Los Antecedentes y organización social de Chile. El Estado imperial español se basó en la imposición de dos ideas abstractas de unificación: el origen divino del poder centralista del monarca y la «unidad monopólica» del mercado intercontinental creado por mercaderes y conquistadores.
Para organizar la producción, la vida local y el comercio se reunían en asambleas vecinales (cabildo abierto), razón por la que se fue consolidando una bicentenaria tradición de autogobierno.
Dominado por la mente política y cristiana del Rey, el Estado imperial desplegó una notable política colonial de tipo social que se caracterizó, en general, por la protección dispensada a los colonos mineros, estancieros y productores en general, a la masa laboral indígena y a la masa de mendigos, viudas y desamparados. (Historia Contemporánea de Chile, Estado Legitimidad, Ciudadanía, Gabriel Salazar. Julio Pinto. 1999).
Al respecto, desde fines del siglo XVI el «pueblo» chileno había vivido organizado en comunidades locales. Durante dos siglos y medio los vecinos vivieron preocupados de producir lo necesario para subsistir y cuando se podía, exportar al Virreinato del Perú.
Para organizar la producción, la vida local y el comercio, se reunían en asambleas vecinales (cabildo abierto), razón por la que se fue consolidando una bicentenaria tradición de autogobierno.
Desarrollaron, en suma, una cultura social productivista y liberal democrática, que indudablemente se enfrentó después de la Independencia con la cultura mercantilista y centralista del único pueblo que no desarrolló esta cultura social productivista: Santiago. Porque Santiago era desde el punto de vista productivo, relativamente más pobre que los pueblos agro mineros del norte y los agro ganaderos del sur, razón por la que desarrolló afanes hegemónicos, tomando el control centralista del comercio exterior de todo el país. (En el nombre del Poder Popular Constituyente. Chile Siglo XXI. Gabriel Salazar. 2011.LOM Ediciones).
Veremos más adelante cómo esta cultura mercantilista de ciertos grupos determinaría el desarrollo de hechos histórico-económicos, no suficientemente explicitados por los historiadores tradicionales. Las citas anteriores nos muestran una realidad de participación civil en pueblos con una tradición bicentenaria, antes de la Independencia. Participación que se expresaba en los llamados cabildos abiertos.
Es poco conocido el hecho de que desde fines del siglo XVI, el pueblo chileno (definido entonces como el «conjunto de vecinos con casa poblada»), había vivido organizado en comunidades locales muy distantes unas de otras (ciudades, villorrios, aldeas, lugares) y para organizar su producción, la vida local y el comercio lejano y cercano, se reunían en asambleas vecinales (cabildo abierto). En ese contexto, el cabildo fue el órgano directo, local de la soberanía popular.
La organización colectiva del proceso productivo congregaba tanto a chacareros como a estancieros y hacendados, a peones y artesanos, a mineros e incluso a curas alguaciles, profesores, escribanos y milicianos. La asamblea comunal los reunía a todos, supieran leer y escribir o no, fueran hombres o mujeres, viejos o jóvenes, propietarios o asalariados. Los casi 50 pueblos que existían en Chile a comienzos del siglo XIX desarrollaron así lo que algunos llaman una cultura social-productivista y liberal democrática.
Santiago construyó afanes hegemónicos tomando el control centralista del comercio exterior de todo el país a través de una serie de decisiones, formándose no un empresariado «productivista”, sino una elite esencialmente “mercantilista”, lo que condujo a la formación en rigor de lo que se ha denominado patriciado mercantil con un sentido centralista del poder.
Por otro lado, no obstante que durante los siglos coloniales los pueblos de provincia, como Coquimbo y Concepción, aceptaron la supremacía centralista de Santiago por cuanto formaban parte del «Reino de Chile», que a su vez era una provincia orgánica del Imperio encabezado por el Rey de España, esta supremacía se empieza a cuestionar al producirse la ruptura independentista que planteó a poco andar la necesidad histórica de construir un Estado nacional sin ligazón con el Imperio.
Inicio del conflicto entre el social-productivismo y el mercantilismo
Los acontecimientos ocurridos en Europa y que determinan el proceso independentista en América, determinan a su vez el propósito de construir un Estado Nacional una vez terminadas las luchas armadas con el Imperio, y es el enfrentamiento entre dos posiciones respecto al futuro de Chile que poco se ha estudiado y analizado.
Los distintos historiadores, cada uno de ellos con visiones influidas por sus posiciones sociales y económicas, nos describen la mayor parte de las veces una historia o una memoria política de la nación saturada de estatuas y héroes. En ningún rincón de ella aparece el pueblo y/o la masa ciudadana como el principal actor de su destino.
Comentarios
03 de septiembre
Que interesante, antes de nuestra independencia ya teniamos historia, ya existiamos como nacion, la independencia es solo es un paso pero no es el surgimiento de nuestro pais. Al parecer se ha tendido a demonizar esta parte «española» de nuestra historia, luego de la independencia comienza la denostacion de esta herencia española, por tanto latina, y comienza a decirse que el chileno «es un flojo latino», es un «vividor» (tambien latino) y por tanto un «vivo» (tambien latino). Quien comienza esta denostacion? Por supuesto los ingleses, alemanes, franceses que vivian en el pais, recordemos que Inglaterra era enemiga acerrima de España. Hasta el dia de hoy se habla de los defectos «latinos» del chileno, hasta la saciedad, la majaderia, «descendemos de españoles, que son unos flojos, unos borrachos, no como los pueblos del norte», etc etc. Esto que suena tan ridiculo no lo digo yo, se dice todos los dias, y pasa inadvertido porque no tenemos idea de cual es nuestra historia, que comienza antes de la independencia. Y es cierto, ese espiritu progresista se percibe mas en ciudades de regiones que en Santiago. Saludos.
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03 de septiembre
Gracias por vuestro comentario Tienes toda la razón. Saludos