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La falsa «clase política»

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Este abuso del término llevó a que se masificara (era que no) en los medios de comunicación y a raíz de esto quedara de forma lamentable, en el vocabulario de gran parte de la población. Lo dañino de este término es que crea en el ideario colectivo una supuesta clase, que no tiene existencia real y camufla los intereses de clase que tienen real impacto y se expresan en el poder político, como también lo hacen en el militar y económico.

Gaetano Mosca, senador (vitalicio) italiano durante el fascismo, aunque contrario a este, fue el primero en desarrollar el concepto de «clase política». Mosca sostenía en resumidas cuentas que siempre ha existido una minoría o élite dominante organizada que la transforma en una clase sui generis distinta a las demás. Esta clase controla el poder político y su ingreso a él formando un acceso burocrático a ella. Es más, afirma que aunque cambie el sistema político, esta élite dominante seguirá gobernando, lo que lo lleva a ser un escéptico de la democracia.

Muy crítico de esta concepción fue Gramsci, quien aseguraba que Mosca hacía un pésimo análisis, derechamente por desconocimiento, del materialismo histórico. De hecho, Gramsci al acusar de desconocimiento del materialismo histórico y el intento de Mosca por aplicarlo desde un conocimiento parcializado, lanza una frase con total vigencia actual y lo que me motiva a escribir esto: «Mosca, al «no disponer de los medios» de procurarse los textos y documentos del problema, que sin embargo trata, significa pertenecer a aquel grupo de universitarios que mientras consideran como un deber utilizar todas las precauciones del método histórico, cuando estudian las ideuchas de algún publicista medieval de tercer orden, no consideran o no consideran dignas del método las doctrinas del materialismo histórico, no creían necesario ir a la fuentes y se limitaban a hojear artículos de periódicos y folletos de divulgación».

Este tema toma vigencia porque durante el último tiempo en Chile diversos actores políticos han acuñado este término. Desde la derecha acusan que la clase política no ha estado a la altura de la ciudadanía, como si se tratara de un patrón al que se le reclaman un poco más de regalías. Mientras que la ultra izquierda, con más visibilidad desde el 2011 por su irrupción en los jóvenes idealistas universitarios y sus variados movimientos, lo acuñan para separar lo político de lo social, colocando como principal enemigo a lo político y sus instituciones.

Este abuso del término llevó a que se masificara (era que no) en los medios de comunicación y a raíz de esto quedara de forma lamentable, en el vocabulario de gran parte de la población. Lo dañino de este término es que crea en el ideario colectivo una supuesta clase, que no tiene existencia real y camufla los intereses de clase que tienen real impacto y se expresan en el poder político, como también lo hacen en el militar y económico.

Las clases sociales están determinadas por su relación con los medios de producción. En el capitalismo actual existen dos clases, con intereses absolutamente antagónicos. Por una parte, la burguesía, que la componen los propietarios de estos medios y que se apropian de las plusvalías generadas en el proceso productivo. Y por otro lado,  los asalariados, que constituyen la mayoría de la sociedad y solo poseen su fuerza de trabajo, su capacidad de producir que venden a la primera clase.

Entra en la discusión la existencia de «capas intermedias» (lo equivalente a la clase media) que agrupa a pequeños comerciantes, profesionales privados, pequeños propietarios rurales, etcétera. Es motivo de otro análisis y particularmente no adhiero a esta postura. Concluyendo, a raíz de lo señalado podemos indicar que el concepto «clase social» se refiere a grupos de personas que se diferencian de otras por su posición en un sistema de producción determinado.

Entonces, quienes se dedican a la actividad política y que a la vez serían quienes constituyen esta clase, son realmente individuos dedicados a una actividad derivada de las circunstancias y limitada en el tiempo, que no tiene ninguna relación directa con el proceso productivo. Los políticos no venden ni compran fuerza de trabajo, por lo tanto la definición es errónea e intencionalmente confusa y encubridora.

No son los políticos per se los sostenedores del modelo capitalista. Tampoco, como sostiene la ultra izquierda, los únicos responsables de las atrocidades que genera la naturaleza contradictoria de este sistema económico.

