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El realismo de Boric movió la aguja  

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Gabriel Boric ha sido electo como Presidente de Chile de manera contundente, con una diferencia más holgada de las “encuestas” que se hicieron correr por cierta prensa y RRSS para instalar un clima falso de que esta elección sería voto a voto. Y además con una votación de carácter histórico, por tanto, llegará a La Moneda con un alto grado de legitimidad y con un mandato muy claro para implementar las medidas de su programa. Los 11 puntos de ventaja reflejan una victoria tajante y la alta participación evidencia que una parte importante de los chilenos le creyó el discurso más moderado que adoptó en la segunda vuelta. Votaron más de 8,3 millones de chilenos, la participación más alta desde las elecciones del 2009.

[texto_destacado]Las expectativas de cambio de buena parte de la ciudadanía se manifestaron concurriendo masivamente a las urnas y, de igual manera lo hicieron los sectores con temores a los cambios, en un escenario con una enorme desafección con la alta fragmentación partidaria y la crispación política. Se agrega a lo anterior que, en paralelo, se debate la nueva arquitectura institucional del país en la Convención Constitucional.

El próximo gobierno tendrá como un gran desafío manejar con habilidad las altas expectativas para materializar una red de protección social más amplia y un progreso socioeconómico más rápido, balanceando los énfasis en crecimiento y las demandas crecientes para satisfacerlas de manera fiscalmente responsable, preservando los incentivos adecuados para la inversión que faciliten generar un crecimiento razonable. Estos serán los principales retos a los que se enfrenta el futuro gobierno y sus responsables en la formulación de políticas en el mediano plazo, teniendo en cuenta que encarará un 2022 con problemas de inflación y muchas presiones sociales. El panorama económico para la nueva administración no es particularmente alentador, atendidas las restricciones fiscales y que, además, deberá sortear las trabas para lograr las mayorías que le permitan avanzar en sus propuestas en el Congreso, como consecuencia de la nueva composición del mismo, donde hay fuerzas más equilibradas, lo que hace más difícil poder hacer cambios sin una mayoría de su lado y, por supuesto, eso puede llevar al proceso político a una situación de un impasse político, donde las decisiones y medidas que urgen en el país pudieran no ser aprobadas de manera inmediata y eso afectaría negativamente el devenir político y económico del país, al tomar mucho tiempo la discusión legislativa.

En el Senado, la coalición de Chile Podemos y el Partido Republicano ganó posiciones aumentando a 25 escaños, generando una división equitativa en el Senado. Por otro lado, en la Cámara de Diputados, contará con fuerzas empatadas prácticamente en dos mitades antagónicas -con una evidente fragmentación y tensiones al interior de cada una de ellas- lo que podría, a partir del 11 de marzo de 2022, que el proceso legislativo quedara bloqueado en la tramitación de leyes consideradas primordiales para ambos bandos, ya sea para avanzar en reformas o para impulsar contra reformas a que aspiran los restauradores del conservadorismo.

En este escenario, donde ninguna coalición política tendrá una posición dominante en el Congreso -donde Apruebo Dignidad solo tendrá 37 diputados de 155 (equivalente al 23,8% de la Cámara) y cinco senadores de 50 (un 10% del Senado)- mientras Nuevo Pacto Social como sector mantiene un peso en el Congreso respetable (con 37 diputados y 17 senadores), por ende, se manifestará un equilibrio institucional que obligará al próximo presidente a negociar para implementar su agenda. Para tal efecto será necesario convenir con varios partidos políticos para pasar nuevas leyes y, de paso, incentivará el pragmatismo en las políticas a implementar. La construcción de mayorías va a ser una tarea crucial en el periodo que viene. El aprendizaje tras la primera vuelta es que el proyecto de Apruebo Dignidad no es una coalición de mayorías y, por lo mismo, se le hicieron importantes cambios al programa y giros del propio Boric en temas sustanciales. Es evidente que insistir en un gobierno exclusivamente conformado por Apruebo Dignidad no se haría cargo de la apertura política requerida. Las fronteras de Apruebo Dignidad no son suficientes para poder darle gobernabilidad a los cambios requeridos en Chile.

El problema a enfrentar en este nuevo período es cómo fomentar el crecimiento económico, porque definitivamente la economía chilena ha perdido capacidad productiva, junto con no satisfacer las demandas sociales.  El diagnóstico del Banco Central, en materia de crecimiento económico para el 2022 y 2023, es un panorama desalentador, considerando que Chile se enfrenta a un proceso de inflación galopante, como ocurre en otros países también, y el BC lo que está tratando de hacer con el manejo de la política monetaria es atajar ese proceso inflacionario, subiendo el costo del crédito y retirar circulante, lo que tiene un efecto sobre la economía. Es un problema que está encarando todo el mundo. También se tendrá que lidiar con un peso más débil y el fortalecimiento global del dólar, aunque en nuestro país está siendo artificiosamente instrumentalizado por los traders para influir en la designación del nuevo gabinete del presidente electo.

