El segundo Gobierno de Sebastián Piñera, desde su comienzo, ha manifestado poca y casi nula intención por avanzar en fortalecer la calidad de vida de las y los jóvenes de nuestro país. Esto queda reflejado tanto en la iniciativa del actual ministro del Trabajo, Nicolas Monckeberg, hasta las propias propuestas del entonces candidato de centro derecha.
Para comprender esta despreocupación y desinterés por mejorar la calidad de vida de la juventud, es necesario remontarnos a su Programa de Gobierno 2018-2022 para constatar que, efectivamente, no existe preocupación alguna por esta problemática y que, últimamente, se ha evidenciado su interés por favorecer particularmente a los empresarios.
Cabe mencionar que lo anterior no nos debiese llamar mucho la atención, ya que en su primer mandato 2010-2014 siempre mantuvo un esfuerzo significativo en favor de los intereses del empresariado y las multinacionales en nuestro país, incrementando las brechas entre las personas a causa de profundizar la desigualdad en todas sus aristas.La juventud debe recomponer y revindicar su rol histórico de cambio para transformar las condiciones de la sociedad y mejorar la calidad de vida.
Los jóvenes dentro del Programa de Sebastián Piñera
El programa entregado por el empresario el 2017 para su candidatura manifestaba deficientes propuestas enfocadas en mejorar la calidad de vida de la juventud. Lo más llamativo es que en su programa mencionaba: «A nuestro juicio, las políticas en materia juvenil deben tener como pilares fundamentales la participación y la inclusión. La política publica debe partir del reconocimiento de la diversidad, del aporte de los jóvenes y sus capacidades de protagonismo en todo lo que atañe a sus vidas” (párrafo 4, Pag, 97)
Aquí, discursivamente reconoce el protagonismo y la importancia que la juventud tiene para el desarrollo de la vida social, pero en la práctica por ninguna vía lo materializa. Esto se ejemplifica en su propuesta de reemplazar el Instituto Nacional de la Juventud por la creación “del Servicio de Acción Joven dentro del Ministerio de la Familia y Desarrollo Social” (Pag, 98). Esto claramente es deficiente, ya que la creación de un Servicio dependiente de un Ministerio (que aún no existe) bajaría claramente las prioridades para la inversión pública presupuestaria en políticas enfocadas al mejoramiento de la calidad de vida de los jóvenes, y descendería el estatus público de la propia institucionalidad juvenil.
La Juventud del PPD, en su momento, propuso la creación de la Subsecretaria de la Juventud enfocada en fortalecer la administración, aumentar el estatus público de la institucionalidad, incrementar el presupuesto necesario para políticas publicas y programas estatales, fortalecer la institución en todas las regiones (sobre todas las más extremas), entre otras mejoras. Esto quedo claramente postergado y simplemente no considerado dentro del gobierno de Piñera.
Además, las otras iniciativas del actual Presidente como: “El fondo de Acción Joven”; El “programa Creamos” y La creación de “La Red Sirve a Chile” pueden ser consideradas como iniciativas insuficientes a la realidad compleja sobre de la participación vinculante-deliberativa y el fortalecimiento de iniciativas de jóvenes que aporten al desarrollo de nuestra sociedad.
Hoy los jóvenes necesitan seguridad laboral y apoyo al emprendimiento, incentivos reales y contundentes para investigación e innovación, seguridad sexual y reproductiva, mejor calidad de salud y más accesibilidad, mejor cobertura en educación e infraestructura, real participación con carácter deliberativo (y no tan solo consultivo), entre otras necesidades cuales el Gobierno de actual no garantiza.
El estatuto de la injusticia y la desigualdad
La aprobación del proyecto de ley “estatuto laboral para jóvenes estudiantes de la Educación Superior (Boletín 8996-13)”, ahora llamado “Contrato especial para jóvenes” es la evidencia más clara de los intereses del actual presidente: Favorecer a los intereses de los empresarios.
Todos los aspectos considerados por dicho proyecto, socavan los derechos de las y los jóvenes trabajadores que,por lo general, también se encuentran cursando estudios. Este proyecto, como lo menciona la declaración de rechazo por parte de las organizaciones de trabajadores y sindicatos: “Es evidente que el proyecto crea trabajadores de 1ª y 2ª categoría (los que estudian y los que no), siendo estos últimos más flexibles para el empleador y con menos costo de empleo”. Aquí, los trabajadores jóvenes estudiantes quedan completamente rezagados y desplazados del mercado laboral ya que no generarían interés por los empleadores.
El gobierno se encarga de construir barreras discriminatorias y segregadoras con los trabajadores jóvenes, vulnerando su derecho tanto al trabajo como a las condiciones optimas para su desempeño y los derechos sociales y sindicales y educacionales que éstos deben ostentar.
El rol de la oposición juvenil
Si ya lo jóvenes están postergados desde la propia institucionalidad que existe en nuestro país, sumado al desinterés por parte del gobierno de turno a mejorar la calidad de vida y además con un futuro precario gracias al “estatuto injusto”, cabe pensar en la capacidad de presión y movilización de los actores de oposición.
Es contradictorio observar que ciertos parlamentarios de la oposición votaron a favor de dicho estatuto. Es preocupante observar la incapacidad unitaria, fortalecida y confrontacional de la oposición (sobre todo desde el parlamento) para hacer frente a estas injusticias e iniciativas que incrementa la desigualdad en nuestro país.
Es urgente que toda la oposición se replanteé y “actué” de frente a estas situaciones. Es ejemplar la ola feminista que se fortaleció en el último tiempo en Chile enfrentadas a las acciones discriminadoras y patriarcales en nuestras instituciones; pero cabe poner énfasis en la unidad y acción de la oposición, y que ésta se vea reflejada tanto en el parlamento, en las totalidades de las organizaciones sociales y los partidos políticos que movilicen a la sociedad civil contra estas injusticias del gobierno empresarial.
Se debe emplazar a los votantes que favorecieron al empresario para llegar a La Moneda sabiendo su deficiente programa. Se debe movilizar a la sociedad en función de contrarrestar estas injusticias provocadas por intereses particulares. La juventud debe recomponer y revindicar su rol histórico de cambio para transformar las condiciones de la sociedad y mejorar la calidad de vida. Los jóvenes que apoyaron a Sebastián Piñera deben replantearse su propia decisión de apoyar políticas que escarban su propio desarrollo.
Con todos los antecedentes mencionados, ser joven y haber votado por Piñera, es hasta una contradicción Biológica, y es importante que la oposición cumpla su verdadero rol: movilizarse y organizarse en contra de estas injusticias.
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