Como señalé en una carta que me publicó el diario La Segunda en enero de 2021 tras el asalto al Capitolio en Washington D.C., Donald Trump es, sin duda, el más shakespereano de todos los presidentes norteamericanos y, durante sus 4 años de administración, nos proporcionó entretención a destajo.
Es bueno tener presente que el anunciado sometimiento a proceso o formalización del expresidente por el fiscal de distrito de Manhattan, debe verse sólo como un primer acto en esta ruta procesal penal de Donald Trump. Ello porque el motivo por el que se lo procesa -pagar a una actriz pornográfica por su silencio- es el más intrascendente de todos los que lo afectan y que avanzan simultáneamente por carriles paralelos, como es su intento de torcer el resultado electoral de 2020 en el estado de Georgia o la misma incitación a la rebelión o golpe de Estado con el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021.Es bueno tener presente que el anunciado sometimiento a proceso o formalización del expresidente por el fiscal de distrito de Manhattan, debe verse sólo como un primer acto en esta ruta procesal penal de Donald Trump
Finalmente, todo esto tiene un correlato positivo y admirable para el resto del mundo, cual es, observar el pleno despliegue y funcionamiento de las instituciones de la democracia norteamericana, asentadas en su Constitución de 1787, la que ha sabido resistir todas las arremetidas autoritarias y antidemocráticas de este peligroso lunático que, en cualquiera de nuestro países, se hubiese convertido en autócrata o dictador en cuestión de meses, como históricamente ha ocurrido con caudillos populistas y mesiánicos de variado signo, los que se valen de nuestro nunca bien asimilado presidencialismo de “patio trasero”, que copiamos de Estados Unidos, para dar rienda suelta a su autoritarismo.
Desgraciadamente y apuntando a nuestro país, aquellos nunca bien ponderados “bordes”, autoritariamente impuestos al actual proceso constituyente, desvanecen toda esperanza de cambio.
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