Asimismo, la seguridad respecto a la delincuencia, el narcotráfico y la violencia en la Araucanía -una problemática que en la campaña Boric la asumió con una genuina convicción y, que el FA y el PC la habían dejado en segundo plano- hoy se transforma en un asunto clave. Según diversos estudios, la seguridad es una de las primeras prioridades de las personas, porque afecta directamente en su calidad de vida y actividades diarias y requiere certezas para poder estudiar, trabajar y vivir en paz. Por otro lado, se vienen enormes vencimientos y habrá que emitir mucha deuda. Algunos economistas calculan que Chile va a tener que emitir entre US$ 21.000 millones y US$ 23.000 millones anuales para financiar el déficit fiscal, los vencimientos de deuda, bonos de reconocimiento y lentitud en recaudación de la reforma tributaria. Los peores pronósticos llevan la deuda/PIB de 50% hacia 2026, mientras que la Dipres la contempla en 39% al 2026 pero con la actual convergencia y sin gastos adicionales.

Las restricciones económicas, financieras, fiscales y políticas van a requerir desplegar, por parte del nuevo gobierno, de un talento político para evitar una situación de impasse político disruptivo, lo que necesariamente incluye manejar pedagógicamente las altas expectativas de la población.

Pepe Mujica entendía que la unidad de las fuerzas del cambio era un imperativo para avanzar en las reformas sociales y políticas “porque la necesidad histórica lo imponía en el peso de la crisis”. Gabriel Boric y Apruebo Dignidad están compelidos a escuchar dicho consejo para responder a las expectativas expresadas por la ciudadanía el 19 de diciembre. No por nada, en España, Podemos, muy parecido al Frente Amplio, forma gobierno con el PSOE, un paralelo a lo que representó en esta elección el Nuevo Pacto Social.

Lo anterior tiene especial relevancia, cuando simultáneamente, una Convención Constituyente está redactando una nueva Constitución que involucrará derechos sociales universales y los movimientos sociales van a demandar que se cumpla lo que plantea esa Carta Magna, así sea con un presidente de izquierda u otro, pero las presiones en la materia van a continuar.

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4 Comentarios

Rodolfo Schmal

Excelente columna, completa, objetiva, realista, que da cuenta de la titánica tarea que se tiene por delante. Veo una suerte de Concertación 2.0 con los jóvenes en la delantera capitaneados por Boric y una defensa con incrustaciones de la Concertación 1.0

Saludos, Rodolfo

    Jaime Rubio Palma

    Rodolfo, gracias por tu comentario,
    «La titánica tarea» podrá ser cumplida en la medida que no se infravalore el aporte de otros, junto con la capacidad de actuar mas allá de AD, buscando dialogar para llegar a acuerdos sustantivos que puedan ampliar el arco político de apoyo al gobierno del Presidente Boric.

    Saludos, Jaime.

Gonzalo vicuña

Usted señala casi al final de su preocupado análisis de lo que tiene que hacer el nuevo presidente :
«..lo que necesariamente incluye manejar pedagogicamente las altas expectativas de la población..»
Para usted obviamente nada deberia cambiar. «Vayan a comprar flores» fue una de las formas pedagogicas para bajar las espectativas de la gente.
Usted practicamente cuasi insinúa, que ahora que Gabriel Boric ha logrado el voto masivo para ganar la presidencia, ahora ya no importan .
Eso es lo que Gabriel Boric y el frente amplio vienen a cambiar. Por eso ha recibido la mayor confianza, la mayor votación en la historia de Chile.
En Chile hay plata para avanzar en equidad social. Este no es un país pobre. Es hora de que La economía , este al servicio de la mayoria . Hay un sector minoritario 1% que amaña
La economía, ellos deben ser «pedagogizados». Chile es de todos, no solo de ellos.

Jaime Rubio Palma

Estimado Gonzalo,
En ningún párrafo de mi columna he planteado que el Presidente electo deje de cumplir su programa. Al contrario, se deben desplegar todo el talento político requerido para llevarlo a cabo. El mismo Gabriel Boric ha reiterado que las transformaciones debían ser graduales y que requieren un amplio acuerdo (cuando hablo de pedagogía me refiero a eso), teniendo en consideración la necesidad de compatibilizar el inicio de las transformaciones sociales con el restablecimiento de los equilibrios fiscales y monetarios que se heredarán de la pésima gestión de la actual administración, lo que es prioritario y no resulta tarea fácil.

La historia nacional demuestra que los procesos de transformación requieren un gran acuerdo para hacerlos viables y sostenibles en el tiempo, exigencia aún más perentoria si se tiene en cuenta el empate político en el Congreso.

La creciente complejidad de la tarea de gobernar hace indispensable que el Presidente de la República cuente con un equipo que le permita dirigir efectivamente la administración y le asegure la unidad de propósitos, la adecuada interlocución con el Parlamento, los partidos políticos y la sociedad civil y la capacidad de gestión del conjunto del Gobierno y de cada una de sus principales prioridades legislativas.

Saludos.