Como todos sabemos, actualmente estamos en presencia de una “crisis institucional”, producto de la cual los partidos políticos (de la UDI al PC) han firmado una declaración conjunta respecto a los escándalos de probidad y transparencia que han monopolizado la agenda pública de estos últimos meses. En dicho pacto se destaca un concepto fundamental resumido como “la salida institucional”, señalando expresamente que: “Esta es la hora de las instituciones. Es nuestra convicción de que Chile cuenta con recursos institucionales para hacer frente a la grave situación que compromete la credibilidad de las autoridades, públicas y privadas.”
Sin embargo, ¿Qué es la institución? ¿Qué son las instituciones? Una rápida mirada a la etimología de la palabra habla de lo constituido, lo establecido, y en base a ello, se puede definir dicho concepto entre otros, como los organismos que desempeñan un interés público, o como las mismas organizaciones fundamentales del Estado. En ese sentido, la llamada a la salida institucional apela a la necesidad de que sean los organismos del Estado, de que sean los valores y principios fundamentales que sostienen a nuestro país, los llamados a solucionar la crisis institucional que actualmente tenemos.La “salida institucional” es un concepto vacío si es que la ciudadanía no forma parte de dicha salida, y es por ello que la Asamblea Constituyente no es una salida desquiciada, sino una salida óptima al problema de nuestra nación.
Sin embargo esa salida implica una situación no tomada en consideración en esta discusión, pero dicha claramente por los partidos que firman el pacto: “Asumimos la indignación que existe en la ciudadanía…. Asumimos nuestra propia responsabilidad en estos hechos, y el compromiso de superar esta situación… en la perspectiva de construir una nueva institucionalidad en materia de probidad y transparencia.” El trabajo de conducir la salida institucional es de los partidos y no de la ciudadanía, ya que los partidos son los únicos que “institucionalmente” pueden modificar la institucionalidad y por lo mismo, los únicos que pueden decidir si es que las instituciones deben funcionar con naturalidad o deben ser reparadas, aceitadas, modificadas en pos de nuestro bien.
Y es ahí donde el concepto de “salida institucional” se transforma en un concepto vacío, ya que el llamado a “dejar que las instituciones funcionen” implica un llamado a que la ciudadanía no se entrometa en los asuntos del Estado, dejando dichos asuntos en manos de los entendidos, de la élite, de los chefs calificados para estar en la cocina del Estado, aun cuando todos somos parte de él. Dicha perspectiva profundiza la ceguera de las autoridades ya que no les permite ver que el problema para la ciudadanía no son principalmente las “instituciones”, sino quienes conforman y dirigen las instituciones, ya que la forma en la que se ha configurado nuestra sociedad (porque efectivamente ha sido una práctica institucional), repite un ideario fundacional, el ideario Portaliano en donde era necesario: “Un Gobierno fuerte, centralizador, cuyos hombres sean verdaderos modelos de virtud y patriotismo, y así enderezar a los ciudadanos por el camino del orden y de las virtudes” (un ideario falso finalmente, ya que ni existe algo así como autoridades que sean modelos de virtud y patriotismo, ni tampoco ciudadanos ignorantes e incapaces de guiarse a sí mismos). No es sólo una crisis de confianza o del régimen de Pinochet, sino que es el despertar de la ciudadanía la cual se percata que es tiempo de terminar con la institución de la democracia protegida y delegada, que es el tiempo de tomar las riendas de la conducción de la nación.
En definitiva, la “salida institucional” es un concepto vacío si es que la ciudadanía no forma parte de dicha salida, y es por ello que la Asamblea Constituyente no es una salida desquiciada, sino una salida óptima al problema de nuestra nación. Nuestro país no necesita más militares, o más caudillos, necesita más instituciones, pero no instituciones creadas, dirigidas, y modificadas por algunos, sino que creadas, dirigidas y modificadas por todos.
Comentarios
14 de abril
Disculpe señor pero todo indica que la Asamblea Constituyente es una simple burla a la ciudadania. ¿Acaso tiene una constitución mejor que la actual? ¿si es asi porque no la publica para que podamos leerla? El gobierno militar hizo y publicó una constitución para que sea aprobada por la mayoria despues de leerla. ¿y usted que propone a cambio? que la gente apruebe una asamblea para asi dar por aprobada una constitución sin que la gente la lea. ¿o que otro proposito tiene eso ? Si tiene una constitución publiquela señor, no intente burlarse porque la gente se da cuenta.
