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Me niego a no votar

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Lo que pasó después ya es historia, así como historia será en diciembre lo que pase en octubre. Pero si cuento esto no es por nostalgia, tampoco para aleccionar a nadie, ni para hacer un llamado que se base en ningún imperativo moral. Votar no es hoy obligatorio y cada cual puede hacer en conciencia o sin ella lo que mejor le parezca. Pero yo al voto le tengo afecto. Me gusta, aunque esté de capa caída. Aunque su fuerza esté mermada. Así y todo le tengo fe, creo que de nosotros depende revitalizarlo, incorporarlo y no marginarlo a la lucha por un país más justo.

Frente a las crisis institucionales, no es de extrañar que aparezcan voces que llamen a no votar, a funar las elecciones, a anular. Evidentemente ello habla del descrédito de la institucionalidad, de la falta de credibilidad del sistema, diagnósticos archi conocidos y que no vengo aquí a rebatir. Pero a pesar de compartir algunos diagnósticos al respecto, de coincidir en la urgencia de transformaciones profundas al sistema político y económico, la funa de las elecciones, o el llamado a no votar, no me llama en absoluto. No se me junta el fin con el medio, no veo posibilidad alguna de que sea esa una estrategia efectiva para lograr una sociedad más justa e inclusiva.

Será quizás porque no soy joven, aunque sí me sienta. Tampoco vieja, aunque para algunos quizás ya. Para no entrar en especulaciones: nací en noviembre de 1974, en Santiago de Chile, un año y poco después del golpe de 1973. Sacando cuentas, tengo todavía 37 años. Mi madre a mi edad, con 5 críos paridos y bastante criados, largos años ya trabajados, muchas responsabilidades encima, y también muchos sueños por delante y por detrás, nunca había votado. Y no porque no hubiese querido, no porque se hubiese restado, sino simplemente porque, cual líneas paralelas, dictadura y voto no se juntan sino en el infinito. Y no era todavía tiempo de aquello, sino de censura, desapariciones, desmantelamiento del estado, toques de queda, estado de sitio, decretos ley, artículos transitorios, entre otras aberraciones que los tiranos gustan de cometer.

Crecí sintiendo que la vida de los adultos que debían cuidarnos estaba siempre en riesgo, que cualquier uniforme podía estar abrigando a un asesino, que había cosas que no se podían decir y nombres que no se podían mencionar. Y quizás le parezca una locura que le diga que pese a ello fui una niña bastante feliz. Y es que para bien o para mal nacimos en ese entorno, la risa y los juegos convivían con el miedo como parte del paisaje. Es que entre las fantasías de la niñez y los amores de la adolescencia, también saltábamos la cuerda, jugábamos a la pinta, olíamos los sueños de un país libre, la esperanza viva y el ingenio de los adultos, siempre funcionando para comunicarse y buscar caminos de salida.

Así como hoy muchos y muchas jóvenes que nacieron después del 90 aprenden sobre la dictadura a través del relato de profesores y parientes, mi generación reconstituía a ciegas la idea de democracia a través de retratos hablados, susurrados en voz baja. La palabra democracia hoy transformada casi en lugar común era entonces peligrosa: bajo sospecha caía quien la pronunciaba. Era, en el mejor de los casos, una vieja costumbre, sueño lejano, patrimonio arrebatado o doloroso anhelo.

Y llegó el día en que muchos de quienes hoy tenemos entre 30 y 40 vimos a nuestros padres, madres y demases adultos, debatiendo acerca de si se inscribían o no para el plebiscito del 88. En ese contexto, no eran pocos los que con razón, dudaban acerca de si con ello legitimarían el juego de la dictadura. No había garantía alguna, pero la alternativa seguía siendo la calle, la lucha armada o simplemente, el aguante silencioso. Una mayoría apostó por el voto, hizo de tripas corazón, se tragó las dudas y a veces el orgullo. Y la gente fue y se inscribió. Y después fue y votó. Que sí o que no. Con miedo, con ganas. Con dudas, con ilusión.

