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Por qué Andrés Velasco no es la alternativa

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Andrés Velasco y lo que en su momento fue Expansiva constituyeron una fuerza política en la Concertación que articuló sus posturas sin someterse a los procedimientos propios del debate político interno ni ciudadano, entregando recetas amparadas en la legitimidad tecnocrática y no en la construcción político social. Fueron construyendo una “política desde fuera de la política” y los costos los terminaron por pagar los actores principales de la coalición que les abrió las puertas. Esto tiene reflejo en eventos concretos que sirven como caricatura, como las jornadas de reflexión en Valle Nevado y en Estados Unidos, pero que son muestras de la idea más profunda de que se puede gobernar desde la sabiduría, desechando el diálogo y contacto con el soberano, en una suerte de versión moderna de despotismo ilustrado. Nada menos oportuno hoy, donde el soberano se ha echado a la calle a tratar de tomar las riendas con sus manos.

En esta línea y desde esta trinchera donde los efectos y los costos de las decisiones parecían no afectarle, Velasco y su círculo se empeñaron en frenar las distintas iniciativas que los sectores más “a la izquierda” de la Concertación trataron de impulsar para abordar los conflictos sociales que se manifestaban con cada vez mayor fuerza conforme la normalidad política se iba asentando. La lista es larga, desde la deuda previsional con el magisterio, la aplicación efectiva de la prohibición del suministro de trabajadores contenida en la Ley de subcontratación, las demandas de los pobladores endeudados con la banca privada por sus viviendas sociales y, especialmente, el freno constante a cualquier intento de modificación al plan laboral de José Piñera que, desde la dictadura, evita que en Chile se pueda ejercer el derecho a una negociación colectiva real.
Esta permanente resistencia desde “la nueva derecha” de la Concertación, encarnada en el período de Bachelet por Expansiva, tiene dos elementos particulares e interesantes. El primero es que, si bien es cierto, la Concertación siempre combinó distintas visiones políticas, el traslado del rol conservador en su interior desde algunos sectores de la Democracia Cristiana (e incluso de otros partidos) hacia un colectivo como Expansiva, implicó la emergencia de una “derecha concertacionista”, ajena al debate político y que no necesitaba, ni siquiera para buscar votos, contactarse con aquellos que son afectados por sus medidas.
El segundo elemento es que la base del conservadurismo de Expansiva se asocia fuertemente al mismo rasgo que los hace marginarse de la legitimación política y que los acerca a una legitimación tecnocrática y que es la fuerte desconfianza, cuando no rechazo, por los procesos de participación y articulación colectiva. Esto se puede apreciar claramente en la vulgata escrita por Patricio Navia y Eduardo Engel, titulada “Que Gane el Más Mejor”, donde se plantean las prioridades de la gestión pública en la superación de las injusticias sociales, ya no entendidas como diferencias o discriminaciones sobre determinados conjuntos de personas, sino que como obstáculos para que la competencia entre individuos se desarrolle de buena forma. Engel y Navia, y Expansiva con ellos, entendían, al empezar su exitosa inserción en la Administración Bachelet, que el rol del Estado era garantizar condiciones de equidad en la competencia de los individuos y asumían que las agrupaciones colectivas de los mismos, tales como gremios, sindicatos, colegios profesionales e incluso partidos políticos constituían grupos de presión con cierto grado de ilegitimidad en tanto pretendían “capturar” esferas de decisión pública en detrimento de quienes no participan de ellos.
El Estado pasaba a entenderse, entonces, como una instancia que, más que sintetizar y catalizar las posturas desarrolladas por los movimientos políticos y sociales; debía cuidarse de ellos de forma de mantener una cierta “imparcialidad” en el arbitraje de la competencia entre individuos. Es notable en ese sentido, el análisis que en ese texto se desarrolla de la portabilidad numérica de los teléfonos celulares como un elemento trascendente en materia de justicia social.
