La popular metáfora de reminiscencias freudianas es aplicable a la renovación de la centroizquierda.
Efectivamente, los nuevos liderazgos de la oposición necesitan desprenderse de sus padres políticos y avanzar en la creación de futuro, sin tutelas ni guías. No lo están haciendo.
Y otros alguna vez lo hicieron. El ex presidente Lagos no le pidió permiso a nadie para, enarbolando su dedo, enfrentar al dictador, usando a su favor la televisión y anticipando la futura relevancia que tendría este medio. Tampoco Michelle Bachelet necesitó que los líderes de partido estuvieran de acuerdo para convertirla en Presidenta; simplemente, se coló por los intersticios que los ciudadanos ya habían abierto en la sociedad.
Eso hay que hacer ahora.
Los nuevos liderazgos necesitan actos de reafirmación, pero sobre todo, necesitan abrir nuevos caminos, transgredir fronteras, atreverse a más, no a menos, ni pidiendo permiso. ¿Que si se equivocan? bueno, esa es la idea: que los errores y búsquedas vayan mostrando un camino. No se puede de otro modo.
Hay mucho interés en que esto no ocurra, en que la comodidad de los caminos trazados durante 20 años sea el único método para intentar una nueva alquimia del país. Pero eso no es posible: el Chile de los 90 ya pasó y también el de la primera década de los 2000.
¿Por qué decirlo? Porque no lo están haciendo. Hay como una espera de que algo suceda, de que haya retornos esperados o inesperados, de que el tiempo se haga cargo, de mucho mirar atrás.
El país del pos bicentenario ya está aquí con sus nuevas y antiguas demandas esperando por quienes mejor lo interpreten y les propongan nuevas luchas, mejores demandas y buenos sueños. Eso va a ocurrir de todas maneras. Nadie los esperará.
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Foto: Caducando / Licencia CC
Comentarios
20 de diciembre
De acuerdo René. El problema es que muchas veces el sentido metafórico freudiano de matar al padre político pasa por matar al padre / tío / abuelo biológico también!
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21 de diciembre
Hola René:
Compartiendo contigo varios elementos de tu análisis, creo que este «matar al padre» quedaría incompleto si esos liderazgos no saben para qué, por qué y para quién lo quieren ejercer. No basta con tomarse el poder, hay que saber también para donde llevarlo. Si es sólo para administrar los temas que dejaron instalados otros de manera tan particular, en una sociedad tan desigual y castaria ( de castas) como la nuestra, mejor dejar que gente con ganas y cojones lideren el mundo que necesitamos.
Saludos
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