Los políticos no son, por tanto, una «clase» social propiamente dicha, pero sí representan los intereses de determinada clase social en las instituciones del Estado. Por esto, causa preocupación que este término se integre al vocabulario, sobre todo de la izquierda. Llama profundamente la atención que sea tan ocupado por movimientos que se declaran marxistas cuando este término fue, justamente, creado y desarrollado por Mosca en oposición al marxismo y la lucha de clases.

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Eraldo

17 de abril

Ella la intelectual…

18 de abril

Discrepo fuertemente, ya que el autor comete sutiles errores que a primera vista no son detectables. Tratemos de poner en relieve tales problemas conceptuales.

Primero:
Existe una confusión entre la etimología de un concepto y el uso de este mismo. Por ejemplo, en el medioevo, dentro de la escolástica el término «realista» se aplicaba a quien apelaba a la existencia autosubsistente de universales. Con el advenimiento de la ciencia moderna materialista quienes se llamaron a sí mismos «realistas» fueron aquellos que antes eran los nominalistas escolásticos, por tanto es la época la que define qué significa un concepto a través del uso y no necesariamente su etimología.
Clara la distinción anterior, se puede apuntar que el autor considera que el uso en los medios de comunicación de «clase política» tiene que ver con su etimología, lo cual es absolutamente falso. A lo sumo es un lucimiento vacuo que no tiene la profundidad anti-marxista que cree que tiene el autor y su definición está dada contextualmente y no etimológicamente.

Segundo:
Entonces ¿qué es lo que dicen los medios cuando hablan de «clase política»? Contrariamente a lo que aduce el autor de la columna no están diciendo «clase (social) política» sino que meramente estan haciendo uso del término «clase» como «conjunto».
Un conjunto se define intensional o extensionalmente. Cuando se dice «clase política» lo único que se hace es apuntar intensionalmente a «el conjunto cuyos elementos son las personas que ejercen cargos políticos» y nada más.
No obstante, y esto es interesante de observar como una clase de sesgo cognitivo, dado que el autor es comunista cree erróneamente que cuando se dice «clase» se está usando sinónimamente como «clase social» lo cual, dicho en términos coloquiales, es mirar demasiado debajo del agua. Como dice el dicho para el martillo todo son clavos.
Dada la confusión entre etimología y uso de un término, entonces se entiende que el título de la columna sea «La falsa “clase política”». La producción de una columna como la presente no tiene ningún misterio y se basa en atacar un hombre de paja.

Tercero:
La parte sustanciosa está contenida en la siguiente frase (cito): «Lo dañino de este término es que crea en el ideario colectivo una supuesta clase, que no tiene existencia real y camufla los intereses de clase que tienen real impacto y se expresan en el poder político, como también lo hacen en el militar y económico.»
Ya puesto en claro que es absurdo pensar que cuando se dice «clase política» se está diciendo que es una clase social separada, la pregunta que queda es ¿existe algo en común entre los políticos (además del hecho de estar en cargos políticos) para ser considerados como una clase (no social, no insistamos en el error) con una definición por derecho propio?
Desde mi humilde opinión, porque aquí está lo interesante para reflexionar, existen características que atraviesan a quienes son la clase política actual y básicamente es su afán de poder. Da lo mismo el color político que sean, hay cuestiones psíquicas que son trans-ideológicas y que caracterizan buena parte del conjunto/clase politica.
Luego, son características morales y no socioeconómicas las que usualmente se tienen en mente cuando se habla de los políticos. (Ejemplo de estas características son la deshonestidad, inconsecuencia, ambición, egoísmo, etc.) El político puede ser clase baja, media o alta, pero es el hecho de que su sueldo sea demasiado alto con respecto al promedio y que su función sea más bien parasitaria del orden social lo que molesta a las personas. La clase política existe, desde hace muchísimo tiempo y el que el teatro y la literatura universal la haya satirizado desde antiguo es una muestra de que el concepto no tiene intrínsecamente nada de antimarxista, por la simple razón de que es históricamente anterior.