Expansiva contribuyó a aislar al Estado de lo colectivo, pues entendió la participación social como una anomalía en un mundo donde los intereses individuales conforman las dinámicas más puras que inciden en la acción política. Es el ideal liberal clásico, sin muchos más aditamentos y que no tiene mucha relación con la génesis de la Concertación ni con la mirada que sus integrantes fuimos desarrollando del país y sus necesidades.
La pregunta entonces es ¿Por qué prendió este colectivo y estas ideas dentro de la Concertación? Creo que las respuestas no pueden ser tajantes, pero si podemos aventurar un par.
En primer lugar porque permite llenar un vacío de discusión seria y ordenada acerca de las políticas públicas, que se produce básicamente por el debilitamiento y clientelización de los partidos políticos que conforman la coalición. Esta mirada tecnocrática no desplaza a los partidos, sino que ocupa el espacio que ellos han abandonado. Esto explica, a mi juicio, parte del profundo enamoramiento que Camilo y Bachelet sienten con Velasco. Finalmente, Expansiva aportó ideas (las suyas, obviamente) en un proyecto de gobierno cuyo núcleo político no tenía ya la capacidad propia para  generarlas.
En segundo lugar, porque la mirada liberal de los chicos y chicas de Valle Nevado concuerda, en todos aquellos aspectos que dicen relación con las libertades de los individuos, con aquellas miradas que se desarrollaban desde eso llamado el “progresismo” concertacionista y tendían a confundirse con él en luchas contra los sectores más bien ligados al catolicismo conservador, en materias tales como divorcio, píldora del día después, derechos de los homosexuales, entre otros. En este espacio, los partidos como el PS y el PPD sí tenían posturas y sus posturas eran coincidentes con los de este nuevo liberalismo concertacionista.
Sin embargo, la crisis que esta alianza de dos vías genera es mayor. Si bien es cierto, la vía de confluencia en el ámbito de derechos individuales potencia dicha agenda, en beneficio de la izquierda del conglomerado, la otra vía, la que implica “externalizar” la inexistente agenda social y económica de Bachelet en este grupo, conlleva la renuncia de dicha administración a lo que a mi juicio era su principal desafío histórico, cual era enfrentar la reforma de las grandes políticas sociales y sectoriales del Estado para transformarlas en herramientas de creación de igualdad y de identidad comunitaria y nacional. Y esto implicaba, necesariamente, en las políticas provistas por el Estado (como salud, edudación y vivienda), fortalecer el gasto, ampliar la cobertura hacia la clase media y abandonar los excesos de la focalización. En el ámbito de la regulación del conflicto social, especialmente en el mercado de trabajo, implicaba avanzar seriamente enfrenar los abusos empresariales y, conjuntamente, abordar de una vez por todas la transformación de la regulación a la negociación colectiva, permitiendo que los sindicatos fueran herramientas de redistribución de la riqueza y de superación de la desigualdad, allí donde la desigualdad se genera: en la empresa. Y en esos puntos, los chicos y chicas que “pensaban Chile” desde Valle Nevado, no estaban dispuestos a transar.
La crisis política y social de hoy es heredera de dichas definiciones. La dificultad de la Administración Bachelet para abordar los grandes temas de justicia social en los ámbitos sectoriales es causante directa del estallido social presente y del malestar con la Concertación. Por eso, aunque parezca una caricatura, cuando Francisco Vidal dice que perdimos el Gobierno Gracias a Andrés Velasco, tiene a mi juicio mucho de razón.
Y por eso, en mi modesta opinión, en un país que reclama a gritos mayor participación y mayor igualdad social garantizada por el Estado, Velasco no constituye una alternativa adecuada. Da lo mismo que se muestre en las marchas por la igualdad de derechos sexuales y que apoye el aborto terapéutico, porque esos son aspectos donde hoy no se pagan muchos costos y en los que la sociedad chilena ha construido consensos aunque su elite no sea capaz de verlos, pero especialmente porque la centralidad de la demanda de Chile hoy está en el aspecto de la igualdad y la integración social y económica, en aquellas demandas que Velasco y su círculo contribuyeron claramente a frenar.
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08 de agosto

¿Velasco no es la alternativa? Bueno, en una democracia participativa esa decisión queda en manos del pueblo soberano.
¿OK?

