El entonces candidato presidencial Sebastián Piñera, señalaba incansablemente que en materia económica su promesa era “volver a crecer, crear empleos y mejorar los sueldos”. La realidad es que no ha sucedido, de manera significativa, ninguno de estos puntos y tampoco se ven señales que los Tiempos Mejores se aproximen. Según la Encuesta de Expectativas Económicas (EEE) del Banco Central publicada en octubre de 2018, se proyecta un crecimiento del PIB para el año 2019 de 3,7%, lo que es una disminución respecto a encuesta anterior (3,8%) y para 2020 la expectativa de crecimiento se ajusta a la baja, desde un 3,8 a 3,6%. ¿Qué es lo que pasa? La respuesta es simple: “Otra cosa es con guitarra”.
Este Gobierno ha sido incapaz de entregarle soluciones innovadoras, interesantes y oportunas a los miles de chilenos que esperaban una mejora en su nivel de vida personal mediante oportunidades laborales, quienes muchos de ellos le entregaron su voto, sabiendo que renunciaban a reivindicaciones sociales que rendirían frutos en el mediano y largo plazo. Esto se vio demostrado en la actitud y disposición que presentó el ejecutivo, por ejemplo, al encarar la discusión del salario mínimo, en donde terminan los trabajadores más precarizados sufriendo las consecuencias de una política económica mezquina, o en el pésimo manejo político y nulas respuestas económicas que se han ofrecido a los ciudadanos afectados por la emergencia ambiental en las comuna de Quintero y Puchuncavi, quienes producto de estos episodios críticos han visto mermado su actividad económica y por ende sus ingresos. ¿Dónde está el aporte del Gobierno para ayudarlos a recuperar/reactivar sus fuentes laborales? Esto sin considerar el sesgo ideológico del Gobierno, quien terminó culpando irresponsablemente a ENAP de la contaminación, generando así aún más incertidumbre entre sus habitantes.No se evidencian reformas económicas sustanciales en el corto o mediano plazo que puedan significar un mejor vivir para la comunidad.
En la misma línea, no se evidencian reformas económicas sustanciales en el corto o mediano plazo que puedan significar un mejor vivir para la comunidad. La política del chorreo continúa siendo la tónica de operación de la derecha convencional, no logrando modernizar interesantemente una nueva forma de mirar la economía. Lo preocupante es que este Gobierno no podrá ofrecerle mejores expectativas de vida a los trabajadores, sino que serán meros administradores de un sistema que avanza lentamente y que genera que los trabajadores más necesitados de este país se sigan viendo obligados a ganar poco, y paradójicamente, ahora con menos beneficios sociales.
El avance económico real debe ser mediante reformas sustanciales y que vayan al centro de lo que las familias necesitan. Esto quiere decir reformas educacionales que apunten a la calidad, medio ambientales buscando un desarrollo sostenible, económicas que alivianen el bolsillo de los gastos diarios, laboral en torno a más derechos y no más obligaciones por el mismo salario. Este Gobierno es preso de sus palabras y esclavo de sus nulas disposiciones de preocuparse por los más desposeídos. Este Gobierno está cayendo en su propia trampa y tarde o temprano deberá salir a disminuir las expectativas que tanta ilusión crearon en los trabajadores.
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