Rápidamente entonces el “Somos Millones”, serie de spots publicitarios de promoción de los “éxitos” de la dictadura, se tomó la TV (una especie de Chile Cumple, pero aún más turbio), transmitiendo con descaro imágenes de un país prestado, porque el nuestro no era, y evidentemente sin contrapeso alguno. Luego vinieron las campañas. Y era para no creerlo. Y la alegría ya viene, hoy puesta en duda como tarea pendiente, en ese momento nos hacía llorar de emoción. Y el dedo de Lagos, y el 5 de octubre y las votaciones. Y los apoderados de mesa, y los conteos paralelos, con lápiz y papel y sin internet ni celulares ni laptops. Y yo con 13 años, sin poder votar, pero confiando en que lo hicieran muchos, para que Pinochet se fuera y no hubiese más degollados. Para no tener más pesadillas. Para no escuchar más disparos de noche, y para que no me avisaran nunca más que mi papá estaba preso por cantar una canción y negarse a arrancar. Porque cantar nunca ha sido ni debe ser jamás un crimen. Aunque la canción hable de libertad. Ni siquiera si se desafina.

Trece años tenía yo ese 5 de octubre en que Alberto Cardemil –sí, el mismo- como funcionario de Pinochet leía cómputos incompletos. Manipulaba demorando la cosa por si el General decidía que el país no estaba preparado aún para decidir su camino. Fue como a las dos de la mañana que salió Stange a reconocer que había ganado el No. Y yo no lo podía creer.
Lo que pasó después ya es historia, así como historia será en diciembre lo que pase en octubre. Pero si cuento esto no es por nostalgia, tampoco para aleccionar a nadie, ni para hacer un llamado que se base en ningún imperativo moral. Votar no es hoy obligatorio y cada cual puede hacer en conciencia o sin ella lo que mejor le parezca. Pero yo al voto le tengo afecto. Me gusta, aunque esté de capa caída. Aunque su fuerza esté mermada. Así y todo le tengo fe, creo que de nosotros depende revitalizarlo, incorporarlo y no marginarlo a la lucha por un país más justo

Si me pregunta a mí, no creo que no votar sea una estrategia revolucionaria ni efectiva para cambiar las cosas. Así como tampoco pienso que votar sea validar un sistema que está evidentemente en crisis. Por el contrario, ejercer el derecho a voto permite que pongamos en cargos de representación popular a quienes estén dispuestos y dispuestas a jugárselas por esos cambios estructurales que le lloran a nuestra democracia. Fíjese que incluso creo entender a quienes han llamado a funar las elecciones, o han pensado hacerlo. Comparto muchas de sus críticas, de su cansancio, de su impotencia frente a los poderes fácticos que impiden que el poder efectivamente se reparta y circule. Pero quizás por mi historia, por los afectos vinculados, por las circunstancias de ayer y hoy o lo que sea, no creo que vetar el voto sea un paso adelante, sino uno al costado, que solo fortalece a los más fuertes.

Por eso es que le digo que no se quede en su casa por lata. Votar, ir hasta allá y hacer de las pocas cosas que nadie puede hacer por usted, puede resultar una experiencia grata. Le garantizo que no van a explotar fuegos artificiales, el mundo no va a cambiar en un instante, no va a salir de la cámara secreta con menos arrugas, pero de que algo pasa, pasa. Tampoco se reste porque piense que la elección está ganada o perdida, o porque su voto no hace la diferencia. Cada voto la hace. Y no es lo mismo perder por poco que por paliza. O ganar justeli, que conseguir un triunfo emblemático. Para todo ello su voto pesa.

Lo que es a mí no me pidan que no vote. No me pidan que no ejerza un derecho del que fui testigo lo que costó recuperar. ¿Que soy institucional? Por supuesto. Y digo más, aspiro a que las demandas de la calle lleguen a las instituciones, y las reformen y las hagan queribles y cercanas a la ciudadanía. Para que los derechos que demandamos sean ejercibles, para que no solo la eficiencia y la eficacia, sino también la creatividad y la pasión tengan un espacio estable en las estructuras del poder.

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Teresa Boj

09 de septiembre

Soy bastante mayor que tú, viví plenamente la UP, la dictadura y luché contra ella. Se ganó mediante el voto, decidí tempranamente inscribirme cuando todos decían que seria una farsa. Participé activamente en la campaña del NO y para mi la alegría llegó. Luego el arco iris se fue y en los últimos años se ha nublado nuestro cielo. Hoy los jóvenes tienen la decisión de no votar si lo desean, es equivalente a no tener esperanzas ni ánimo de cambiar el mundo. No lo entiendo y me duele, vivir en sociedad es cuidar esa sociedad y hasta ahora solo la democracia ha mostrado ser el mejor medio para gobernar. Será nuestra obligación que los menos no ejerzan el derecho ciudadano. Ser ciudadano es velar y cuidar al otro para juntos construir un mejor futuro.

hijo del salitre

09 de septiembre

a lxs jovenes no les falta esperanza, ni animo d cambiar el mundo, todo lo contrario. pero la democracia es una farza y ya cacharon q x ahi no se logra nada.