Cuarto:
Por último, se utilizan, a pesar de ser el escrito una denuncia de algo que «no tiene existencia real», un par de constructos teóricos en la argumentación que dudo sean tan unívocamente caracterizables como lo hace maliciosamente el autor. Tales constructos o conceptos son: «derecha» y «ultraizquierda» (supongo entonces que dentro de esta sobresimplicación el comunismo es la «izquierda» a secas)
En lo personal me declaro escéptico de las categorías «derecha» e «izquierda», sobre todo por el hecho del gatopardismo constante de nuestra clase política que reniega de lo que se supone es propio de la «izquierda» (ejemplo claro es ver socialistas que defienden el estado subsidiario) o de lo que se supone que es propio de la «derecha» (ejemplo es ver a la UDI más comprometida con el totalitarismo que con el liberalismo clásico).
Es por esto que, y aquí nuevamente es una opinión, creo que el enfoque no debe darse en términos doctrinarios, sino que en términos morales. La cosa es tan simple que me sorprende que nunca se ponga en discusión: lo primario que debe entrar como criterio de juicio de los políticos es su personalidad y su fibra moral y lo secundario su ideología. (Esto es de inspiración platónica y oriental, no tiene nada de novedosa como idea)
¡Qué importa que sea comunista o demócrata cristiano! Al final del día si es un tipo corrupto, su podredumbre lo demostrará estando en el partido que sea.
En ese sentido creo (nótese el «creo») que la defensa de los intereses de la clase asalariada, aquella que no tiene los medios de producción, es una cuestión que va más allá de la adscripción a cierto partido, sino que es parte de una personalidad que tenga una tendencia altruista y ecuánime per se. La persona que lleve en su personalidad tales principios como rectores de su vida no necesita un ideario político para ser un beneficio al orden social.

Rafapablaza

20 de abril

Hago énfasis en el origen del término, de hecho la entrada comienza aludiendo a quien desarrollo este término. El señor Mosca, a diferencia de lo que ud sostiene, si se refiere a «clase política» como una clase separada de las demás y sui generis, para señalar esto Mosca en sus distintos textos donde toca el tema repite una y otra vez que es una clase «organizada», que ese sería el distintivo propio que la separaría de las demás y la constituiría en una en particular.

Los medios al repetir la frase, y culpar constantemente a la clase política, crean esa sensación que los políticos son los sostenedores de toda injusticia en el orden social, y se tiende a atribuir características comunes a quienes se desenvuelven en la actividad política como que da lo mismo el color político o su afán de poder, inconsecuencia, egoísmo, etcétera. Justamente, eso es lo que crea en el inconsciente, una falsa concepción de entender a los políticos organizados cuando sencillamente lo que expresan estos en las instituciones son intereses de clase.

Por lo tanto, y vuelvo al principio de la entrada, la columna está sustentada en la concepción de quien desarrolló el término de «clase política», que no se refiere a la gente que participa de la actividad política, sino a una clase en particular y es lo que precisamente discuto de Mosca.

Los conceptos de «derecha» y ultra izquierda» están totalmente aterrizados a la realidad nacional, no por nada el sector de la derecha trata de crear un terror y aversión a lo político, y repite constantemente el término por las razones esgrimidas en la entrada.

Discrepo de su idea, y justamente vuelvo al meollo de la entrada, de que «lo primario que debe entrar como criterio de juicio de los políticos es su personalidad y su fibra moral y lo secundario su ideología.», siendo importante ambas, invertiría esa concepción, porque en las instituciones o superestructuras se expresan, justamente, los intereses de las clases existentes en el sistema económico actual.

También, señalar que al finalizar la entrada me refiero claramente a los abundantes grupos de izquierda, que se señalan marxistas en su principios, ya que si bien, y en esto quiero se claro, jamás en la entrada dije que el término eran anti-marxista, si Gaetano Mosca lo desarrollo en su oposición, para sostener que aunque cambie el sistema político, el momento histórico, etcétera. Siempre iba a existir una clase política, como clase organizada.

También concluir con que respaldo su postura de que la defensa de los intereses de la clase asalariada va más allá de la adscripción a determinado partido, pero no ideología.

21 de abril

Yo no estoy reinterpretando a Mosca ¡Dios me libre! asi que esa piedra no me la tire. Simplemente distingo entre el origen de un término y qué significa éste término dentro de un contexto. Expliqué que «clase» es multívoca, usualmente se puede interpretar como «conjunto», pero también como «clase social». También como «asignatura de un curso», pero eso último no entra en esta discusión. Solo grafico que es diferente el análisis de origen del otro.