08 de agosto

Como integrante del pueblo soberano es que me atrevo a opinar…

09 de agosto

A mi me parece haber visto todo desde una óptica distinta… Para mí los desafíos de Bachelet eran mejorar la democracia, aumentar el nivel de pertenencia en el pueblo, penetrando el sistema financiero con cambios fundamentales, y mejorar los sistema de desarrollo territorial… Tanto por hacer e influir en apenas esas tres materias…

Tal vez sería largo de explicar y de debatir, pero, me parece que en tu ante penúltimo párrafo, mismo que tiene cierto carácter de climax en tu post, diste cierta clase de rienda suelta a tus apreciaciones y traspasaste unos linderos invisibles hasta llegar a la tierra de los carriles, en donde es fácil que al bote le entre agua o se camine por terrenos cenagosos, es decir, hay observaciones que cuando menos son discutibles, pero, no es mi intención profundizar en ello…

Hay algo que me llama curiosamente la atención en tu post y es lo que dices en torno a la «creación de igualdad», cosa que colocas tal vez como lo hacen otras personas en otros post que he visto, tal vez descuidadamente, ya que al mencionarlo en el contexto que lo haces, sugieres ciertas medidas que debieron ser tomadas por el Gobierno de Bachelet y en las que te refieres a la clase trabajadora y la media, la redistribución de riqueza y la negociación colectiva y otras, sin embargo y a pesar de que la creación de igualdad es un mito de proporciones históricas (que me parece que representa muy bien un diálogo de un soldado a otro casi al final del film «enemigo al acecho», cuando el coprotagonista ofrece su cabeza como blanco de tiro al francotirador enemigo, reflexionando en la imposibilidad de la igualdad de las personas a pesar de vivir «la cultura de la igualdad» en Leningrado cuando gobernaba Staling), me parece curioso que sugieras una nivelación de igualdad sólo desde un punto hacia arriba, es decir, para quienes tienen trabajo y ya cierto nivel de prestaciones, pero, lo que no consideras es aquella nivelación de los rangos de pobreza extrema que no figuran en los discursos de nadie, en relación a las personas que duermen en la calle y otras que no alcanzan a «vivir los abusos de la clase empresarial» por estar en una condición social más baja aún…

Ya sé que esto puede parecerte tal vez extremista y que me pudieras decir, sí, mira, en cierto modo lo considero de forma general al hablar de igualdad, pero, el punto es que en rigor no lo haces y que ningún sector político lo hace tampoco y su trascendencia es tal que conlleva una decisión de Estado que implica tomar de la mano y rescatar a todos los indigentes del país, porque debiéramos «crear igualdad» sin saltarnos etapas fundamentales, o sin excluir a las personas más necesitadas, y lo curioso es que tal vez se ocupen cuantiosos recursos en sólo hacer aquello, cosa a la que usualmente se le llama superación de la pobreza, pero, ¿qué Gobierno ha superado la pobreza?… Tal vez ninguno en latinoamérica, ya que no por nada la CEPAL ha dicho que: «LA REFORMA, DE LA REFORMA, DE LA REFORMA PARA ACABAR CON LA POBREZA HA FRACASADO»…

Bueno, con el ánimo de «crear igualdad» posiblemente no quedarían muchos recursos para satisfacer las demandas de la clase media y otras tantas de otros sectores, lo que me hace pensar en que si en algo falló el Gobierno de Bachelet fue en no enseñarle a pescar al pueblo y proveerle las herramientas adecuadas para hacerlo, partiendo por instaurar una herramienta precisa con la que hacer una democracia efectiva y mecanismos para que el resto de los eventuales grupos sociales que no alcanzacen beneficios utilizando recursos directos destinados a «crear igualdad», tuvieran disponible instrumentos poderosos que les permitieran crearla por ellos mismos…

Esto es como dejar a los bueyes, que representan la abundancia del granero en la lucha contra la subsistencia, el hambre y la pobreza, frente a una pradera con diversa clase de terrenos que tienen mayor y menor abundancia de pasturas, pero, quitándoles la cerca que les permita acceder a ese territorio…

