La Historia nos advierte que crisis sociopolíticas como la que actualmente vive Chile son episodios excepcionales. Por eso, es importante identificar las condiciones que han desencadenado esta situación. Propongo aquí cinco condiciones para explicar el episodio en el que nos encontramos.
Comencemos por la Curva del Gran Gatsby. En ella, se muestra la relación directa entre el nivel de desigualdad económica de los países (eje horizontal) y su nivel de movilidad social entre padres e hijos (eje vertical). Chile pertenece al desafortunado grupo de países que se encuentran el cuadrante superior derecho, que combina alta desigualdad económica con alta herencia (inmovilidad) social entre padres e hijos. Esta primera condición, la alta desigualdad económica, implica que los chilenos tienen menos posibilidades de acceder a recursos, ya que estos están concentrados en un grupo muy pequeño.
La segunda condición, una alta herencia social entre padres-hijos, ha sido considerada fundamental por algunos teóricos, especialmente por funcionalistas y neoclásicos. Estos consideraban que las personas podrían tolerar altos niveles de desigualdad social si creían que tenían posibilidades de ascender sociablemente en el futuro. La conciencia de esta inmovilidad social refuerza el sentimiento de desigualdad.Se ha desbordado el clivaje tradicional derecha/izquierda y ha sido superado por la oposición élite/pueblo, o por su versión nacional “abusadores/abusados”
La tercera condición es el bajo crecimiento económico, ya que Chile ha transitado hacia un régimen de menor crecimiento. No es casualidad que crisis como la actual aparezcan precedidas de crisis económicas. Si mi posición en la estructura social es desfavorable, tendré acceso una proporción muy pequeña de los recursos nacionales (condición 1) y si además tengo bajas expectativas de mejorar esta proporción en futuro (condición 2), sólo me queda esperar a que crezca el conjunto de la economía, para que mi parte de la torta sea un poco mayor. Esta esperanza en el crecimiento económico como forma de compensar la baja participación en los recursos, explica la paradoja de que la mayoría de los chilenos decidiese votar por Piñera, atraídos por su promesa de alto crecimiento económico, cuando las encuestas mostraban niveles muy altos y crecientes de rechazo al modelo neoliberal. La frustración de esta expectativa en una población que expresa un rechazo severo hacia el neoliberalismo, constituye la tercera condición de esta crisis.
La cuarta condición también está determinada por la coyuntura política, concretamente con el hecho de encontrarnos bajo un gobierno de derechas. Debido al trauma histórico del golpe de Estado y de la posterior dictadura militar, una parte importante de los chilenos asocia “derecha-empresarios-dictadura-abusos”, lo que incentiva la protesta social ante estos gobiernos.
Finalmente, la última condición necesaria para provocar esta crisis ha estado relacionada con su agencia. La generación de adolescentes que comenzó en 2006 la Revolución Pingüina, ahora son jóvenes en edad laboral, con dos diferencias importantes con otras generaciones: i) No tienen miedo a la represión; y ii) durante su activismo político en las movilizaciones estudiantiles, aprendieron otra forma de hacer política, la del activismo directo, que resulta (no sólo en Chile) mucho más rápida y eficaz que la electoral para conseguir demandas. Por su formación política, esta generación supone la vanguardia de la actual rebeldía política.
Por la anterior alineación de los astros, hoy nos encontramos en un momento populista, como los define Chantal Mouffe (siguiendo a Laclau), en el que, temporalmente, se ha desbordado el clivaje tradicional derecha/izquierda y ha sido superado por la oposición élite/pueblo, o por su versión nacional “abusadores/abusados”. Esto supone una alianza transversal y temporal entre clases subordinadas que se configuran en un sujeto político popular predispuesto a ser movilizado. El éxito en la transformación política en el medio plazo dependerá de la capacidad que tenga este sujeto popular de institucionalizarse, ya que desde la calle se presiona y se propone, pero no se gobierna.
En Suramérica tenemos casos exitosos de institucionalización de sujetos populares en Ecuador o Bolivia, donde se logró aprovechar con éxito un momento populista para instalar una institucionalidad política transformadora, que perduró lo suficiente como para rediseñar el reparto de los recursos entre grupos privilegiados y desfavorecidos.
No podemos desconocer los riegos de este proceso, la desactivación temporal del clivaje derecha/izquierda supone que no está predefinida la ideología de los liderazgos que conectarán con el sujeto popular, las victorias de Trump y Bolsonaro dan cuenta de esto.
La actual crisis sociopolítica nos ofrece una oportunidad excepcional de superar el modelo neoliberal, pero estaríamos muy equivocados si creyésemos que esta ventana histórica durará mucho tiempo, por lo que debemos entender el carácter de urgencia de la situación.
Comentarios
01 de noviembre
Su artículo ayuda a comprender con algo más de profundidad el conflicto social, tradicionalmente se cree, y así lo creen los que se alinean con las izquierdas y derechas, que allí termina el asunto, pero el fenómeno siempre se visualiza más complejo. Por otra parte, la inmovilidad social se puede atacar, no es una fatalidad, dependera del diseño de políticas más agresivas. Respecto al término neoliberalismo, que originalmente era una conceptualización para explicar temáticas disciplinares de la economía, se transforma en el seno de las ciencias sociales, y a partir del rechazo ideológico a las políticas económicas de los chicago boys en Chile, y luego al mundo, en un monstruo, un satanás inventado que impide alcanzar análisis más certeros y con ello mejorar la acción estatal de las situaciones sociales-económicas-ambientales y territoriales, lo cual es una desgracia.
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04 de noviembre
Javier, gracias por tu comentario. Efectivamente, quise escribir este texto para señalar que el nivel de desigualdad social que existe en Chile, es una condición necesaria, pero nunca suficiente, para explicar la actual rebeldía ciudadana. En la historia de Chile, por desgracia, siembre ha habido niveles muy alto de desigualdad económica, pero las protestas socio-políticas se han dado en momentos particulares. Hablar sólo de «neoliberalismo» no explica mucho.