Un triste titular de 24hrs.cl titulado “Joven transformista es asesinado frente a su mamá en San Bernardo” nos aterriza a la cruda realidad chilena con respecto a la inhumanidad de la cual todxs sin excepción formamos parte. Somos una sociedad desinformada, intolerante e individualista que reduce la vida de una persona a este titular.
A vista y paciencia de toda un país vemos cómo un crimen de odio sobrepasa toda crueldad inhumana, vemos cómo homicidas le han quitado la vida a Marcelo Lepe de 20 años, hijx de una madre que vio como estos monstruos motivados por odio transfóbico lx mataron, al frente de sus ojos. Sin ningún respeto por su vida y la de su madre o familia, ofreciéndole dinero para no denunciar luego que ella vio desangrar a su propix hijx. Estos homicidas mataron a una persona que lamentablemente para demasiadas personas en Chile se les hace fácil odiar por una razón bien concreta y que hemos aceptado por demasiado tiempo, vivir en una sociedad donde el heterosexismo y el ser cisgénero es socialmente aceptado mientras el resto de la diversidad es excluido y recibe un trato de inferioridad por ser menos común. Un país donde se le otorga poder y derechos humanos, como privilegios a un sector sobre otro, creando un desequilibrio social que permite que crímenes de odio contra personas LGBTQI queden como un titular más. Luego cambiamos la página, la tele, damos vuelta la hoja del diario y seguimos con nuestras vidas sin realizar ni un solo cambio.Mientras no educamos en contra de las burlas, la violencia, la discriminación y la exclusión trans-lesbo-homo-fóbica- no generaremos un cambio.
Yo, junto a 18 millones de personas más formamos parte de la diversidad sexual. Todxs somos parte de la diversidad sexual humana, pero por una ignorancia mal inculcada desde la cuna quienes somos de la diversidad LGBTQI somos excluida del respeto, dignidad y equidad que se le otorga de gratuitamente a un solo sector, el perteneciente a la heterosexualidad.
Nosotrxs las lesbianas, las transgéneras, lxs bisexuales, lxs gay, lxs queer, lxs intersexuales somxs quienes hemos sido designados para vivir bajo una inferioridad social, política, familiar, económica y cultural asignado por un régimen heterosexista obligatorio desde siglos. ¿Cómo dejamos de ser parte del desequilibrio que ha provocado esta falsa superioridad del heterosexismo por tanto tiempo? Comenzando con una sola palabra que abarca ilimitadas oportunidades de crecimiento y desarrollo social: EDUCACIÓN. Rebelándonos contra la violencia con información que pueda cambiar esta realidad y transformarla en equidad.
Mientras no educamos en contra de las burlas, la violencia, la discriminación y la exclusión trans-lesbo-homo-fóbica- no generaremos un cambio. Si seguimos aguantando que el Estado no trabaje para elaborar leyes que terminen con la desigualdad en la que estamos sometidos a vivir, seguiremos viendo cómo los crímenes de odio incrementan año tras año. Si el sistema educacional no trabaja en función a proveer una educación no sexista e igualitaria a través de las escuelas y liceos de todo el país sean del sistema público o privado seguiremos viendo cómo niñxs no terminan sus estudios, no tienen las mismas oportunidades de desarrollarse, y cómo muchos sufren por el mal trato y por el odio.
Si familias aún persisten en elegir ser fieles a sus religiones o dogmas por sobre el amor incondicional por sus hijxs LGBTQI seguiremos viendo cómo niñxs a muy temprana edad se rinden y dejan de existir. En términos de derechos humanos universales, no existe nadie superior al otrx, ni nadie que por su orientación sexual o identidad de género sea inferior al otrx. Mientras no nos ocupemos de estas carencias educativas, no viviremos en un país desarrollado, sino que en uno en donde el respeto por la vida de quienes forman parte de nuestra sociedad, vale absolutamente nada.
Hoy como país, todxs somxs culpables de la muerte de Marcelo Lepe y el dolor con que hoy vive su familia. ¿Qué haremos para cambiar esta realidad?
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