09 de septiembre

Muchas gracias Teresa por leer y comentar. Algo está despertando y me parece sano intercambiar visiones, tener conversaciones intergeneracionales es tremendamente necesario. Hay que promoverlas, instalarlas. Saludos!

Francisco Nájera

09 de septiembre

Maria Ines: me gustó la columna, pero la veo como un llamado emocional a votar más que un llamado a racional. Escribo pensando y sabiendo que con el voto voluntario van a votar solo los sectores acomodados (ABC1) y las personas que tengan intereses directos (empleados de municipalidades, ministerios y proveedores junto con sus familias).
Yo como tú no llamo a no votar, pero mi llamado es a votar con responsabilidad, el mero acto de votar es un acto nulo, es legitimar actores que se dedican a controlarlo todo (dinero, justicia, salud, educación).
El acto de voto contra la dictadura, fue un acto en que los poderes que asumieron por la fuerza perpetuaron su obra, todos quedaron contentos, todos dijeron que la libertad había llegado, que la democracia estaba instaurada, pero los mismos estaban ahí, salieron de la moneda y se instalaron en el congreso, el fantasma de la dictadura nunca se fue y se encuentra vagando por nuestra democracia, ese fantasma que cuando se apaga la luz hace que los más valientes se echen para atrás que las políticas avances con grupos de poder y no con el pueblo.
La acción del voto por votar no vale nada, la acción del voto por ser un agente placebo es lo que los políticos quieren, esos políticos que ahora tienen a sus hijos en el congreso, que se no se han dado cuenta que se quedaron debajo de un sistema que legitimaron con sus acciones.
Ojala los que voten tenga conciencia por quienes lo hacen y no voten por lo mejor para si mismos, por que el acto de votar debiera ser un acto de abstracción del yo. Un acto de conciencia colectiva pensando en lo mejor para todos.
Yo voy a votar, no para que salga alguien sino para que no salgan los mismos, no creo que cambie nada, pues los desconocidos muchas veces llegaron ahí vendiendo sus ideas, achicándose para lograr favores, y por sobre todo me voy a informar de los grupos en que participa la gente para no votar por los mismos de siempre que ahora ocultan sus banderas.
Espero no ver la basura que se acumula con las campañas, eso también es tema del mismo costal.

Saludos, que rico es pensar.

09 de septiembre

Muchas gracias Francisco por tu reflexión. Coincido, qué rico es pensar, más en patota.

En relación a las motivaciones que cada cual tiene para votar pienso que son efectivamente diversas no solo entre las personas, sino también dependiendo de la elección, las candidaturas en competencia, etc. El voto es una herramienta, un camino, una forma de expresión. A veces existirá una motivación más profunda, otras veces algunos lo harán quizás por cumplir. Pero la verdad es que pienso que mientras sea una acción libre e informada, es válida. Lo que sería grave es que al ser voluntario el voto se intente manipular, o se promueva la idea de «para qué, si un voto no cambia la tendencia general». Para mí hoy votar es similar a, por ejemplo, decidir reciclar: nadie te obliga, si lo haces solo no cambia drásticamente nada, pero es una acción que asume que vivimos con otros y otras, en un espacio común, y que sin duda, la unión hace la fuerza. Saludos!

miguel moya parra

09 de septiembre

Mira también tengo los mismos recuerdos que tu, pero al contrario tuyo fui apoderado de mesa por el NO y participe activamente en la campaña, pero como dice el comentarista de la franja en CNN CHILE me refiero a Bañados , la alegría llego para algunos al parecer no te das cuenta que son los mismos personajes de la dictadura los que se mantienen en el poder con una constitucion hecha a su medida , con las AFP , Universidades pagadas, créditos usureros , salarios miseros y un sinfín de situaciones que los políticos de la franja del NO dijeron que cambiarían para que fuera una sociedad mas justa y les creí .pero se acostumbraron a gozar del poder se convirtieron en empresarios , gerentes asesores de las grandes empresas muchas de las cuales fueron del estado y enajenadas a precios irrisorios y quienes se adueñaron de estas los mismos de siempre, el país a cambiado acosta del endeudamiento de los mas vulnerables los Gonzales , tapia ,moya ,gutierrez pero la gozan los de apellidos ingleses alemanes y compuestos . Por lo mismo te digo no votare mientras no existan candidatos que representen a la mayoría del pueblo y los intereses de la clase trabajadora

09 de septiembre

Entiendo tu punto, aunque no comparto la generalización. La democracia es tarea cotidiana, y para tener candidaturas que nos representen o motiven pienso que hay que estar activos, ejercer control social, conocer cómo funciona el sistema, para proponer cambios y sobre todo llevarlos adelante. Muchas gracias por leer, y más por comentar. saludos!