Dado que en su respuesta no volvió a insistir en hablar de una «clase social política», pero a su vez cambia el apelativo de «social» por el de «organizada», entonces me deja fuera de la conversación. No tengo idea que habrá querido decir Mosca con «organizada», ya que, insisto, no reinterpreto ni defiendo a Mosca, solo me limito a mostrar que usted hace un salto de fe desde la definición etimológica a la definición de uso. Conjeturo dos opciones para entender «organizada»: si es sinónimo de «social», entonces ud. no ha respondido mi primer y segundo punto arriba expresado. Si es algo distinto de «social», entonces todo lo que escribió arriba está incompleto y el peso de argumentar regresa a usted.

Ahora bien. La lata anterior da lo mismo si usted considera como válido lo que usted afirma diciendo: «Los medios al repetir la frase, y culpar constantemente a la clase política, crean esa sensación que los políticos son los sostenedores de toda injusticia en el orden social» Si usted tiene un estudio o algún argumento de peso para demostrar lo que dice le exhorto a que lo muestre, pues no es algo evidente. Los medios muestran tanto la incompetencia política como el egoísmo de las empresas. Caso pollos, caso farmacias, el perdonazo, todos ellos han sido tratados por los medios y no tienen que ver con los políticos. Concuerdo en que los empresarios no son el foco central, pero tampoco son el foco central los políticos y creo que eso es fácil de demostrar. Por ejemplo ¿cuántas veces hablan en los medios acerca de cuánto patrimonio tienen los políticos? Creo que su afirmación es sesgada, pues lo medios no hacen ni siquiera un buen trabajo de culpar a los políticos, solo informan de manera parcial y protegen por igual a políticos y empresarios.

Quizás, y aqui termino, porque esto no tiene punto final al tener perspectivas totalmente diferentes y al usted rehusar a hacer la distinción entre etimología y uso que presenté como argumento en contra, digamos que lo que nos hace distinguirnos es nuestra concepción ontológica del mundo. Usted considera que existe causalidad «hacia abajo», por tanto (cito) «invertiría esa concepción, porque en las instituciones o superestructuras se expresan, justamente, los intereses de las clases existentes en el sistema económico actual.» Esta concepción es filosófica/metafísica, por lo tanto no existen argumentos categóricos que, desde mi lado, lo puedan persuadir a que yo estoy en lo correcto al colocar la realidad psicológica individual como determinando «hacia arriba» a la realidad social colectiva. ¡Ese es el punto! Para mí es claro que primero es la fibra moral y luego el partidismo y/o la ideología (aquí las uso sinónimamente). No obstante, para usted parece ser algo primario que se debe adscribir a cierta ideología, sin importar lo que esta persona traiga como estructura de personalidad. Creo, y en esto último me parece que tengo buenas razones para decirlo, que lo que usted está afirmando es socialmente peligroso al relegar a lo moral como subordinado a lo partidista/ideológico. Ello es la semilla del totalitarismo.

Dejemos para otro día lo de analizar «derecha», «ultraizquierda» o lo que sea que signifiquen esas etiquetas. Por lo que a mí respecta, ya lo dije antes, me parecen un recurso efectista de quienes no tienen claro de su propia posición ideológica y me parece más interesante conversar acerca de lo que hay detrás de quién se dice «izquierda» o «centro» o «marxista». En lo inmediato solo me preocupa pensar que su postura, señor Apablaza, esté siendo defendida y sostenida racionalmente ¿acaso no le parece peligroso lo que usted mismo está diciendo, relegando lo moral a ser subordinado a lo partidista/ideológico?

Rafapablaza

01 de mayo

Luis, disculpe por no responder, muchas cosas por la U jaja. Insisto, que no he cambiado el apelativo de «social» por «organizada». El que ocupa el termino es Mosca, para defender sus tesis, expone que lo que distinguiría a la clase política como una clase por sí misma, es que es organizada como clase.

Respecto a la pregunta que se me hace, no me parece peligroso, todo lo contrario!. Las representación política, es eso, representación política. A mi, particularmente, me parece un poco peligroso subordinar lo ideológico lo moral, siendo esto última tan variable y subjetivo, de hecho, como sostiene Foucault, determinado por el poder, y en todas las oportunidades, por quien ejerce el poder, que no solamente se ejerce en el campo de lo que comúnmente de asocia a lo político.

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