Nuevamente volvió la discusión estéril en torno a lo que sucede en La Araucanía. Mientras algunos ponen énfasis en que lo que sucede en la zona es terrorismo, otros intentan discutir estas aseveraciones como si estuvieran pisando huevos, sin querer herir susceptibilidades. Sin querer decir muy fuerte que no creen que lo sea, o intentando no contestar la pregunta que les hace el oficialismo mediático.
Muy poco se habla de si es relevante para la discusión de fondo si es que hay o no terrorismo. Nadie quiere, al parecer, entrar en el debate real, que pasa por reconocer que lo que hay en esos lugares es un problema político de dimensiones importantes. Todos, en cambio, entre interpretaciones semánticas evitan profundizar respecto al principal problema y la manera en que puede solucionarse.
«Nadie quiere llegar tal vez a la conclusión más evidente, que es que acá hay una lucha de clases que aún no nos atrevemos a develar.»
Porque, digámoslo: decirnos que lo que sucede en el sur de Chile es terrorismo es una forma bastante inteligente de contarnos que, por ende, no hay nada más que hacer que ejercer fuerza. Es decir, que la única manera de resolver esta problemática tiene que ser de manera policial, sin que intermedie el razonamiento, la conversación, ni menos el entendimiento real de lo que está pasando. Y eso sucede por una razón bastante simple: lo mapuche aún sigue pareciéndonos, en el fondo, algo complejo de descifrar porque no nos hemos esforzado en hacerlo. Al contrario, hemos hecho el mayor esfuerzo por dibujar en nuestras cabezas una simpática o antipática caricatura de lo que es.
Esto pasa tanto de parte de la derecha como de ese progresismo “buenista” que se pone atuendos mapuche para parecer respetuosos de los pueblos originarios. Ambos no se esfuerzan por saber lo que sucede en esos lugares, y por lo mismo se debaten entre frases hechas que complazcan lo que deberían pensar; lo que sus construcciones culturales les han llamado a pensar.
Es por esto que la discusión no ha avanzado en nada. Hemos, al contrario, intentado regocijarnos en determinaciones que dejan tranquila a nuestra conciencia frente a lo que aún nos parece desconocido, cuando no lo es tanto. Porque mientras algunos solamente quieren exorcizar policialmente lo que no quieren ni siquiera detenerse a comprender, otros lo hacen repletando sus cabezas de concepciones y lindas interpretaciones que satisfacen más su ego que otra cosa.
¿Por qué pasa esto? Todo pareciera indicar que porque el falso multiculturalismo, con tintes neoliberales, y la doctrina policial se nutren más de lo que uno cree. Ambas llegan a conclusiones erradas antes de siquiera hacerse preguntas. Y unas preguntas bastante pertinente serían: ¿es necesaria la autonomía total mapuche o debemos trabajar en fortalecer su participación en el Estado? O ¿Es esta una lucha entre pueblos originarios y chilenos o entre la piel oscura y quienes luchan por no tenerla y renegar de ella? Pero nadie quiere hacerlas. Nadie quiere llegar tal vez a la conclusión más evidente, que es que acá hay una lucha de clases que aún no nos atrevemos a develar.
Comentarios
31 de mayo
NO Pancho, es al revés. En una visión marxista todo es lucha de clase, por lo tanto al final de cualquier camino no hay nada mas que violencia.
En una visión menos obtusa los conflictos son mucho mas complejos que eso y sólo se debe ejercer fuerza para reprimir las conductas violentas, que generalmente son las menos, además eso facilita a resolver el conflicto racionalmente y no escalar en violencia.
Y si con la normativa actual las fuerzas de seguridad están impedidas para ejercer su función de otorgar seguridad a la población entonces se debe recurrir a la instancia que sea necesaria para que las fuerzas de seguridad sean suficientemente intimidantes para los violentistas y así otorgar seguridada la población. Para eso están.
Eres tu el que lo reduce todo a la lucha de clases y estimulas la violencia con estos artículos.
Saludos
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31 de mayo
Ojo, yo no estoy llamando a nada. Soy sumamente crítico con la violencia de todo tipo. No defiendo a nadie. Sólo estoy dando lo que podría verse como un diagnóstico de lo que yo creo que pasa en el sector. Es decir, que hay que sentarse y hacer política con todos los antecedentes en las manos. No tergiverse lo que digo. Son temas muy complejos como para caricaturizar.
31 de mayo
Nunca has sido claro para condenar la violencia en el sur Pancho, siempre le buscas los metices mas «comprensivos», en cambio siempre buscas excacerbar la de reacción policial, lee tus articulos. Yo los leo todos.
31 de mayo
Creo que si hablar de lucha de clases supone distinguir en el protagonismo a sólo dos actores, se está cayendo en una simplificación del problema. Entiendo que no es esa la intención, pero por lo menos para mí, el concepto de lucha de clases no resulta muy preciso para hablar de lo que pasa en la Araucanía, precisamente por lo que se menciona en el escrito: los actores y las maneras de ver el conflicto no son solamente dos, ni tampoco son del todo antagónicas. Saludos.
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01 de junio
Incorrecto. Porque quien ha vivido en la Araucanía sabe que los mapuches en general no tienen un conflicto de «clase», sino de pobreza. Ellos quieren mayor consumo; no viven amargados porque hayan otros que si tienen mas cosas, sino que se ven a si mismos como un grupo que no puede consumir aunque quiera. Y, tejiendo mas arriba, en general los trabajos a los que acceden (y ademas con una cesantía relativamente alta) son poco calificados, por ende mal remunerados.
El caso de la relación de la industria forestal con ellos tiene una explicación mas simple: el estar al lado de bosques que están 20 años creciendo, sin dar trabajo excepto en épocas de raleo y cosecha (que tampoco es tanto porque se ha mecanizado mucho), genera una impotencia al ver como «crece dinero» en la tierra del frente y ellos no participan activamente de eso.
Entonces, el tema de lucha de clases, de buenos contra malos, es una creación y exportación de las élites de izquierda hacia la zona, tratando de dibujar un paisaje gris para promover el odio entre personas. Y la mayor evidencia es ver que pasa cuando ellos mejoran económicamente a través de la entrega de tierras, bonos, y otros montos…se acaban los conflictos hacia afuera, y empiezan los conflictos internos en las comunidades. En suma, lo que siempre pasa en la humanidad, y es que nadie es de una «clase» per se, sino que evoluciona y toma roles según lo que le toca vivir
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01 de junio
Excelente reflección del sr Bechtold.