Saludos.
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14 de abril
Don José Luis:
Afortunadamente no tengo una Constitución hecha. La Asamblea Constituyente no es una «Constitución específica» sino un «proceso» a través del cual se genera una Constitución, proceso que idealmente busca la participación de todos los ciudadanos más allá del voto, más allá de decidir si es que me gusta o no tal o cual Constitución que se le ocurrió a alguien. En ese sentido, si el proceso provoca que se construya una Constitución igual a la que tenemos, yo me daré por conforme ya que fue la ciudadanía y no un grupo entre cuatro paredes quienes definieron la institucionalidad.
Y es por eso que tanta gente le teme a la Asamblea Constituyente (especialmente los grupos de poder). No pueden tolerar la mera idea de que sea la sociedad la que establezca sus propias reglas y prefieren que sea un grupo de «expertos», los partidos, quienes la construyan.
Saludos
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16 de abril
No estoy cercano a los grupos de poder pero claramente me parece muy turbio el asunto.
Quienes aprobarían una asamblea? Los descontentos con la constitución actual?
Ejemplo: A usted no le gusta la constitución actual porque no dice que las FFAA no pueden intervenir jamás, por eso quiere la asamblea, y a mi tampoco me gusta la constitución porque tampoco especifica que las FFAA sean garantes de toda la institucionalidad. Por lo tanto voy también por la asamblea, osea la constitución o reglamentacion que nadie todavia conoce o como se llame lo que usted propone tendrá como el 99% de aprobación ciudadana ¡¡por fin ganamos todos, eso es democracia participativa!!. Como no se nos ocurrió antes, era cosa de aprobar una constitución que nadie conosca y solucionamos todo. ¿ no es absurdo ?
El único propósito de algo tan absurdo es dejar que la asamblea lo resuelva y no nosotros, o sea la AC solo sirve para dar por aprobada una constitución sin que la ciudadanía la lea siquiera y eso a usted le parecerá correcto pero a mi me parece una burla a los ciudadanos, sobre todo que parte con el argumento de la «falta de legitimidad por participación ciudadana» de laconstitución del 80.
Saludos
15 de abril
Es tarde para la derecha duopólica: no basta con formar comisiones “pro transparencia” ni legislar sobre el financiamiento de los partidos; tampoco es suficiente establecer un piso al aporte personal, eliminar el financiamiento privado de las campañas, regular la reelección de los parlamentarios o fortalecer el Servel. No es realista hacerlo porque estas “reformas” (incluso el acuerdo firmado hace unos días por la casta política- empresarial para así tratar de superar la crisis de credibilidad que los afecta) son manotazos de ahogado.
Queremos que no interfieran más en las acciones de la justicia, que haya participación real de los trabajadores en las decisiones que definen nuestras vidas; nos urge mayor dignidad, que se termine con la soberbia y con el vinculo estructural que existe entre la política y el dinero, es decir, entre los dirigentes de la “Nueva Mayoría”, de los pretendidos “progresistas”, de RN y de la UDI con las grandes empresas. Que se vayan todos porque los que no creen en la democracia, los que no tiene el apoyo ciudadano, no pueden seguir gobernando.
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16 de abril
Oh, oh, ooooh. No esté tan seguro de lo que dice, contertulio, mire que sí existen las salidas a-institucionales. Y estos politiqueros las barruntan, y reflauta que les da miedo el peligro de su materialización. Yo, usted u otro de nosotros, quizá varios a la vez, por estos mismos medios, por facebook, por correo electrónico, por el pajarito ese, etc. perfectamente podemos volvernos lo que se conoce como líderes naturales o del momento, y comenzar a llamar a la población para que salga a la calle y se manifieste exigiendo la renuncia de Bachelet y de toda la tropa de zánganos del congreso. Y de veras que podemos hacerlo. Una, y otra y otra vez. Y el ánimo se va caldeando, y aparecen las barricadas, las pedradas, las vitrinas rotas y finalmente uno, dos o tres muertos. Y listo, se jode la Bachelet y acaba renunciando, o los parlamentarios, o todos los ministros, o una combinación de ellos. En fin, esa es una salida no institucional. Y el fruto de todo eso es que deben aparecer de algún lado nuevos políticos, nuevos rostros y nuevos partidos, y mientras más se demoran en aparecer y validarse esos nuevos rostros, más tiempo dura la crisis.
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