La economía-mundo capitalista, caracterizada por la continua acumulación de capital y a cuya dinámica ha sido instrumentalizado el mercado, no es un fenómeno de la naturaleza, sino el resultado de una creación política que remonta sus orígenes a mediados del siglo XVI en Europa occidental, llegando a alcanzar en los tres siglos posteriores a todo el globo terráqueo. Sin embargo, este tipo de sistema económico está experimentando hoy una turbulencia caótica cuyo desenlace no podemos predecir.
La elaboración de una crítica a los falsos lugares comunes en que descansa el sistema capitalista y de las propuestas políticas que se deriven de ella, exige la adopción de un punto de vista metodológico que se aparta completamente de la ciencia social normal, caracterizada por la división de los principales enfoques disciplinarios -economía, ciencia política y sociología- que procuran comprender la sociedad moderna y el abandono de sus relaciones con la reflexión emprendida por la filosofía política con respecto al sentido de la vida en sociedad. Esta división y su omisión de la discusión sobre el fundamento y fines de la vida social han resultado en:Los problemas del capitalismo solamente podrían resolverse mediante una amplia y profunda discusión de tipo político, y la discusión técnica solamente asumiría un lugar secundario, ya que sólo se restringe a la elección de los medios más idóneos para el logro de fines políticos
- El oscurecimiento de las vinculaciones entre los sistemas políticos y económicos, y los ideales conforme a los cuales manifestamos nuestra concepción acerca de la sociedad justa y buena.
- La importancia del análisis de prolongados períodos para comprender la especificidad de cada coyuntura histórica.
- La “fe” en que los problemas distributivos pueden resolverse con enfoques tecnocráticos, no adecuadamente legitimados en los procesos de deliberación política democrática.
Aquí postulamos que los problemas del capitalismo solamente podrían resolverse mediante una amplia y profunda discusión de tipo político, y la discusión técnica solamente asumiría un lugar secundario, ya que sólo se restringe a la elección de los medios más idóneos para el logro de fines políticos.
Esta crítica está basada en un examen desarrollado por los cultores de la macrosociología histórica. Aunque existen diferencias entre ellos, una perspectiva deseable y realista compartida por todos es la disminución de las brechas de desigualdad globales obtenida mediante la negociación y no a través de medios violentos. Esta afirmación es una clara señal del tipo de sociedad que ellos consideran “justa y buena”.
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