Elegimos representantes sobre la base de las comunas, de manera proporcional a la población con resguardo de las más pequeñas. Así que tenemos muchos diputados. Partidos políticos, juntas de vecinos y movimientos sociales comunales pueden proponer candidatos que son elegidos según los escaños en cada comuna. El que obtiene más votos, gana.
Tenemos un estándar para poder presentar candidatos, como al menos tener actividades y antigüedad como organización comunitaria local. Nadie puede presentar a un candidato que no haya vivido o trabajado en la comuna por menos de 2 años.Nuestros legisladores no tienen que moverse mucho de su comuna. Siguen trabajando o estudiando como lo hacían antes de ser elegidos. Viven con nosotros la vida que todos vivimos. Pagando estacionamiento, sus almuerzos, los viajes y las entradas al estadio. Solo trabajan hasta un poco más tarde por esto de ser diputados.
La elección se hace cada 4 años, después que los postulantes han transparentado los ideales que los motivan, las ideas políticas sobre las cosas fundamentales de la vida ciudadana. No pueden hacer promesas, solo pueden decirnos exactamente lo que piensan y como ven el mundo. Por supuesto que, si son militantes de un partido político, esa es una información básica. Queda muy raro que un candidato de X partido declare tener ideales Y.
Las campañas son financiadas por el Estado y por los ciudadanos que deciden aportar a un fondo común que cierra sus arcas dos meses antes de las elecciones. No hay re elección, así es que los diputados en ejercicio se dedican a su trabajo. Los fondos de la campaña son distribuidos entre todos en partes iguales porque en cada comuna se entregan los perfiles de los candidatos. Eso se hace en espacios públicos, la web, espacios en la calle destinados para ello, a través de la municipalidad en cada casa de la comuna, en los servicios públicos, etc. Un mes estamos estudiando quienes son los que nos proponen ser mandatarios de nuestros intereses ciudadanos.
Los diputados elegidos no reciben ningún tipo de remuneración. Sus gastos de oficina, apoyo administrativo y movilización son de cargo de un fondo central con el antiguo presupuesto del Congreso. Si requieren de asesoría de algún tipo, pueden encargarla a un centro que administra el registro de asesores y consultores, que, reciben el pago de sus honorarios según aranceles licitados en contratos marco desarrollados por el servicio de compras públicas.
Nuestros legisladores no tienen que moverse mucho de su comuna. Siguen trabajando o estudiando como lo hacían antes de ser elegidos. Viven con nosotros la vida que todos vivimos. Pagando estacionamiento, sus almuerzos, los viajes y las entradas al estadio. Solo trabajan hasta un poco más tarde por esto de ser diputados. Bueno, a veces es dura la tarea, pero todos entendemos y buscamos la manera de ayudar si es nuestro compañero de trabajo, el profesor de la escuela o un estudiante de último año. Todo se puede arreglar, total es un tiempo no más.
Si quieren conocer alguna experiencia de otro país, invitamos a que los extranjeros visiten nuestro país. Los alojamos en alguna ciudad que no sea la capital, y entonces viajan los diputados que necesitan o corresponde que conozcan esas experiencias. Muy rara vez salen de viaje al extranjero sin una razón justificada y rentable para todos.
Los diputados trabajan proyectos de ley, acuerdos, resoluciones, lo que sea que tengan que hacer. Pero eso lo hacen a través de un sistema online donde pueden entrar con su verificación biométrica. Las sesiones y comisiones dejaron de existir. Largos y eternos discursos que llevaban a nada, donde nadie cambiaba de opinión, menos se informaba, se han reemplazado por un estudio personal, asesorado y comunitario de lo que se propone, para luego votar, en conciencia e informado, a través del sistema, con su verificación biométrica. Por otro lado, las herramientas colaborativas han transformado profundamente el trabajo de las comisiones temáticas haciéndolas mucho más productivas.
El diputado deja registrado en su sitio, las razones que justifican su voto, los diálogos que sostiene con la comunidad, ya sea en su “blog legislador”, o en consultas ciudadanas online o en vivo. Los teléfonos inteligentes y la buena conectividad hacen mucho más eficiente el trabajo. Uno puede ver diputados que se excusan un momento en la oficina porque se cumple el primer plazo para votar.
Podemos fiscalizar todo lo que ha hecho y como ha votado.
Podemos hacer mociones como ciudadanos, a través de los congresistas, o de nosotros mismos organizados para poder presentar nuestro proyecto según la Ley de participación. También podemos hacer mociones para desarrollar plebiscitos zanjando temas de mucha relevancia e interés donde no hay acuerdo. Podemos derogar su diputación si las causas reglamentadas se producen.
Al cuarto año vuelven a su vida normal, con una hermosa medalla que dice que un día fueron diputados de la República, que la comuna le agradecerá siempre su esfuerzo y dedicación.
Su blog queda sellado, pero disponible para consultarlo por quien sea y cuando sea.
Seguro a este sistema no es perfecto, y debe tener muchos errores. Pero de todas formas tenemos un congreso mucho más grande, mucho más ciudadano.
El Senado es un recuerdo lejano, de esa época donde señores de baja estatura política, algunos también de la otra, cocinaban las leyes a espaldas y en contra de la gente.
Comentarios
22 de mayo
Creo que el esquema esta bien, es un aporte, pero me queda una duda ¿ cómo identificamos antes de darle poder a la gente corrupta, ambiciosa, envidiosa, escaladora, ególatra, soberbia, mala leche que seguro se postulará, esto viene ocurriendo desde la noche de los tiempos. Recién cuando están en los cargos, en el poder, los podemos reconocer porque tienden a cambiar las reglas del juego y perpetuarse, pero ya es tarde, ya nos han hecho daño, ya han abusado del poder y volvemos a fojas cero.
+1
24 de mayo
Bueno Servallas, ser diputado en este modelo no es un privilegio. Tener unos cuantos cientos de ellos disemina el riesgo del cohecho. Ahora te bastan unos 10 para lograr torcer la mano a la ciudadanía por algunos millones.
Por otro lado se exigiría un mínimo de 2 años de trabajo en la comunidad y claro, de residencia.
Ya por el hecho de que salgan de la comunidad y que en realidad sea un real servicio, sin prebendas, más que su medalla al final del periodo sin re elección, en algo más de lo que es hoy, podemos mitigar el riesgo que señalas.