Sin embargo, Bachelet no lo hizo, y no porque no fuera advertida a tiempo, ya que me consta que «lejos blogger más creativo de Chile» se lo comentó hasta el cansancio y casi se lo imploró, pero, por su puesto por tener alma de socialista-capitalista cobarde y no entender el sentido de la justicia social, porque no lo ha aprendido de Dios, que es quien enseña el sentido pleno de justicia, ella desestimó lo que se le decía y hoy podemos ver que todos los accesos que ella pudo crear para el pueblo, todas las grandes alamedas que pudo haber abierto, hoy, un gobierno de derecha, las cierra, vociferando que al actual Gobierno «no le doblarán la mano una manga de inútiles subversivos», no importando cuál sea el argumento…

Por lo tanto, la responsabilidad que le cabe a Bachelet por extender el sufrimiento y la esclavitud del pueblo chileno un período presidencial más, es enorme, y en cuánto a lo que toca a Velasco, bien dices que no sirve de nada en las marchas que participe, o las declaraciones de igualdad que firme, porque lo importante es que él llegue a ser la persona que abra la democracia y se comprometa a crear los cambios que son necesarios en el sistema económico para quitar el yugo de servidumbre del pueblo chileno ante la opresión del sistema financiero y de las tiendas de retail, que son la mayor causa de la creación de pobreza en el país, motivo por el que Velasco sí podría ser el candidato, siempre y cuando llegue al corazón y al entendimiento del pueblo como la persona que se perfila como capaz de crear esos cambios, pero, si no lo hace, sólo será otra nubecita sin agua movida por el viento de acá para allá, sin hacer un real aporte a nuestras necesidades más importantes…

En cuanto a los dichos de Francisco Vidal, si queremos entender una caricatura, basta con escuchar lo que él diga para tener la más fantasiosa caricatura que podamos imaginar, sólo comprable a los dichos de Larraín, por lo tanto, de su apreciación de la realidad y de los hechos, me permito mantener la más grande de mis suspicacias respecto de si él hace el análisis adecuado o no…

En última instancia, en lo que falló la ex Concertación al dar la puntada final de su costura, fue a manos de Frei, ya que no supo percibir que era el tiempo de Insulza y no el de él…

En resumen, no me atrevería a decir que Velasco sea el nombre que debiera representar el sentir del pueblo, ya que para serlo, su discurso debe ser otro respecto de las acciones que avaló y rechazó cuando fue Ministro de Hacienda, pero, mientras no se manifieste ante las cámaras su propia forma de exteriorizar los corto circuitos que evidencien sus conexiones neuronales para determinar de qué colores son los humos que edspide, no creo que podamos estar tan seguros de si acaso es o no el hombre que el pueblo necesita…

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09 de agosto

¿y si le pones tu nombre, digo yo?. Para saber quién está opinando

09 de agosto

Suscribo lo que dices Felipe…de hecho, representa lo que nos hizo retroceder, … sus peticiones para intervenir la autonomía sindical de los mineros en huelga, para no entregar derechos laborales a trabajdores acuícolas y transformar a su cartera en una agencia de las asociaciones gremiales de empresarios por sobre intereses del Estado, una pequeña muestrita de las razones suficientes para explicar tu columna. Bien.

14 de agosto

Lo interesante, estimado Christian. es que de una forma u otra, aunque dentro de la administración Bachelet coexistimos grupos y personas con visiones distintas frente a la agenda social, y dentro de la Concertación, las dos almas han existido siempre, los muchachos de Expansiva, y especialmente Velasco, se ha instalado en el imaginario en algo así como «el núcleo duro de Bachelet», donde parece que criticarlo a él, es criticar a la ex Presidenta y ser un poco outsider. En ese sentido el silencio de la izquierda (por ponerle un nombre, claro) de la Cóncertación (también por ponerle un nombre, claro), es lo más preocupante, porque vamos dejando que las cosas pasen.

Un abrazo y saludos

11 de agosto

Felipe abriste varios frentes, está bueno el post. Voy a partir por lo más burdo: mándale por favor esta nota a Francisco Díaz y me dices qué te responde.