Zur

09 de septiembre

El gran problema, junto al binominal y la precarización de la educación pública, es la inexistente red de principios éticos que debiesen gobernar a un servidor público. A mi no me deja de producir irritación y vergüenza ajena que personajes como Camilo Escalona, Andrés Zaldívar, Hernán Larraín, Jovino Novoa (por dar un par de ejemplos) sigan perpetuando su sillón senatorial por enésima vez.

Por ética un político debiese abandonar un espacio tan reducido, como el senado, cuando ha pasado la barrera de los dos períodos. No es posible que todas las conductas humanas estén a la espera de una ley o norma que los regule para conducirse honestamente en la vida. Es una vergüenza que en un lugar que contiene a 38 personas con sueldos escandalosamente elevados, en un país que demanda cambios de personas e ideas se mantengan estos personeros más de dos décadas.

10 de septiembre

Estoy de acuerdo en que hay que limitar la reelección de los cargos, pero eso solo es posible si votamos por personas que estén dispuestas a hacerlo. Para eso no solo hace falta votar sino también ser activ@s en antes de hacerlo preguntar sobre los programas y medidas concretas, y lo más difícil luego hacer control social. HAy más herramientas de las que se conocen, pero efectivamente hay que hacer la pega de usarlas. POr si te animas mira esta web, red de organizaciones sociales que trabajan con la ley de acceso a la información y otras. Han logrado muchas cosas. E un comienzo. saludos! http://www.incide.cl

10 de septiembre

Qué utopías… «Democracia»… ¿Cuál?…

«Si los jóvenes no votan, no tienen esperanzas ni ánimo de cambiar el mundo» .. y si se expresan diciendo lo contrario, sacamos el puño, los apuntamos con el dedo, y no aceptamos su posición, calificando mal sus comentarios… Qué pobreza… ¿No existen para eso mejor las respuestas y los argumentos?… ¿O no han sido acaso los jóvenes los mayores actores sociales en estos últimos tiempos?… ¿Será que luchan porque no tienen esperanzas ni ánimo de cambiar las cosas?…

«El mero acto de votar es un acto nulo»… No veo por qué, ya que hacer una raya es hacer una raya y punto, no habiendo diferencia entre si se hace informado o por interés, porque es sólo una raya más, como lo hace un miembro de los acarreos de votantes…

«y para tener candidaturas que nos representen o motiven pienso que hay que estar activos, ejercer control social, conocer cómo funciona el sistema, para proponer cambios y sobre todo llevarlos adelante»… ¿Qué cosa es el control social?… ¿Se pudo ejercer «control social» cuando la ex Concertación regaló el cobre o se ha podido establecer hoy la verdad en torno a ello?… ¿No ha propuesto la ciudadanía suficientes cambios por los que ha luchado, sin que no haya habido mayor variabilidad en las constantes de la política, tales como el binominal o la ausencia de mecanismos reales de participación ciudadana?…

Ya lo decía Camila Vallejos hoy en la noche, en T.C., la ciudadanía requiere mecanismos de participación que los representen… Sin ellos sólo le queda a la gente el rayar votos y no creo que cambiando personajes las cosas vayan a cambiar, porque es necesario mejorar la institucionalidad política, para incluir una representación ciudadana directa en torno a los grandes temas, pero, obviamente cada quien lo puede ver como guste… Hay que respetar a todos, porque cualquier persona puede ir a rayar un voto, pero, si no quiere ir, tampoco me parece que sea necesario procurar convencerlos, porque tienen sus propias razones para no votar…

Para quienes «recuperaron la democracia», lo único que se hizo fue sacar la dictadura militar y cambiarla por la dictadura de los partidos, pero, no se cambio el sistema, e incluso empeoró en cierta medida, porque ahora, en vez de una persona que convencer de hacer tal o cual cosa, lo cual era obviamente difícil, si no acaso imposible, existe un sistema al que aún toda la ciudadanía no puede cambiar, ni convencer de nada a los parlamentarios por lo que lleguen a luchar, así es que si de vanagloriarse se trata esto, creo que en algo pueden tener razón, sin embargo, sean también algo humildes, escogiendo bien el tamaño de la piedra con la que debieran darse en el pecho, porque no todo se hizo color de rosa luego del prodigioso ejercicio del lápiz…

