Con más de un millón de personas que protestan por un cambio profundo a nuestra sociedad, se corona la marcha del 25 de octubre como la más grande de la historia de nuestro país. Dicho evento será recordado por el clamor de una ciudadanía agotada por el abuso del modelo que este gobierno y otros han legitimado, con la caída de las principales instituciones, quienes demandan un cambio profundo del Estado, en que la igualdad, la solidaridad, la inclusión, la comunidad y la participación vinculante de todos los ciudadanos sea el eje principal de una nueva constitución que estructure un estado social de bienestar.
Hoy explota un pasivo pueblo chileno reclamando sus demandas históricas y tomando conciencia de la vergonzosa desigualdad en que la elite político-tecnócrata la sumergió en los últimos 30 años, los datos siempre estuvieron ahí, PNUD, Fundación SOL, Cepal, Universidades, entre otros, hoy todos los están socializando, incluido los matinales,En los últimos años no hemos hecho pedagogía política, la población desconoce la importancia de cambiar la Constitución, ahí es donde están las bases de toda la desigualdad antes mencionada
Indudablemente parece un récord mundial que el 1% de la población más rica se adjudique el 33% del PIB (que hoy alcanza a US$ 300.000 millones de dólares el PIB) es vergonzoso, si incluso en EEUU se adjudican el 20%, en Canadá el 14%, Alemania el 12%, Japón el 10% y Suecia el 9% , por lo tanto, si el tema no se trata en profundidad para remediar esta situación, todo seguirá igual, la malas pensiones, la mala salud, el pésimo transporte, la educación clasista, los remedios caros, (otro récord mundial) todo se explica por la mala distribución del ingreso y un modelo económico de vida neoliberal llevado al extremo en Chile.
Wendy Brown (El pueblo sin atributos: la secreta revolución del neoliberalismo; Malpaso.2015), se pregunta: “¿quién no es hoy un neoliberal?”. Una racionalidad gobernante como el neoliberalismo organiza y construye mucha conducta y muchos valores sin parecerlo. Produce “principios de realidad” por lo que vivimos sin pensar en ellos. Por lo tanto, casi todo el mundo en lugares de trabajo, presentaciones en medios sociales, instituciones educativas, organizaciones sin fines de lucro, las artes, y más, están gobernado por normas neoliberales.
Es muy difícil escapar de la racionalidad neoliberal, incluso para aquellos que se imaginan que son radicalmente críticos de ella. La manera más común de entender el neoliberalismo es como un ensamble de políticas económicas que coinciden en su principio original de afirmar libres mercados. Éstos incluyen la desregulación de las industrias y de los flujos de capital; la reducción radical de las provisiones del Estado de bienestar y de sus protecciones para quienes son vulnerables; la privatización y subcontratación de bienes públicos, que van desde la educación, los parques, los servicios postales, las carreteras y la previsión social hasta las cárceles y los ejércitos; el reemplazo de esquemas hacendarios y de arancel progresivos por regresivos; el fin de la redistribución de la riqueza como una política económica o sociopolítica; la conversión de cada necesidad o deseo humano en una empresa rentable, desde la preparación para ser admitido en universidades hasta los trasplantes de órganos, desde las adopciones de bebés hasta los derechos de contaminación, desde evitar colas hasta asegurar un espacio cómodo en un avión, y, más recientemente, la financiarización de todo y el creciente dominio del capital financiero sobre el capital productivo en la dinámica de la economía y la vida cotidiana”
La confusión que vive el gobierno, el parlamento, los partidos políticos y empresarios, los denominados poderes fácticos, es total, bajar la dieta parlamentaria, es un símbolo, bien, pero no soluciona los problemas de desigualdad. Bajar el precio del metro, de la luz, es un gran triunfo de la ciudadanía solo que los temas más sensibles no se están tocando; más aún, escuchar tanto debate en la TV, radio y prensa escrita, cuando se pregunta por terminar con las AFPs, modificar las Isapres, aumentar los impuestos a las grandes empresas y fortunas del país, la misma elite política de siempre, empiezan a dudar y argumentan “que no se puede”, “que el crecimiento es muy importante”, “que se irán las grandes empresas del país”, etc. explican lo inexplicable.