Como buen político que eres sabes que las alianzas son esenciales para construir acuerdos. Por tanto mi crítica al funcionamiento de la ex-concertación es que inmovilizó el lado más social de su proyecto a cambio de favorecer paradójicamente su posición en el poder. En otras palabras, intento dar un paso más allá que el que tú ofreces, porque tu identificas un actor y un «culpable», mientras yo una relación de poder, entre dos actores.

Esto hace que me pregunte si acaso es posible construir una forma de hacer política en la izquierda, en la cual representaciones de sociedad que Velasco o Navia encarnan (no estoy seguro de Engel) derechamente no sean incluidas. La aprensión que tengo es que no sé cómo se pueden crear las condiciones para construir una dinámica distinta que asegure por un tiempo prolongado que dichas representaciones queden marginadas del accionar político. En otras palabras es ¿acaso posible operarse de las alianzas cupulares y efectivamente establecer relaciones más horizontales y de menos clientela con las personas? Si damos con estas preguntas estratégicas, creo, podemos acercarnos al objetivo de igualdad. Objetivo déjame decirte compartimos y que se nos desdibujó en el camino, no en la boca sino en el resultados de nuestras acciones.

Un abrazo

11 de agosto

Yo creo que lo que señalas tiene bastante razón. En efecto la Concertación tuvo su virtud en su caracter de coalición política amplia y esa virtud fue (como siempre sucede en la vida de las personas y sus creaciones) la fuente de su principal defecto, que fue la incapacidad de avanzar en las transformaciones más profundas en los ámbitos sectoriales y de políticas sociales.

Yo no tengo la cuadratura del círculo, no aspiro tampoco a un gobierno de «un tercio que piense como yo», sin embargo, creo que las movilizaciones sociales recientes y en general el ambiente que se ha generado requiere, de parte de la «centroizquierda política», liderazgos que puedan abrir un diálogo más productivo con la gente que está en la calle y eso claramente no va por la vía de reforzar los grupos más conservadores de lo que fue la Concertación.

Asimismo, creo que la dificultad de una candidatura de Velasco, como trato de expresar no sólo reside en su caracter conservador en el ámbito social (que no en el de las libertades individuales), sino que en que responde a una forma de pensar que sostiene uan profunda desconfianza de los procesos y organizaciones colectivas, en tanto las percibe como «corporativismos». En ese sentido, tiene una inhabilidad (desde la lógica de lo que ha sido el devenir político del grupo que él representa o representó) natural para abrir este diálogo con un movimiento social que ha rescatado la validez de la acción colectiva. En fin, hay harto paño que cortar, porque tampoco tengo claro quién puede ejercer ese liderazgo o esa articulación….

Un abrazo, Ignacio y saludos

13 de agosto

Hola Felipe. Gracias por compartirnos tu pensamiento. Yo estimo que Velasco representó algo que ya existía en la Concertación, un sector que coexistió en este conglomerado desde sus origines. Si bien el envoltorio utilizado fue distinto, en la Concertacìón hubo esas famosas dos almas gémelas que se expresaron tempranamente. Recordemos que la privatizacíon de las sanitarias ocurrió en otro envoltorio conservador y refleja lo indicado.

Quiero decir que defiendo el derecho de Velasco a postularse a la presidencia de la República. Me parece que es poco oportuno lanzar precandidaturas en este contexto, cuando se expresa socialmente lo que algunos señalamos hace varios años: la crisis de representación de la política y sus instituciones. Aún con ello, el derecho se pone a prueba cuando se le reconoce a quienes no piensan como uno. Le guste o no le guste a Pancho Vidal, su actitud me recuerda demasiado a la arrogancia de los dirigentes que nos condujeron a un callejón sin salida al negarse a las primarias con argucias burocráticas.

El resto tendrá que dirimirse democráticamente. Y eso es lo que tenemos que rescatar, el valor de la democracia para dirimir disputas, el debate abierto, de cara y horizontalmente con los ciudadanos en donde mi idea es una más entre muchas otras .

¿Qué es la política sino debatir, dialogar, consensuar, co-construir futuro?

Un abrazo, CCerpa

14 de agosto

Estimado Compañero: Es verdad lo que señalas respecto de la coexistencia previa de un núcleo conservador al interior de la Concertación. Lo que me parece relevante, coincidiendo con lo que planteas, es que este «cambio de envoltorio» tiene características particulares que lo hacen más complejo.

