#Política

La ética del miedo

1 |
COMPARTIR
EN WHATSAPP
COMPARTIR
EN WHATSAPP

Imagen

Se ha vuelto habitual, cuando se comenta sobre los casos de corrupción en la política, realizar una distinción entre lo legal y lo ético. Es frecuente oír que la autoridad pública no sólo debe ajustarse al marco jurídico, sino que su actuar –en un contexto de profunda desconfianza hacia las instituciones- debe ir más allá y ajustarse también a los límites de la ética. Ahora bien, es simple comprender los márgenes del derecho, toda vez que la norma reviste de un carácter positivo, pero no así los márgenes éticos que arguye la ciudadanía. Después de todo, ¿quién determina aquello?


El actuar de las instituciones modernas queda sometido constantemente al escrutinio ciudadano, a un panóptico público que reacciona sobre la base de la indignación. Surge en las instituciones la ética del miedo.

Según Kant, si bien ambos responden a la moralidad dentro de un sistema de obligaciones, la distinción entre lo jurídico y lo ético radica en que las obligaciones del derecho (Rechtspflichten) buscan regular el comportamiento exterior, lo que el sujeto debe hacer –o no hacer- para no afectar la libertad del otro. Mientras, las obligaciones de la ética (o de la virtud, Tugendpflichten) corresponden al foro interno del individuo, donde el acto virtuoso proviene de la regulación por parte de la conciencia misma, mas no de la coacción externa.

Ahora bien, una breve genealogía de la moral señala que tanto el derecho como la ética fueron siempre determinados desde arriba hacia abajo. El sacerdote y la religión, el partido y la ideología, la familia y la crianza, la escuela y la enseñanza. Sin embargo, el Zeitgeist de la sociología contemporánea, con autores como Beck, Bauman y Giddens, entre otros, ha planteado la inversión de la pirámide.

En esta modernidad, donde los valores tradicionales han perdido solidez, las instituciones resignan poder a la hora de definir lo bueno y lo malvado. En consecuencia, se avanza hacia una ética líquida, definida por el individuo en sí, quien, como diría Ulrich Beck, busca soluciones biográficas a problemas estructurales. Parafraseando a Nietzsche, hoy es el hombre vulgar, sencillo (schlicht) –y no el noble- quien define lo malo (schlecht).

De esta manera, hoy la ética es determinada por el ciudadano común, quien fija los estándares de lo bueno y lo malvado hacia las instituciones. Éstas a su vez, han perdido progresivamente la capacidad de, como diría Kant, autorregular su obligación hacia la virtud. Por ende, el actuar de las instituciones modernas queda sometido constantemente al escrutinio ciudadano, a un panóptico público que reacciona sobre la base de la indignación. Surge en las instituciones la ética del miedo.

Dicho concepto es pieza clave del dilema de la autoridad pública moderna. La coacción en el actuar ya no proviene sólo desde el marco jurídico, con castigos civiles o penales; proviene también desde la opinión pública. Las instituciones actuales, al renunciar a una ética propia –no es objetivo de esta columna ahondar en aquello- sucumben ante el escarnio popular, ante los estándares éticos que los mismos ciudadanos esperan de sus autoridades.

Por ende, su actuar ya no será regulado por un ideal, por un fin, por la conciencia, sino más bien por el constante temor a cómo reaccionaría el ciudadano de enterarse de las prácticas que realiza. La ética del miedo, entonces, responde a un proceso de vaciamiento moral, donde las acciones no apuntan hacia una virtud desde la conciencia; sino a acciones que apuntan a una virtud para no disgustar al otro, para no transformarse en una oferta reprobada para el consumidor/ciudadano.

¿Cuáles son los riesgos de la ética del miedo para las instituciones modernas? Varios, muchos de ellos aún indeterminados. Sin embargo, cabe mencionar una precaución fundamental: la autoridad no debe jamás fijarse estándares éticos que sabe no será capaz de cumplir. En muchas oportunidades los hombres fijamos hacia otros estándares que ni siquiera nosotros mismos somos capaces de llevar a cabo, por lo que asumir dichas condiciones sólo ahondará en profundizar la desconfianza.

Resolver el dilema ético de la modernidad en su relación entre las instituciones y la ciudadanía reviste de una complejidad mayor. La dislocación de la fuente de la virtud produce nuevos –e incluso difusos- caminos hacia lo que se denomina hoy como “buenas prácticas”. Pero, por lo pronto, ayudaría que las instituciones partieran por un proceso inmanente de respeto hacia los estándares éticos que estas mismas propugnan, ya sea por su historia, ideología o práctica del deber ser.

TAGS: #Filosofía Etica Institucionalidad Valores

Los contenidos publicados en elquintopoder.cl son de exclusiva responsabilidad de sus respectivos autores.
Te invitamos a conocer nuestras  Reglas de Comunidad

Comentarios

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Quedan 1500 carácteres.
Ordenar comentarios por:

02 de agosto

Buena reflección. Toda la razón. Mi impresión es que la ética que rige la institucionalidad siempre se va moldeando por masas de ciudadanos comunes, lo que ocurre es que tradiconalmente eran otros plazos, la institucionalidad realmente podía moldearse segun la ética ciudadana en los plazos que ésta requería.

