La propuesta del llamado “buen vivir” requiere de mayor reflexión y profundidad. Está compuesta por vertientes indígenas y otras de pensamientos occidentales contemporáneos, sobre todo ambientalistas pero no exclusivamente.
Esta vez vamos a dedicarnos a sus raíces indígenas. La expresión buen vivir es una traducción más o menos libre de la voz kichwa, suma kawsay. Su significado equivale al aymará suma qamaña, al guaraní Ñandareko.y al mapuche küme mongen. El kichwa es una de las 14 lenguas ancestrales que se hablan en el territorio del Ecuador. En su nueva constitución de 2008 fue declarado idioma oficial junto con el castellano.
Los kichwa de la región de Sarayacu viven en el corazón de la Amazonía ecuatoriana. La nacionalidad kichwa comprende dos pueblos con la misma tradición lingüística: los Napo-kichwa y los kichwa del Pastaza. La distancia lingüística entre ellos y el habla castellana genera todas las dificultades y torciones de la traducción.El buen vivir se propone como una alternativa al desarrollo social moderno; ha adquirido vigencia especialmente como una alternativa al capitalismo en su formato neoliberal.
El buen vivir se propone como una alternativa al desarrollo social moderno; ha adquirido vigencia especialmente como una alternativa al capitalismo en su formato neoliberal. Actualmente en el Ecuador, el suma kawsay se presenta en tres versiones: la indigenista/pachamamista, la socialista/estatista y la postdesarrollista/ecologista.
La primera, más originaria, comprende la relevancia dada a la autodeterminación de los pueblos indígenas en una experiencia del buen vivir que incluye la espiritualidad mágica (Pachamama). Se prefiere la voz kichwa suma kawsay, por entender que la expresión traducida tiende a perder esa experiencia espiritual. Esta es la expresión más fuerte de los derechos de la naturaleza. Al mismo tiempo, se denuncia la introducción de elementos moderno-occidentales que perturban el sentido ancestral. Su propuesta quiere recrear las condiciones de armonía que se proyectarían desde esa experiencia ancestral. Se trata de la actitud indígena pre-moderna.
La segunda, socialista/estatista, se caracteriza por la relevancia entregada a la gestión político-estatal y a la equidad como buen vivir. El socialismo del suma kawsay pretende combinar lo indígena con elementos neomarxistas al modo del socialismo del siglo XXI. Acontece como una experiencia de resistencia al fenómeno moderno de la globalización. Este suma kawsay dice la propuesta de una sociedad biocéntrica, no antropocéntrica, sobre la base de un sistema económico postcapitalista.
La tercera versión del suma kawsay, la post-desarrollista, compone la experiencia indígena con pensamientos socialistas, feministas, teologistas (liberacionistas), y ante todo ecologistas. Aquí se declara expresamente no el desarrollo alternativo sino una alternativa al proyecto del desarrollo. Se trata de una experiencia utópica en el descubrimiento o construcción del suma kawsay. Una característica especial de esta versión dice relación con la propuesta de un buen vivir plural, diferente para diferentes territorios y comunidades.
El buen vivir, con sus múltiples interpretaciones, se hace presente en distritos proyectos de sociedad actuales en América Latina. En Chile se ha comenzado a hablar mucho de él en la propuesta de una izquierda del siglo XXI para una nueva formación social.
Comentarios
05 de noviembre
En unas semanas de agitada rebelión popular como las que ahora vivimos,
nuestros primeros pensamientos están en querer participar opinando
de todas las aristas de los sucesos actuales.
Mi columna se plantea en la coyuntura pensando en la alternativa
de sociedad que corre por el fondo de todo este movimiento.
Hay que rebelarse contra los abusos; hay que poder plantear una alternativa
de mundo
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