Concuerdo en esa apertura, ese despertar reflexivo, como oportunidad democrática para generar un nuevo espacio político, no creado por iluminados que derivan en déspotas, sino que en una autopoiesis, como un ágora libre.
Creo no obstante, que este surgimiento del debate democrático –porque ahora todos hablan y reflexionan sobre los asuntos públicos y se interiorizan para saber más- corre el riesgo de ser frenado por el mismo plebiscito, que muchos muestran como su mayor expresión (pero que en el fondo es su instrumento para demostrar su capacidad de influencia).
Y es que el plebiscito es un doble filo, pues puede también convertirse en el instrumento para llevar a cabo el encausamiento del debate democrático libre y plural que surge, hacia los canales institucionales tradicionales. Es decir, puede convertirse en un freno al despliegue creativo que puede ir generando –y que está generando- un nuevo espacio político democrático.
Y entonces puede pasar que las élites de siempre terminen diciendo y con ello matando la reflexión: vuelvan a sus casas, prendan el televisor, hablen sobre la Kenita y vengan a votar el plebiscito en un mes más, ya tenemos todo solucionado.
Saludos
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30 de agosto
Jorge, gracias por comentar.
Para responder tu pregunta, creo que la ideología aún es medio difusa, como un reflejo de lo que es la multitud. Si vemos a las ideologías como teorías sociales de cómo deben distribuirse las riquezas producidas en la sociedad, pues entonces la convergencia iría en decir que algo está mal con la ideología actual. La oportunidad reside justamente en que las formas en como se enfrenta el problema teórico de la distribución de recursos (la ideología) no serán únicas ni serán impuestas. Creo que serán fruto de ese diálogo plural del que tu hablas. Pero es un proceso largo para que se transforme en algo hegemónico.
Yo también creo que existen riesgos con el plebiscito, fundamentalmente cuando se transforma en un fin y no en una instancia de diálogo que es parte de un proceso histórico. Mi impresión es que los políticos, particularmente los más abiertos a este movimiento, van a instalar esta idea como un fin, como un mero cambio de mecanismos institucionales (de hecho, Marco Enríquez Ominami ya partió haciendo algo similar a http://www.lamayoriadecide.cl con el fin de preguntar tecnicismos legales). Pero supongo que hay que correr el riesgo y aprender de ello.
Saludos.