Seguir negando que Cuba es una dictadura ha sido tal vez uno de los grandes problemas de cierta facción de la izquierda que se quedó con lo que fue la Revolución cubana, tapándose los ojos respecto al fracaso en el que esta desembocó, independientemente de algunos logros en materias sociales como la educación y la salud. Porque pasar por alto que la fórmula cubana no es más que una bonita estatua de marfil frente a la que muchos religiosos se persignan sin preguntarse para qué sirve realmente, es tal vez el gran problema que confunde la religión con la política. A la nostalgia con el verdadero propósito de lo que debería conllevar toda revolución.
Negar que los Castro pasaron de ser revolucionarios en busca de una justicia, hace muchos años atrás, a transformarse en las cabezas de un Estado cerrado, hermético y poco racionalizado sería una tontera. Sería negar lo obvio, pero también intentar buscar explicaciones ideológicas a lo concreto de las acciones y del fracaso por la poca proyección de la idea pensada por el fallecido Fidel. Ya que si bien los principios en los que se sustenta el proceso revolucionario son importantes para varios de nosotros, lo concreto es que el resultado deja bastante que desear.Fue como si todas las estrellas se alinearan en virtud de un discurso que ciertos lugares de la Democracia Cristiana han ido levantando por bastante tiempo: la poca coherencia democŕatica que ellos ven en el PC al no condenar abiertamente los años que lleva la dictadura cubana
Dicho lo anterior, parece importante detenerse en la prohibición de entrada a la isla de la que fue objeto Mariana Aylwin, quien iba a recibir un premio que la oposición cubana le entregaría a su padre, el fallecido ex Presidente de Chile. Como era de esperar, esta situación causó revuelo en muchos sectores, sobre todo en el democratacristiano y en una derecha que frente a cualquier cosa que sucede en Cuba o en Venezuela, de pronto, y casi por arte de magia, llena sus discursos de democracia, libertad y derechos humanos, situación bien curiosa para quienes leemos un poco de historia.
Una vez que Aylwin apareció en los medios ofuscada y pidiendo que el gobierno chileno interviniera en lo que había sucedido, en muchos pareció algo así como un gesto oportuno de parte del régimen cubano para las pretensiones políticas de Mariana el hecho de no dejarla entrar. Fue como si todas las estrellas se alinearan en virtud de un discurso que ciertos lugares de la Democracia Cristiana han ido levantando por bastante tiempo: la poca coherencia democŕatica que ellos ven en el PC al no condenar abiertamente los años que lleva la dictadura cubana ejerciendo un poder estancado y muchas veces hasta caricaturesco. Por lo que esta situación podría avivar las diferencias entre la ala más de derecha de la Falange y el partido de Camila Vallejo, debido a la urticaria que les causa a los primeros compartir espacios políticos con los comunistas.
Y es que aunque el Partido Comunista tenga incluso una tradición bastante más maciza que la Democracia Cristiana en materia democrática, lo cierto es que ciertas y erradas omisiones con respecto a la realidad cubana le han servido a falangistas, que no pueden sacarles en cara haber participado en horrores en el marco del Estado de Derecho al partido liderado por Guillermo Teillier, para sustentar su repudio hacia ideas de izquierda sin que suene demasiado notorio. Porque si hay algo en lo que la DC se especializa, es precisamente en dar golpes blandos sin transparentar muy claramente lo que piensan, ni menos enfatizar lo obvio: que hay un problema ideológico que está explotando hace años al interior de la Nueva Mayoría, sobre todo por la obstinación de la colectividad liderada por Carolina Goic por no dar su brazo a torcer el lógicas que se creían olvidadas.
Por ello es que lo de Mariana Aylwin parece claramente un acto de oportunismo. Algo que, de una u otra manera, iba a suceder porque viajar a la dicha isla nunca va a ser algo gratuito, menos cuando en un conglomerado existen diferentes percepciones con respecto a lo que ahí sucede.
Comentarios
28 de febrero
que desiluciante leer un artículo respaldondo dictaduras y violaciones de derechos humanos¡¡¡¡¡¡¡
Cuba lleva 64 años, si 64 años de dictadura ininterrumpida…. nosotros no alcanzamos a 17 años y quedamos colmados hasta el tuetano… y el columnista ni se entera del hecho…
porque no se pude rentir un homenaje al Presidente Aylwin en cualquier lugar del mundo????
porque Cuba no puede agrader a Mexico su apoyo histórico???
porque los cubanos no pueden estar felices que, por fin, la OEA denuncie la dictadura de Venezuela???
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