Hasta el fin de semana del 15 y 16 de mayo de 2021, la derecha tenía asegurada constitucionalmente su capacidad de veto. Y lo usaba sin remordimientos. Eso era hasta el fin de semana del 15 y 16 de mayo de 2021, momento preciso en que termina por anudarse el proceso de cambios que abrieron las movilizaciones sociales de octubre de 2019. Sin el tercio al que la derecha aspiraba a conseguir, para seguir en el mismo jueguito del veto, ahora la pelota queda en la cancha del cambio.
Y queda en consecuencia en la capacidad de tejer alianzas entre las propias fuerzas políticas y sociales que se reconocen del cambio, darle sustentabilidad, concordar acuerdos y darle forma jurídica al país que tendrá que emerger de estas crisis. Ello en el antecedente que ningún proceso de transformaciones democráticas en Chile ha sido fácil: no lo fue el proceso de Reforma Agraria; resistida por el latifundismo; no lo fue la nacionalización del cobre, que está entre las causas que llevaron a que EEUU, en conjunto con el golpismo local, asumiera una conducta de destrucción del estado de derecho en nuestro país; no lo fue durante todo el periodo de la dictadura cívico-militar, que hasta último minuto se ensañó con las vidas de quienes, hace más de 30 años, exigían, en los muros de Chile, algo hoy tan sencillo como “elecciones libres”. El multiproceso electoral del fin de semana del 15 y 16 de mayo, es también parte de esa misma lucha democratizadora que al pueblo chileno tanto le ha costado.Ya no existe espacio alguno para la negación de la profunda crisis en la que estamos; la revuelta social, no era un ‘berrinche’. La voluntad popular es clara y profunda, Chile necesita cambios urgentes.
Antes de proseguir, unas breves palabras sobre el resultado electoral.
1.- En Convencionales, la derecha pierde su capacidad de veto unilateral, al conseguir solo 37 convencionales. La lista Apruebo Dignidad, coloca a RD por encima de las otras fuerzas, al elegir 9 convencionales, de entre 28 electos por la lista. La lista del Apruebo, más que por su resultado en el número de convencionales electos, 25, debe leerse por el deterioro de las relaciones al interior de la alianza y por la torpeza de la dirigencia PS en el manejo del proceso de primarias legales. En todo caso, más que electoral, el tema PS refiere principalmente al tipo de respuestas que amerita la crisis Institucional, política, sanitaria y económica que vive el país, a política de alianzas, a su vida interna, entre otros elementos políticos sustantivos. Sin embargo, es el resultado obtenido en convencionales por los independientes propiamente tales y la Lista del Pueblo, el fenómeno político distintivo, porque surgen al margen del sistema político de representación tradicional, pasándole por encima de fuerzas como la DC y el PPD.
2.- En Alcaldías, los triunfos simbólicos de RD en comunas tradicionalmente en manos de la derecha; la alcaldía de Santiago a manos del PC es un hecho político de extraordinario significado simbólico dada la arquitectura centralista del poder político chileno. En términos de fuerzas, los resultados, en lo principal, como sigue: Unidad Por el Apruebo (PPD, PR, PS, Independientes) 69; Chile Digno Verde y Soberano (PC, Federación Regionalista Verde Social, Independientes) 9; Frente Amplio (Comunes, Convergencia Social, Partido Liberal de Chile, Revolución Democrática, Independientes) 12; Unidos por la Dignidad (Ciudadanos, PDC, Partido Progresista de Chile, Independientes) 60; Chile Vamos (Evopoli, PRID, RN, UDI, Independientes) 87.
3.– En Concejales, Chile Digno Verde y Soberano, 205; Chile Vamos, 772; Frente Amplio, 132; Unidos por la Dignidad, 362; Unidad por el Apruebo,474; Radicales e Independientes, 174, entre otros. 4.- Gobernadores, como hito político la elección en primera vuelta del dirigente medioambientalista de la V región y el paso a segunda vuelta de dos fuerzas políticas opositoras, Claudio Orrego, por la DC, Karina Oliva, por el FA, en la región metropolitana, otro símbolo del centralismo que pierde la derecha.
En términos del proceso electoral, conviene consignar que ahora que está en discusión en el Congreso Nacional el voto obligatorio, para conseguir niveles superiores de participación ciudadana en los procesos electorales venideros, es necesario que ello vaya acompañado de transporte gratuito, además de los feriados legales irrenunciables, que es lo mínimo que una persona puede tener para poder ejercer su derecho. En el marco de esta modificación legal, propicia es la ocasión para diversificar el modo en que se sufraga. En esa dirección, el voto a distancia (por correo) y el voto electrónico (mediado por computadora) son opciones complementarias al voto presencial que ya existe. Ampliar la parrilla de opciones para el votante, pueden contribuir a incrementar la participación ciudadana en estos procesos.
En términos políticos, las elecciones recién pasadas han confirmado, por tercera vez, la voluntad de cambios que está instalada en el país a partir de las movilizaciones sociales de octubre 2019; plebiscito de octubre de 2020 y esta elección de convencionales constituyentes. Elecciones que, como se ha dicho, instala al mundo de los independientes como un polo que refleja la diversidad no expresada ni representada por la política Institucional.
