Los tiempos que vivimos en nuestro país me recuerdan lecturas de Hannah Arendt, en su texto póstumo ¿Qué es la política? ya que la mayoría de los actores políticos vigentes, puestos en la escena o el gran teatro de la sociedad, y en ese espectro, entran: gobierno, oposición, fácticos, intelectuales, redes sociales, empresarios, primeras y últimas líneas, anarquistas, ex de cualquier partido tradicional, díscolos más o menos, los que quieren quemar todo, los salvadores del modelo y la constitución de Pinochet, los “no voto pero me organizo”, en fin, la lista es larga, han olvidado la esencia de la política, “trata del estar juntos y los unos con los otros, los diversos”.
Los diversos -repito-, si observan en todos sus relatos los citados anteriormente, unos más que otros, parecen no entender este principio tan fundamental que pretenden dialogar solo entre semejantes, donde todos piensen igual, porque cuando comunican sus ideas al país, pareciera que hablan a un espejo, esa es la lectura que hacemos muchos. Algunos pincelazos; el problema de la Araucanía es el terrorismo, los profesores no quieren trabajar, todos los detenidos post 18O son presos políticos, el Estado ha ayudado significativamente en la pandemia, en los últimos 30 años todo se hizo mal, todos los políticos son corruptos, invito al dialogo, pero dejo hablando sola a la representante del segundo poder del Estado.El debate ciudadano es primordial para entendernos y es el lugar en que habita la política, es en el mundo de lo público donde se manifiesta la libertad.
La pluralidad humana es de nuestra esencia, el pensamiento, las ideas, las soluciones siempre son diversas, este discurso estereotipado, egocéntrico, se ha trasformado en la bandera que todos flamean, desde los campeones del liberalismo a los de la revolución.
Arendt dice, “la política nace en el entre-los-hombres (todos los géneros), por lo tanto, completamente fuera del hombre. De ahí que no haya ninguna substancia propiamente política. La política surge en el entre y se establece como relación”. Es relevante poner atención en este concepto para todos los agoreros del discurso político de matinal, la democracia o la política no se funda solo en una plaza o en un edificio que represente los poderes del Estado, por muy importante que sean como símbolo de tal o cual política, solo existe el dialogo profundo entre reconocidos interlocutores, y así se construye la política, no antes ni después, los adoradores de fetiches de mercados o liberadores deben entender este principio fundamental, el dialogo democrático siempre es mejor que el soliloquio.
El debate ciudadano es primordial para entendernos y es el lugar en que habita la política, es en el mundo de lo público donde se manifiesta la libertad. No podemos avanzar si no contamos con espacios donde podamos entendernos y escucharnos en la más amplia diversidad humana, el país así se manifestó en el plebiscito por una Nueva Constitución, todos estos principios esperamos queden ratificados para optimizar nuestra democracia.
Las tensiones se han incrementado de manera considerable en nuestro territorio, problemas de cualquier índole se magnifican por un sector o se invisibilizan en otros. Muchos pensamos que la pandemia iba a bajar el tono francamente totalitario de muchos de los grupos mencionados, estos extremos debilitan la democracia y es fácil perderla, a los de entonces, nos costó 17 años recuperarla y creo que nadie quiere repetir esa dramática experiencia.
La recomendación es aceptarnos en nuestras diferencias, discutirlas si, criticarlas también, pero con fundamentos y el respeto básico en una democracia que avanza y que queremos potenciarla para que sea cada vez más participativa y deliberativa, con ciudadanos empoderados e informados dispuestos a pronunciarse después de un largo debate entre diversos por la mejor opción, y luego votando, no existe otra fórmula, el cambio que todos esperamos se consolida en las urnas, no hay atajos en la democracia.
La invitación es a reflexionar, es nuestra esencia, la política mayoritaria de nuestra polis mayor, es querer cambiar muchas cosas que ya no nos gustan, como es la desigualdad, discriminación, clasismo, colusiones, corrupción, negación de nuestros pueblos originarios, atropellos a los DDHH, pensiones, etc., pero solo será posible a través de un diálogo con altura, entre diversos y luego votando en cada proceso electoral. Solo así cumpliremos con el mandato y sentido de la política que es la libertad del ser humano (Arendt).
Comentarios
09 de marzo
Bonito análisis
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11 de marzo
Concuerdo con la defensa de la pluralidad, la imposición de discursos únicos nos llevará a un nuevo desastre, la democracia implica el uso racional y argumental de la palabra y con la verdad; la ansiada y ahora – al parecer -, olvidada parresía de los viejos griegos.
recomiendo el libro » La masa enfurecida. cómo las políticas de identidad llevaron al mundo a la locura» de Douglas Murray, editorial Ariel
Reciba mis saludos colega.
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