«Claro… Comprendo… Esto se trata de seguir mejorando las cosas» y .. «para eso debemos seguir rayando más votos», ¿cierto?, pero, ¿no han visto ya todos los votos que han sido rayados sin que la institucionalidad le proporcione al pueblo lo que desea?… Hay temas que son fundamentales para la ciudadanía y nadie les concede un trato preferencial, tal como los intereses que se pagan por un crédito, cosa que es una fuente constante de generación de pobreza !!, pero, este camello no tratado pasa por mosquito en una infinidad de veces, hasta el punto en que parte de la ciudadanía cree que la solución es rayar más votos, pero, en parte esta es la definición de la demencia, porque si conocemos el resultado de una acción y la repetimos una y otra vez y el resultado sigue siendo el mismo, sólo habría que estar locos para creer que el siguiente resultado será distinto, sin haber propuestas específicas que medien una diferencia, con el debido respeto de todos los locos, por su puesto, y de todos quienes no estén de acuerdo conmigo…

Francisco Nájera

10 de septiembre

R.A. creo que lo estas viendo a revés estas pensando que el voto esta desligitimisado, siendo que no es así, pues desde las juntas de vecinos y asambleas se vota para elegir a los representantes, a mano alzada, en urna o por divisiones, se vota y es la forma de representación de las personas y como expresas una opinión.

La política chilena es el problema, la perpetuidad de la dictadura y la oligarquía. Las utopías son importantes por que son utopías hasta que las alcanzamos, como los sueños como los cambios,

Si el mundo esta cuerdo yo prefiero ser un loco. Concuerdo contigo en la rabia pero no da lo mismo el acarreo, no da lo mismo el patrón de fundo, no da lo mismo el patriarca o la matriarca.

Todas las formas son validas, la calle como tu yo creo que es mejor.

10 de septiembre

Para mí está claro, Francisco, que hay una diferencia demasiado grande entre las votaciones de una junta de vecinos y las votaciones políticas para escoger alcaldes, diputados, senadores o al Presidente de la República. No creo que haya comparación entre una y otra cosa, porque en la junta de vecinos tú puedes proponer al candidato, o debatir con él para conocer su posición, sin embargo, para las demás elecciones no se da el mismo caso. Además, ¿te imaginas a algunos vecinos de una junta de vecinos hacer acarreo de votantes cuando van a realizar una elección?… Se da el acarreo de votantes. No sé si viste una noticia anoche que mostraba la indignación de los habitantes de una comuna que limita con Bolivia, porque están cansados de perder elecciones a manos de personas inescrupulosas que la Ley debiera juzgar, pero, que no lo hace… De hecho, quieren cerrar los caminos de acceso a la comuna y apedrear los vehículos que lleguen con votantes ese día… Hasta ese punto llega su indignación…

Por otro lado, yo no digo que el voto no sea legal o esté deslegitimizado, sino que apenas es una raya más y da lo mismo que la hagas frente al candidato que sea, si se trata de las elecciones parlamentarias o presidenciales, o también de consejales y eventualmente de alcaldes… Eso es lo que yo he vivido y concluído y no creo que tengas un argumento que me haga pensar distinto…

No dará lo mismo el acarreo, como dices, en una comuna pequeña, añado, pero, ¿qué tiene que ver el patrón de fundo en todo esto?… Si no le gusta a alguien dónde trabaja, o quién es su empleador, o tiene algo en su contra, que se cambie de trabajo o de empleador, o bien que lo demande, pero, no creo que sea conveniente una generalización respecto de los patrones de fundo…

Por último, yo no creo que la calle sea mejor. La calle es sólo la única opción que le deja al pueblo la mafia política y económica y aun así y todo, lo que consigue la ciudadanía en la calle es poco, pero, obviamente la clase política no está dispuesto a concedérselo, porque prefiere pagar el daño del lumpen en cada protesta, si acaso realmente lo paga… Lo que sí puedo concluir al respecto, es que no les interesa servir al pueblo y si acaso lo hace, el país no tiene la institucionalidad necesaria o legal para que prevalezca el sentido de justicia o representatividad que esperaría la población que prevaleciera…

Guillermo

10 de septiembre

María Inés,
lograste tocar varias sensibilidades con tu columna.
La descripción que haces claramente representa a cierto rango etario del País que, como bien dices, vivió una infancia bastante turbia por decirlo menos.