Con todo esto ni hablar de la demanda casi universal de una nueva Constitución, generada en Asamblea Nacional Constituyente, en este punto muchos argumentan que no es necesario, es más importante -dicen- subir algunas pensiones solidarias, revisar algunos reglamentos, declarar intenciones y pedir perdón (cuantos van ya). En los últimos años no hemos hecho pedagogía política, la población desconoce la importancia de cambiar la Constitución, ahí es donde están las bases de toda la desigualdad antes mencionada, si no pasamos ahora de un estado subsidiario a uno de bienestar social, no será nunca.
Es importante destacar, ya se inició el proceso de Cabildos democráticos en barrios de distintas ciudades del país, la sociedad está entusiasmada y quiere ser parte de este proceso, pero también está preocupada, y entre todos nos preguntamos cual es la “solucionática”, y frente a la carencia de líderes. ¿Quién propone una salida a esta crisis histórica que vive el país? La solución es política, lo que más se escucha es realizar un plebiscito vinculante, lo que implica reforma a la actual Constitución, (Capitulo XV, art 127,128 y 129) para que el pueblo de Chile se pronuncie y dirima democráticamente los próximos pasos a seguir, en que todos acataremos legal y políticamente lo que en este plebiscito se acuerde. En dos días se puede reformar la Constitución para permitir un referéndum.
Algunos puntos para consultar: nueva constitución con Asamblea Nacional Constituyente, nuevo sistema de protección social, termino a las AFP, ISAPRES, mejoras a la salud, educación pública de calidad, IVA diferenciado más bajos para productos de primera necesidad, sueldo mínimo de $500.000 gradualmente en dos años, democratizar las FF.AA. y policías, aumentar impuestos a las grandes empresas y al 5% del quintil más rico.
Pienso que un plebiscito vinculante y organizado a la brevedad que se acuerde en el parlamento puede ayudar a ver la luz en este túnel oscuro en que cayó la clase política y elite empresarial durante los últimos 30 años.
Comentarios
29 de octubre
Me rebotan vacías tus palabras, profe Carlos… O bien, me hacen todo el sentido, pero, … si es así, ¿tienes oídos para oír?…
Llevo más de una década (medida de tiempo que da cuenta de constancia y así, medida de importancia y urgencia…), promoviendo ideas que serían soluciones a la problemática del sistema que tuvieron PRONÓSTICOS desastrosos antes que sucedieran, producto de un análisis en el que coincidían muchas personas siendo testigos de la desigualdad y de la falta de compromiso de la nuestra clase política «nostra, la cosa»; mafia coludida, autóctona criolla, corrupta, vendida al servicio de los intereses ajenos a los deseos del pueblo, pero, ¿quién escuchó?
¿Y quién lo hace ahora?
La gente cree que la política es una forma de hacer leyes facturando actividad en el Parlamento, pero, ¿por qué no es una forma de organizar al pueblo, o a todos –para no excluir a nadie– con la que los frutos que ha de «debiera dar» la dulce patria, sean de todos y no solo de un puñado de jetones dedicados a amasar fortunas y no sonrisas ni tampoco corazones, ni tampoco frutos para vida eterna?…
Todos se equivocaron en algo… En el pronóstico «de lo que habría de ser» y así no tuvieron en cuenta cómo puede ser incendiada la carnicería por un meteorito que cae inconsciente mientras la pelotera de gatos se pelea la carnicería !
Qué pobreza nuestra clase política !
Preocupados de ellos. No sabiendo que el pueblo cuida de sus cuidadores y que la patria jfjhsj
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30 de octubre
Estimado profesor, su diagnóstico social Ud. lo puede hacer en cualquier sociedad y se va a encontrar más o menos con los mismos problemas, el ciudadano contemporáneo que siente que tiene derechos, al menos en el mundo occidental, no resiste las estructuras de los sistemas, por ello cayó la cortina de hierro y los llamados socialismos reales, además tenemos cambios de izquierdas a derechas y viceversa en las democracias. Por lo que se ve, en el caso de nuestro país, cada sector intenta ahora clavar su agenda como la solución, la suya, es muy similar, o igual a la de un conocido sector político. En el caso de una constituyente, me imagino que sabrá en su calidad de profesor, que existe la manipulación, y ella opera muy bien cuando las sociedades no han alcanzado siquiera el primer peldaño de la participación real, por lo tanto, esa es una estupenda vía para imponer a las masas los deseos de unos pocos, puede que le resulte la apuesta para su sector, pero si los otros son más hábiles, puede que le resulte a ellos, eso señor, es jugar con los destinos de muchas personas, le propongo que esperemos las próximas elecciones, Ud. como demócrata se la juega por su sector, veamos que pasa, y le dejamos la tarea a una democracia renovada.
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