Todos sabemos que gran parte de los parlamentarios además de cumplir labores en el Congreso, tienen actividades aparte, ya sea, laborales, académicas, empresariales, etc. Pero, ¿es esto una justificación para tomarse las labores parlamentarias tan a la ligera? Suponiendo que diputados y senadores cumplen un rol tan importante como el de legislar siendo nuestros representantes directos, ¿por qué debemos aceptar la falta de responsabilidad en el desempeño de sus labores? Y teniendo claro que existe una edad mínima para postular a estos cargos (21 y 35 respectivamente), ¿por qué debemos ver cada día actitudes que rozan lo infantil y carecen de toda seriedad?
A cualquier persona que, en condiciones normales se ausentara de su trabajo, las sanciones que recibiría irían desde un descuento de su salario, hasta el despido. Eso si hablamos de un trabajador común y corriente, pero, ¿qué pasa con los parlamentarios? Si un diputado, falta a una sesión de cámara, y no justifica su ausencia, se le sanciona con una multa que equivale al 1 % de su dieta parlamentaria. Pero aquí encontramos la gran diferencia, al diputado, sólo le descuentan parte de su dieta, pero puede seguir ausentándose, en cambio, para un trabajador común y corriente, le sería imposible ausentarse por varios días sin justificar.Suponiendo que diputados y senadores cumplen un rol tan importante como el de legislar siendo nuestros representantes directos, ¿por qué debemos aceptar la falta de responsabilidad en el desempeño de sus labores?
Esto lo podemos vincular a aquellos parlamentarios que se ausentan por viajes al extranjero. ¿Cómo es posible que haya parlamentarios que han viajado más de 20 veces durante su período y algunos que incluso no justifiquen tales ausencias? El ejemplo más icónico del último tiempo fue el caso del senador de RN Alberto Espina, quien se ausentó por 20 días, sin previo aviso, bajo el motivo de la celebración de su aniversario de matrimonio. Otra caso polémico fue el del senador DC Jorge Pizarro, quien inmediatamente después del terremoto que azotó a la Región de Coquimbo (su zona), viajó al mundial de rugby en Inglaterra, volviendo tras una semana. Podríamos ahondar aún más y ver si los viajes de los parlamentarios a “conferencias”, “visitas oficiales”, “congresos”, etc, son realmente necesarios, y no sólo una excusa para vacacionar, aprovechando que les sale prácticamente gratis, pero eso da para una investigación de algún centro periodístico.
Es requisito para postular al cargo de diputado el haber cumplido 21 años y, en el caso del cargo de senador, la edad mínima es 35. No estamos ante adolescentes, estamos ante adultos, pero muchas veces no lo pareciera.
Es normal que teniendo corrientes ideológicas distintas, pretensiones dispares, posiciones políticas prácticamente antagónicas, surjan discrepancias. Ya estamos acostumbrados a ver discusiones que muchas veces se desvían del foco principal, centrándose más en cuál es la posición política de la persona con que discuten, sin importarles mucho el qué se discute. Pero yendo más allá de lo evidente, muchas veces se dan situaciones que rozan lo infantil, cual pelea de niños.
La última de estas, fue el proyecto de ley presentado por los diputados UDI, Hasbún, Ulloa y Urrutia, en el cual buscan sancionar con presidio menor y multa de 5 UTM a quienes enaltecieran el gobierno de Salvador Allende. Todo esto como respuesta al proyecto de ley propuesto por la diputada del PC Karol Cariola, en el cual buscaba prohibir los homenajes a quienes hayan participado del régimen militar. Queda más que claro el hecho que el proyecto de ley propuesto por los diputados UDI no está realmente enfocado en cumplir su cometido, sino más bien, es una forma de irritar y “devolver la mano” a quienes apoyaron el proyecto de ley de Cariola (parlamentarios de la Nueva Mayoría). Es más, sin mencionar la tremenda restricción a la libertad de expresión, el proyecto UDI es tan cuestionable, que incluso pareciera que fue hecho “a la rápida”.
Lo peor de la situación fue que luego del revuelo que causó, Hasbún declaró que su propio proyecto era inconstitucional y ridículo. ¿Cómo quiere ser tomado en serio si él mismo encuentra su proyecto ridículo? ¿Cómo espera que su partido mantenga lo poco y nada de credibilidad que les queda si esas declaraciones nos dan a entender que los proyectos de ley son un juego para él? Ésta es la importancia que le dan algunos parlamentarios a su cargo. Así de mal estamos, y mientras se mantengan los mismos, seguiremos así.
Comentarios
07 de enero
Muy de acuerdo con usted Pablo, tenemos el problema que radica en que los honorables senadores y diputados no toman esto como un trabajo, ese es el problema. No van a las sesiones, se van de viaje, no justifican, se gastan la plata destinada a sus labores en puras tonteras, ni su labor de legislar la toman en serio como mencionas. Una solución a mi parecer sería que el cargo de diputado y senador fuera un cargo como tal, con horarios que cumplir, fiscalizaciones internas, etc
Faltó mencionar que el proyecto de la NM también restringe la libertad de expresión, le notó su color rojo mi estimado. Independiente, buena columna
0
07 de enero
Sí, tienes razón que el proyecto de ley presentado por Cariola también restringe en parte la libertad de expresión. Pero tomé como ejemplo el caso UDI por el hecho de que fue una especie de contraproyecto lanzado de forma infantil, fue como una acción «picota» Pero en sí, ese no era el tema principal, sino ejemplificar la poca seriedad con sus labores, y en este caso, la estupidez de presentar proyectos sólo para molestar a los opositores y no proyectos de ley que sí beneficien a la ciudadanía. Muchas gracias por leer, saludos!