En Chile qué logró el voto, es simple, el retorno de la democracia. Pero el camino previo fue producto de las manifestaciones masivas que se desplegaron sobre todo desde el ´86 en adelante. Es por esto que ganó el NO, ya que las esperanzas de la alegría vendrían, esa era su opción. Además no tenían mucho que perder, ya que tampoco daban tanta credibilidad a esta votación, dado las circunstancias evidentes.

Sin embargo esa alegría parece no haber llegado a muchos, ya que cambió quién gobierna, más no la forma de gobernar, por tanto que es lo que evidenciamos como jóvenes, o más bien lo que no evidenciamos es la alternativa, la opción.

La Concertación gobernó durante los 4 gobiernos bajo la sombra de la derecha, la dictadura y de una constitución fascista. Actualmente evidencian una falta de autocrítica, además de una pobre trabajo como oposición. De acuerdo a esto ¿Debemos optar por el el mal menor?. Yo creo que no. Quizás dentro de las opciones está el votar por los candidatos independientes y jóvenes, el problema es que estos difícilmente triunfan de manera independiente, ya que el escenario político es claro y evidente en su función.

Frente a estas circunstancias donde existen dos coaliciones que discrepan sólo en la forma, la opción para muchos/as jóvenes es no votar, ya que no hace sentido validar un sistema que está en crisis.

Es así como el no votar es una opción legítima que deben comprender los adultos, opción que al igual que ustedes fue generada producto de lo que hemos percibido a nuestro alrededor durante estos los años de la Concertación.

Jorge

10 de septiembre

Asi es: Hay que ir a votar, y hoy políticamente hablando, el adversario al que hay que notificarle de quien manda, es a los alcaldes gobiernistas, una gran derrota electoral por parte de la ciudadanía opositora movilizada al oficialismo; ello impedirá que con la ayuda del duopolio de los medios, el gobierno saque cuentas alegres, sobre el presente, y sobre el futuro( presidencial).

10 de septiembre

Tienes razón, María Inés. El llamado a no votar no tiene la menor probabilidad de cambiar algo, porque nada obliga a los políticos a ser electos con un quórum mínimo. Para que el voto sirva, tiene que romper las grandes certezas existentes. Hay que llamar a votar por gente nueva y desconocida, aunque nos dé miedo. Hay que levantar y apoyar nuevas candidaturas. Y hay que entender de una vez que no sirve votar y después tomar palco, hay que exigir transparencia y vigilar las acciones de quienes fueron electos. El voto podrá ser insuficiente, pero también es necesario.

10 de septiembre

Totalmente de acuerdo, hay que votar, y no basta con votar. Saludos!

10 de septiembre

Hola María Inés, nunca había tenido oportunidad de leerte por acá. Un saludo grande desde La Serena.

En mi opinión, el voto nulo consciente es un desperdicio, porque no solo no elige, sino que da la oportunidad a los demás que elijan, tanto por ellos mismos como por el votante que anuló, a quien los gobernará o representará a todos. De suerte que es una renuncia expresa al derecho democrático de elegir y, por ende, también una tácita cesión de ese derecho a los otros.

La anulación consciente del voto también es una irresponsabilidad, porque la abstención de votar podría facilitar que no gane en los comicios el mejor o, en su caso, el menos malo, y que triunfe el menos idóneo o el peor. Por el contrario, el voto a favor de un candidato y no de otro no solo elige al primero, sino que impide que gane otro, posiblemente el peor.

Por cierto, el sistema electoral de doble vuelta llama a votar en la segunda ronda entre los dos candidatos más votados en la primera. De cualquier manera habrá un ganador, aunque invalidemos nuestro voto. Por tanto, el ejercicio del derecho de elegir es bastante más razonable. ¿No crees?

Creo sin duda, que tendremos que votar, alguien tiene que ser concejal/a, alcalde, diputado/a o presidente/a… yo votaré a conciencia, porque muchos como yo, decidiremos por los que no votan, e impediremos que nuevamente la derecha vuelva al poder.