En cambio ahora pareciera que cada uno anda por su lado porque esta primera generación ciudadana de “requerimientos express” de lo que se debe o no se debe, no entiende de plazos para moldear la institucionalidad, entonces sólo queda el rol institucional de “no disgustar demasiado” para adaptarse a estos vaivenes, por eso la institucionalidad ahora parece definida como un títere y que además pareciera que lo hace pésimo frente a los clamores ciudadanos que en su frustración viven gritando en las calles.

A Los ciudadanos les falta aprender mucho de plazos y a las instituciones modernizarse para adaptarse a nuevos tiempos con cambios mas rápidos. Ahora los ciudadanos hacen esfuerzos callejeros absurdos por desentenderse de la institucionalidad vigente en lugar de hacerse parte y adaptarla. Pero como decían los viejos: lo que el impetuoso no aprende como corresponde en casa tarde o temprano lo aprenderá lentamente a palos en las calles.

Saludos

Ver todos
Ocultar

#NuevaConstitución

VER TODO
Para la ciudadanía la rotonda sin salidas es como vivir el castigo de Sísifo, destinados a llevar una pesada roca política a la cima de la montaña, solo para verla rodar montaña abajo y volver a repeti ...
+VER MÁS
#Política

De vuelta a la rotonda política

Para la ciudadanía la rotonda sin salidas es como vivir el castigo de Sísifo, destinados a llevar una pesada roca política a la cima de la montaña, solo para verla rodar montaña abajo y volver a repetir el ciclo interminable de esfuerzo y fracaso

Que existe agotamiento en múltiples sectores, difícil es de negar. Y eso incide en la viabilidad política actual. Pero eso no significa que el dilema constitucional esté cerrado
+VER MÁS
#Política

El mito del cierre definitivo del proceso constituyente/constitucional

Que existe agotamiento en múltiples sectores, difícil es de negar. Y eso incide en la viabilidad política actual. Pero eso no significa que el dilema constitucional esté cerrado

A pesar de los obstáculos y desgastes, el compromiso adquirido para modificar la Constitución debe ser respetado y llevado a cabo para reconectar con las expectativas y necesidades del pueblo
+VER MÁS
#Política

¿Nos jodimos todos?

A pesar de los obstáculos y desgastes, el compromiso adquirido para modificar la Constitución debe ser respetado y llevado a cabo para reconectar con las expectativas y necesidades del pueblo

El pueblo de Chile, está hastiado de la reyerta de baja monta, no quiere ver más discusiones bizantinas, alejadas de sus problemas cotidianos. Los chilenos y chilenas favorecen los acuerdos, pero esos no ...
+VER MÁS
#Política

Las lecciones del plebiscito

El pueblo de Chile, está hastiado de la reyerta de baja monta, no quiere ver más discusiones bizantinas, alejadas de sus problemas cotidianos. Los chilenos y chilenas favorecen los acuerdos, pero esos no se han visto por ningún lado

Nuevos

La tónica ha sido, desde que tengo uso de razón, al menos en Chile, que quien conquista el centro, gana las elecciones. El centro político es la vedette a quien cortejar, querer, mimar. Y no pocas veces ...
+VER MÁS
#Política

Políticos mirándose el ombligo

Existen en Chile experiencias concretas respecto a la participación de trabajadores y trabajadoras en los directorios de empresas de las que se puede aprender y ampliar
+VER MÁS
#Política

Cóbrenos la palabra

Se diría entonces que los humanos somos en sí mismos, como especie ajedrecística, en este caso, el medio, y cada jugada, un misterio hacia adelante o hacia atrás que nos contesta a ratos; con un poco de ...
+VER MÁS
#Deporte

Sonja Graf: Un retrato a lo Peaky Blinders del ajedrez

Lo que necesitamos como sociedad, es que gobierno y oposición, actúen con responsabilidad. El flagelo de la delincuencia, afecta todos los aspectos de nuestra vida, y era que no, produce severos efectos e ...
+VER MÁS
#Internacional

El legado de Cúcuta

Popular

Según la Encuesta de Bienestar Social (2021), en Chile las personas dedican más de un tercio de su tiempo diario a labores de cuidado, y un 85% de aquellos que pasan más de 8 horas al día en esta labor ...
+VER MÁS
#Sociedad

Avances y retos en el cuidado familiar en Chile

Los empresarios, por la gran responsabilidad que cae sobre sus hombros, no tienen que ambicionar ser los mejores y más ricos del planeta, sino que ser los mejores “para” el planeta, colocando a las per ...
+VER MÁS
#Sociedad

Razas y subhumanos una creencia para justificar atrocidades

Existen en Chile experiencias concretas respecto a la participación de trabajadores y trabajadoras en los directorios de empresas de las que se puede aprender y ampliar
+VER MÁS
#Política

Cóbrenos la palabra

Debemos cuidar lo más preciado que tiene el ser humano, sus palabras, cualquiera esta sea, en el amor, en política, en economía, en educación, todo gira en torno a ellas, algo único y propio, solo de l ...
+VER MÁS
#Ciudadanía

La palabra humana salvación de la humanidad