Respecto al derecho a presentarse, yo no lo cuestiono, pero creo que reconociendo el mismo, no es bueno ser neutros y, en mi caso, creo que hay que ser activos en tratar de evitar que Velasco, en tanto representante del conservadurismo social de la Concertación, se trasnforme en candidato de la oposición. Mi llamado NO ES A VETAR, ES A VOTAR (pero en contra) 🙂

Un abrazo Carlos

15 de agosto

Estimado Felipe:

Creo que la pregunta es ¿Por qué Andrés Velasco es la alternativa? y la respuesta esta escondida en otra pregunta ¿Por qué la concertación no gano la elección pasada?. Hoy en día hay una palabra que me causa curiosidad, por su significado y su empleo; tecnocrata.Primero su definición (RAE) «Técnico o persona especializada en alguna materia de economía, administración, etc., que ejerce su cargo público con tendencia a hallar soluciones eficaces por encima de otras consideraciones ideológicas o políticas.» Entonces se entiende que aquel que sea llamado así, es alguien que superpone componentes técnicos por temas políticos, pero finalmente, ¿a quién molesta esto?, es otra pregunta que debería hacerse, molesta a la gente, molesta a los políticos, a los partidos…Creo que por muchos años se han elegido presidentes que han sido candidateados desde los partidos, estos le construyen el camino, y faltando poco lanzan sus nombres para que sean elegidos porque «representan» una idea que es compartida por un numero determinado de electores; hoy parece que el tema no funciona así, basta mirar la encuesta CEP para darse cuenta que las consideraciones mencionadas en su columna están apuntando en la dirección equivocada; y que en sus declaraciones existe un ánimo (soslayado, lo que me parece peor) de «desenmascarar» a alguien sin partido que diciendo «tengo ganas» ya tiene muchos partidarios…¿será temor?…probablemente…

Saludos,

15 de agosto

Hola Felipe: Me gustó eso de no ser neutros, la gente de izquierda no puede ser neutra. Y lo digo en dos sentidos. El primero, en el plano de la política, en grande, no solo desde la dimensión del poder que es es mi opinión un elemento que terminó haciendo que la gente de nuestro mundo se haya dedicado durante largos años ha ponerse en una posición neutra, más papistas que el papa, como se dice, lo que contribuyó a la desconexión con el sentido común de las mayorías. Si al final, importaba más el orden y la disciplina que cualquier otro elemento diferenciador, el elemento diferenciador para una izquierda moderna está en la expansión de la democracia en todos los sentidos y niveles: ya sea política, económica y social. Asociado con ello, la política quedó confinada al estado: gobierno y parlamento. Cero sociedad, poca paila, menos apertura a lo distinto. En la sociedad está la utopía, en el pueblo los sueños. Se estatizó la política, para cautelar cuotas de poder y eso es fatal para la política de izquierda, en su relación con la sociedad. Los partidos dominados por fracciones aferradas al aparato interno y al aparato de poder estatal. Que lindo cuadro. El ideal para el tecnocratismo, la abulía y la irresponsabilidad. A mi me parece irresponsable A

15 de agosto

No alcancé a editar ni a despedirme. Cierro este comentario diciendo que me parece irresponsable porque al mismo tiempo que se discursea con la globalización y la apertura de Chile al mundo, amparado en Harvard como si Harvard fuera el único conocimiento existente en el mundo, a la vez se le ponen trabas a los trabajadores para organizarse, para negociar colectivamente en sus empresas, para asociarse, para defender sus derechos de consumidores como lo hacen los países de la OECD. Eso es, amigo mio, como ya lo decía el gran escritor Ernesto Sabato, dejar a los ciudadanos a merced de los lobos. Un abrazo, CCerpa

Citizen Rabioso

11 de enero

Interesante columna, y sólo ayuda a concluir aún más que Velasco es simplemente un liberal de tomo y lomo… lo que no tiene nada de malo per se… lo grave es que haya sido el ministro favorito de Bachelet (supuestamente socialista).

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