Cordialmente,
@PipeHenriquezO

10 de septiembre

Tus palabras, Felipe, me hicieron recordar cuál es nuestra realidad en las votaciones de alcaldes y consejales, especialmente en éstos últimos… En la comuna donde vivo, hace algunos períodos que ha resultado electo un consejal por el que casi nadie vota y en cambio, no resultó electo alguien que practicamente obtuvo la mayoría de los votos… Ese es el resultado del binominal en las comunas y es claro que además de ser un flagelo y algo que atenta contra las preferencias y los derechos de quienes se toman el trabajo de votar, es también una realidad que volveremos a vivir una vez más y contra la que no podemos hacer nada… No digo que no votes o algo parecido, pero, según lo que creo, pienso que los ciudadanos debemos exigir algo de respeto y respetarnos también a nosotros mismos, pero, si votamos sin que esta condición cambie, estamos aceptando que se nos pase a llevar como a cualquier trapo sucio, con la perspectiva de que aún votando por quién sea de nuestra preferencia, el sistema escogerá a quién esté casi predestinado, en las elecciones señaladas, y así como están las cosas, esto lo más probable es que signifique más de lo mismo y en muchos casos el candidato que probablemente menos nos interese, pero, comprendo que no todos pensamos igual y que no tendría por qué intentar imponerte mi forma de pensar diciendo que «no hay que votar, o bien, hay que votar»… Para otro tipo de elecciones es obvio que el caso puede ser distinto, pero, generalizar, pensando en que si votamos será electo el mejor candidato, no creo que venga al caso…

10 de septiembre

Yo voto, desde el momento que tuve la mayoria de edad. Me inscribi y vote (creo que en una senatorial) y normalmente sigo concurriendo a mi centro de votacion, salvo el periodo en que estuve fuera del pais, en que no pude votar por motivos de sobras conocidos.

El problema sin embargo lo tuve poco antes de irme. Tocaba votar creo que era por alcalde. Y vote en blanco. ¿Hacer el esfuerzo de levantarme temprano, para estar antes de las 10 de la mañana y votar tranquila, y lo hice en blanco? Es que fue mi conciencia lo que me obligo a hacerlo. No puedo seguir votando por «el menos peor». Llega un momento en que el acto de votar por «el menos peor» se hace demasiado insoportable.

Se, perfectamente, cuanto costo el derecho al voto, cuanta gente murio por tenerlo y luego por recuperarlo, cuanto esfuerzo hay detras de ese derecho… pero este año volvere a levantarme temprano para votar en blanco. Porque lo de «ejercer el derecho a voto permite que pongamos en cargos de representación popular a quienes estén dispuestos y dispuestas a jugárselas por esos cambios estructurales que le lloran a nuestra democracia» depende de algo que no tenemos: gente que valga la pena. Hace un par de elecciones había alguien a quien se podía rescatar, pero en esta no tengo a ninguno.

No ir a votar puede ser irresponsable, porque mal que cueste, si uno es ciudadano tiene el deber de votar. Pero votar nulo o blanco en Chile tiene su valor porque le digo al politico: NO TE RESPALDO. El politico necesita mi voto, y yo se lo niego, porque no me representa. Y ahora no hay nadie que merezca esa rayita, y menos con el sistema binominal. Con el sistema binominal no importa cuanto votes, siempre ganaran los mas fuertes.

Asi que votare en blanco: no me gustas politico que vas de candidato, no me representas, no te respaldo.

10 de septiembre

Tal cual. Pero ese es el punto. Tú vas. Y votas. Y no eres indiferente, porque el blanco o el nulo no es indiferencia. Es a expresión del vacío, de esa falta de alguien. Ojalá más temprano que tarde la cosa se mueva. Se divisan nuevas caras. Veamos si además se asoman y levantan. Muchas gracias por comentar!

11 de septiembre

Maria Ines: si no votamos le decimos a los politicos que el voto no nos interesa, que pueden hacer lo que quieran, que nos hemos creido que solo somos un numero y una firma.

Mientras votemos, aunque sea en blanco, le decimos a los politicos: aun tengo un arma contra ti, aun puedo joderte porque tu quieres y necesitas que te elija, y yo no lo hare porque no me gustas, o te castigo quitandote del poder. No podemos permitir que los politicos miren en menos el derecho a voto, no podemos dejar que nos quiten esa arma.

Por eso voto. Aunque jope, que pereza me da!!! Y claro, me da miedo que me obliguen a ser vocal. Pero de votar, voto.

10 de septiembre

Como vieja probablemente de la edad de tu madre, estaba en mis últimos años de colegio para el Golpe. Como vieja, creo que la democracia es una fiesta a la que me costó demasiados años ser invitada, y me gusta la fiesta y participar. Pero tambien creo que es el momento de que los propios jovenes levanten un candidato solo de ellos, con apoyo pleno, para que via redes sociales, hagan estallar el cielo de nuevos contenidos y nos reencanten con la política y nos asombren de ideas fuerza para cambiar este podrido binominal que nos aletarga a tod@s.

