Yo los vi perder. Yo los vi perder durante varios años seguidos. Observé cómo se retiraban de los patios de Psicología luego de reunirse en círculo, arengarse entre todos, cantar, celebrar y abrazarse. Sufrieron, pero no se rindieron nunca. Ellos siempre supieron que su propuesta no se realizaría de un día para otro. Siempre supieron que el plantear un programa político de izquierda en la Pontificia Universidad Católica de Chile era un desafío difícil, mas no imposible. Soñaron y nos presentaron año a año un proyecto de cambio de paradigmas. Entraron en todas las carreras, de distintas maneras, con distintos resultados, pero siempre con la misma energía y manteniendo la misma convicción.
En mi último año, cuando Crecer volvía a quedarse sin pasar a segunda vuelta, yo recuerdo claramente como muchos de mis amigos de la UNE, del FEL y de Crecer me decían que estaban en su mejor momento y que aprovecharían la oportunidad. Ellos saldrían por más. Me explicaban que los números habían presentado una evidente alza en los últimos años y que “eso, compañero, era una señal inequívoca de que las cosas se están haciendo bien”.Crecer ha triunfado en grande y de todas maneras ha hecho historia. Ahora y como dice ese grito de movilizaciones “vamos compañeros, hay que ponerle un poco más de empeño, salgamos a la calle nuevamente, que la educación chilena no se vende”.
El proyecto de Crecer debe alegrar a todos los que estuvimos desde la centro izquierda hasta cualquier fragmento de la izquierda universitaria. Seguro es que existen y existirán matices entre todos los movimientos, entre sus ejes de trabajo y la forma en que se presentan sus propuestas, pero, y aunque sea un reiterado cliché, son más los argumentos que nos unen que los que puedan separarnos. El proyecto que será liderado por Daniel Gedda nos esperanza a tener un año 2016 con debate de fondo: Que vuelvan los “Tolerancia Cero”, que hagan prime los “Estado Nacional”, que Cecilia Rovaretti tenga primeros, segundos y terceros cafés, porque el 2016 ya no estaremos trabando las reformas ni menos desinformando a la ciudadanía, el próximo año ya no estaremos a la espera de más y nuevos tropiezos de la clase política, sino que estaremos –cada uno desde su trinchera- discutiendo esos matices que enriquecen el debate; estaremos hablando de la educación que queremos y que Chile necesita; estaremos aprovechando las plataformas, presentando alternativas constructivas y representando a esa ciudadanía que realmente quiere cambios estructurales.
Yo los vi perder y en rigor tendría que decir que no los vi ganar, pero decir eso sería un error. Cuando entendemos lo que está en juego y la plataforma política que se estaba disputando, entenderemos que de todas maneras seremos receptores del cambio de timón político que presentará el próximo año la FEUC. Poder dirigir esta Federación es una oportunidad y un desafío. El año 2015 el Movimiento Gremial logró volver al máximo punto de la representación universitaria, pero le costó mantenerse. Al MG le costó representar. La responsabilidad de dirigir este barco va más allá que los estudiantes de la UC, de hecho, desde el 2010 y sobre todo desde el 2011, la FEUC es parte de la escena nacional en material educacional.
Crecer ha triunfado en grande y de todas maneras ha hecho historia. Ahora y como dice ese grito de movilizaciones “vamos compañeros, hay que ponerle un poco más de empeño, salgamos a la calle nuevamente, que la educación chilena no se vende”.
Comentarios
07 de noviembre
Y ojala que no sean tan egoistas socialmente ….que sepan interpretar tambien las luchas sociales de los demas sectores del pais que queremos cambios reales……………..seria una buena forma de legitimarse como actores sociales y estudiantiles….suerte y vamos que se puede………
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10 de noviembre
Se vienen los paros en la PUC para el 2016 ??….seria una lastima…con los paros todos pierden, sobre todo los que van a la U a estudiar.
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