Ya no existe espacio alguno para la negación de la profunda crisis en la que estamos; la revuelta social, no era un ‘berrinche’. La voluntad popular es clara y profunda, Chile necesita cambios urgentes. Y el sentido del cambio es avanzar hacia un estado social de derechos, con más y mejor democracia, distribución de riqueza y poder, respeto irrestricto a los DDHH, Estado democrático, descentralizado y moderno, al servicio de los intereses nacionales y sus habitantes, igualdad de género, desarrollo sustentable y en armonía con el medioambiente, reconocimiento Constitucional de los pueblos originarios , entre las demandas más sentidas que será necesario articular en un proceso político que llevará tiempo, encontrará dificultades, y al mismo tiempo tendrá que lidiar con las urgencias de la crisis social y la sanitaria.
Ese es, en mi opinión, el escenario en el que se desarrollará el próximo ciclo político de Chile. En ese contexto, la elección presidencial y parlamentaria del próximo mes de noviembre. Muy probablemente, el próximo Gobierno será de las fuerzas políticas que hoy son oposición. Digo muy probablemente, porque en política no existen los triunfos a priori, nunca hay que dar nada por ganado. Y en el caso de la oposición o las oposiciones, como se prefiera, hay evidencias de errores garrafales que incluso van más allá de las legítimas disputas por instalar hegemonías. La principal ha sido últimamente la imposibilidad de resolver democráticamente y en un marco mínimo de unidad los desafíos electorales: convencionales constituyentes, alcaldes y ahora primarias legales para definir candidatura presidencial, son hechos que asemejan más a resabios de sectarismos que a legítimas diferencias. El pueblo de Chile es generoso y sabe reconocer a los suyos, pero no abusemos de su generosidad. En suma, ojo con los gustitos.
La derecha chilena sabe replegarse y sabe cómo pasar a la contraofensiva. Nada más recordar que, en el Gobierno Bachelet II, y al cabo de un primer año de muy buen desempeño reflejado en número de proyectos de reformas en trámite parlamentario y en aceptación ciudadana, el caso Caval fue el detonante que aprovechó la derecha para quitarle la ofensiva política al Gobierno, enredarlo en su gestión y de ahí en más hasta el triunfo de Piñera el 2014. Entremedio, de la mano de Ignacio Walker, en ese tiempo, Presidente de la DC, el inicio del camino propio, lo que significó de hecho el termino anticipado de la ex Nueva Mayoría y el inicio de la crisis que en esta pasada adquirió la forma de una teleserie de mal gusto.
Este es un periodo para recuperar la política, entendiendo por ella el espacio propicio para deliberar acerca de los asuntos públicos, la vida en comunidad, la organización del Estado y la sociedad, la economía y el medio ambiente, hacer prevalecer la voluntad de las mayorías sin tener que aplastar a las minorías; además de los tremendos desafíos que hoy son verdaderas urgencias y que para mañana, de no encontrar un cauce adecuado para resolverlos, sencillamente van a comprometer la vida digna de las generaciones que nos sucederán.
Ese es justamente el espacio que hoy representa la Convención Constitucional. No será necesario cercarla con movilizaciones sociales, como tampoco serán necesarias campañas del terror.
Sí será necesario que la deliberación ocurra sin secretismos y de cara al país.
Fuentes:
- https://www.servelelecciones.cl/
- https://www.elmostrador.cl/destacado/2021/05/20/el-melodrama-de-la-oposicion-una-relacion-danada-y-la-trastienda-del-fallido-cambio-de-domicilio-politico-del-ps-con-el-frente-amplio-y-el-pc/
- https://www.latercera.com/la-tercera-pm/noticia/la-reunion-que-dinamito-todo-las-gestiones-de-boric-el-llamado-a-jadue-y-el-lamento-de-rd-lo-que-no-se-supo-del-megafail-opositor-de-anoche/AG6UQRFKORCKHOZC4L6DYHJK6M/
- https://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2021/05/19/se-acabo-el-suspenso-ps-notifica-a-la-dc-que-ira-en-primarias-legales-con-el-frente-amplio-y-el-pc/
- https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2021/05/25/el-sistema-politico-sometido-a-la-democracia/
- https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/columnas/2021/05/23/boric-versus-jadue/
Comentarios
28 de mayo
Prefiero un presidente de derecha en la nueva constitución que un presidente de izquierda en la antigua. No considero vinculante, tampoco, el éxito del proceso constituyente con la elección de un presidente de izquierda. Los candidatos presidenciales en general no han mostrado interés en el proceso constituyente ni en la elección de la convención (sino en alcanzar el poder). Es mucho más relevante el exito de la convención que el de una elección presidencial. Es mas importante la evolución que la revolución, esta última se caracteriza por la impaciencia, y la impaciencia es la forma perfecta de hacer que las cosas atrasen, no que adelanten. Hace 50 años estuvimos en una situación similar y la impaciencia, la preferencia por la «revolución» en vez de la «evolución», nos mandó directo a la Edad de Piedra y estancados en el pasado. No veo ninguna vinculación al éxito del proceso constituyente con la elección de un presidente, no van juntos, la convención es un proyecto colectivo, grupal, representativo, en cambio la elección de un presidente es un asunto individual. Y que ademas será bajo las antiguas normas de la constitución del 80, verticalista y presidencial.
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29 de mayo
Mal futuro le espera al país. Yo logre salir de Chile, pero el resto de mi familia sigue allá lamentablemente, al igual que muchos de mis activos. Apenas pueda sacarlos de Chile lo haré, antes que terminen de destruirlo
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