10 de septiembre

Gracias por leer y escribir. De acuerdo. Y para eso incluso, pienso que el voto también sirve. No basta. Pero sirve. cariños!

10 de septiembre

Mane,

Tu reflexión no puede haber sido más indicada para el tiempo en el que estamos, sea por mañana o por el escenario de desconcierto que del 73 a la fecha es de repetirse año tras año.
Soy de esa generación en que vivi parte del proceso y reconstruí la historia a partir de los relatos íntimos familiares, algo de la educación, medios etc., y hoy a mis 25 años creo en que puedo ser parte de la historia de tiempos de cambios, de enriquecer el Estado, de levantar como bien dices a los representantes populares y dar un poco de cátedra de lo que todos-y no unos pocos- consideran como Democracia.

11 de septiembre

Gracias!! Trabajando a diario y juntos estoy segura que se pueden generar los cambios que necesitamos y queremos.

alan saldivia

10 de septiembre

Creo que no esta bn entendido el sentido de la funa, el punto no es si es malo o bueno votar, porque no hay por quien votar, diran igualdad, pero eso es un proyecto en ´pañales, la funa no es al voto, es los politicos y a su sistema electoral y el llamado es a anular, no a no votar, la idea es que el descontento se refleje en cifras y esas cifras deslegitimen a los que detentan el poder, imagina un alcalde con un 15% de votos y un 20% de nulos como ejerce ese wn. Eso saludos igual buena la columna, por ello hago la aclaración.

13 de septiembre

gracias Alan

16 de septiembre

Maria Inés, yo fui una de las que no voto en el plebiscito 88 y lo hice por la razón que mencionas en tu columna, ¡con ello se legitimaría la dictadura!, no veo con orgullo no haberme equivocado, por el contrario me hubiese encantado que mis amigos que tanto me criticaron en su momento, me hubiesen enrostrado lo equivocada que estaba. Recién en el 2000 me inscribi aún con la esperanza de quebrar y por lo menos de ver luces de una democracia de verdad, cada vez que he votado hasta ahora mi voto ha sido distinto en primera y segunda vuelta, en primera vuelta aún soñando de hacer fuerza para romper lo establecido y los acuerdos en la estructura política, y al final siempre han trinfado los acuerdos para repartirse el poder e incluso los que yo vote cada vez en primera vuelta, pasan a ser parte de ese juego, aunque en la torta le tocan migajas lo que sólo les ha permitido ser parte de los mismos. ……….pasan los años y el legado de la dictadura cada vez mas legitimado…………… vivo en Concepción, miro al mi alrededor y son los mismos!!!, que por años han sido parte del juego de los acuerdos a espalda de la ciudadanía, las famosos primarias que tanto hablan los de la «Concertación» decidieron no hacerlas porque estaba acordado el municipio debía ser de la DC……………..hoy no voy a votar!!!!!. y estoy segura que tendré menos amigos criticándome que en el año 88.

Paulo

26 de septiembre

Si el país no cuenta con materia gris, voluntad o libertad para iniciar cambios estructurales que reformen la sociedad hacia el bien común, ¿para qué vas a votar?. Ya que experimentaste la vivencia del plebiscito, ¿no has visto cómo se repiten los mismos personajes de pasado y el antepasado?. ¿Tú crees que esos individuos, con toda la carga del pasado, convicciones político-religiosas y tradiciones van iniciar algo «nuevo»?. Votar es validar.

Francisco Courbis

30 de septiembre

María Inés, me pareció muy interesante tu columna. Soy bastante más joven que tu (24 años) por lo que no me tocó vivir la dictadura ni todo el proceso que tu mencionas. Sin embargo, al igual que tu comparto plenamente el sentimiento de que el voto es algo importantísimo y que no podemos desperdiciar la oportunidad que se nos da con este derecho/deber.
Desconcertado miro a mis amigos y sus respuestas ante la pregunta si van a ir a votar o no. Muchos dicen que no, que simplemente les da «lata» y yo quedo atónito frente a esto. ¿Cómo es posible que te de «lata» ir a ejercer tu derecho de elegir quién te va a representar y gobernar por los próximos año? Más aún con todas las protestas y manifestaciones que hemos visto en el último tiempo.
Soy un convencido de que el derecho a voto es un privilegio que tenemos y que no podemos malgastar este gran recurso que tenemos, y que al final del día es la influencia más directa que podemos hacer sobre quienes gobiernan nuestro país.

Ramon

14 de octubre

No hay peor dictadura que aquella que nos hace creer que estamos en democracia.

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