Creo en los jóvenes que buscan caminos nuevos, que tratan de despegarse de las estructuras antiguas, obsoletas, aferradas al poder que permite ocultar el dinero; creo en los que se alejan de la política tradicional para inventar lo que no existe, romper lo hecho y generar aires transparentes.
La tremenda inconsecuencia con que se conducen y expresan los actores de nuestra vida política es el peor de los ejemplos.
Cuando Goldborne y Longueira se bajan de la carrera presidencial, la UDI cierra la puerta a Allamand y juega por un candidato perdedor, sólo con el ánimo de pasar una factura. Si a alguna mente desquiciada de la clase política se le ocurrió que alguna vez un hijo o hija de un miembro de la junta militar iba a llegar a Presidente de la República fue porque, como a Maduro, se le apareció un pajarito.
Del otro lado, el precandidato de la DC a la presidencia expresa públicamente durante su campaña que de ganar, jamás aceptaría en su gobierno a miembros de un partido que alaba públicamente a Cuba como la mejor de las democracias y saluda al tirano Ahmadinejad en su cumpleaños. Hoy día el presidente de la DC busca todas las formas imaginables de disfrazar el problema ante la terrible posibilidad de que le recorten los cupos en el gabinete o le quiten el control de algunas reparticiones, porque el tema «no es que me den… sino que me pongan donde aiga», mientras tanto, Tellier y compañía se pintan de corderos y miran al techo.
Por eso y tantas cosas más, como en la canción, al menos yo, no creo.
No le creo a la derecha, que reclamó el término del impuesto a los combustibles durante 20 años y estando en el poder se negó a llevarlo a cabo.
No le creo a la izquierda, que defendió ese impuesto durante sus 20 años en el poder, y luego se pasó los últimos cuatro reclamando que la derecha no lo eliminaba.
No le creo a un Senador, que luego de intentar engañar al sistema de salud para pasar un accidente privado como uno laboral, hoy se siente con derecho a hablar de probidad.
No le creo a quienes utilizaron y engañaron a los pingüinos y hoy hablan de reformas profundas en la educación.
No le creo a los empresarios que niegan sistemáticamente que las universidades son un negocio cuyo fin último es obtener utilidades, las que ocultan en un negocio inmobiliario impresentable.
No le creo a quienes hoy atacan el lucro después de haber hecho la vista gorda y propiciado el negocio por 25 años.
No le creo a la iglesia, que por generaciones protegió a los curas pedófilos, especialmente a los que como Marcel, generaban mucho dinero.
No le creo a los diputados que eligen a un ladrón confeso como Presidente de la Cámara sólo para evitar un desafuero.
No le creo a Andrade, con su discurso ciego sobre el bien y el mal en la política.
No le creo a quienes culpan a dos candidatos sinvergüenzas por la falsificación de firmas para respaldar su candidatura, cuando ninguno de los que hoy rasgan vestiduras tiene opción alguna de lanzar la primera piedra.
No le creo a la Anef, cuando arranca un paro entre primera y segunda vuelta.
No le creo a Giradi, Rubilar, Rossi, Accorsi, Castro y otros más, cuando desempolvan el delantal para blanquear procederes negros.
No creo que quepa en estas líneas todo lo que no creo.
Creo en los jóvenes que buscan caminos nuevos, que tratan de despegarse de las estructuras antiguas, obsoletas, aferradas al poder que permite ocultar el dinero; creo en los que se alejan de la política tradicional para inventar lo que no existe, romper lo hecho y generar aires transparentes.
Porque en nuestra poderosa, enriquecida y ciega clase política, todo eso ya se perdió hace tiempo.
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Comentarios
21 de diciembre
Muchos tiene ideas religiosas o místicas y no por eso dejan de ser ciudadanos o se les inhabilitan para ser dirigentes políticos o sociales. El artículo es una burla al presidente venezolano y al pueblo que le eligió
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21 de diciembre
El mayor descrédito de Maduro son sus propias declaraciones y dichos erráticos y muchas veces delirantes. Aparte del episodio del pajarito, tenemos que recordar que dijo que Portugal y Venezuela eran países hermanos que compartían el mismo continente ¿….?
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22 de diciembre
no le creo que Carlos Valdivia
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24 de diciembre
y tampoco creo en estos jovenes «despistados», que para llegar al lugar de poder que les interesa, supuestamente para luchar por la causa del pueblo, se subieron a un tren que ellos bien saben que va hacia otro lado. los politicos, como a la basura, deberian ser reciclados, a ver si logran transformarlos en algo mas util para la sociedad.
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26 de diciembre
creo que si no hay una revolución profunda, con cambio de valores y filosofía de vida a nivel mundial y local, estamos hasta las mismísima; y el tiempo se acaba.
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26 de diciembre
Comparto todo los dicho, además
No creo en la derecha porque quiere mantener símbolos dictatoriales, a saber Constitución
No creo en estos políticos que nos despojaron de nuestros vienes naturales algunos a ¡PERPETUIDAD!
No creo en los jóvenes porque tenían el 80% de convocatoria que les permitía cambiar la historia, al final del día demostraron que sabían marchar
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