Hace unos años fui invitado a un seminario sobre educación que se llamó “La Experiencia Educacional de Nueva Zelandia y su Relevancia para Chile” organizado por la embajada del país insular y la Universidad Diego Portales. En el encuentro participaron la entonces ministra de Educación de Chile Mónica Jiménez, su par neozelandés, otros políticos y varios destacados académicos y docentes de ambos países.
Recuerdo que dos hechos me llamaron profundamente la atención y me alegraron, produciendo cierta envidia en mí mientras me preguntaba cuándo comenzaremos a hacer algo parecido aquí. Lo primero fue que antes de comenzar los discursos, los miembros del gabinete de Educación de Nueva Zelandia cantaron y recitaron poemas en maorí, explicando que el respeto por su origen multicultural era un aspecto clave de su desarrollo actual. Lo segundo, que es donde me quiero detener a reflexionar, fue que la última reforma educacional la realizaron con la participación de más de 15.000 profesores (sí, quince mil docentes!) incluyendo la participación de estudiantes y apoderados, quienes mediante la creación de “gobiernos escolares” tienen control sobre el presupuesto, el personal y las políticas de cada escuela.
El diagnóstico sobre los problemas estructurales de nuestro sistema educativo es claro. El lucro ha generado el sistema educativo más caro y más segregado del planeta, con malos resultados en términos de la calidad educativa alcanzada. La solución, apoyada por más del 85% de la población según el plebiscito nacional realizado en Octubre y por el 75%, según la última encuesta CEP, es el fin al lucro en instituciones educacionales. Siguiendo a la CEP, el 46% de los chilenos cree que el principal responsable de la ausencia de acuerdos en el conflicto educacional es el gobierno, el 67% estima que lo ha hecho muy mal en la materia, mientras que al 69% el Presidente no le da confianza. Más aun: a un 77% de la población representada le resulta lejano y sólo un 23% aprueba la gestión de Piñera al mando del gobierno. Es decir, la foto actual muestra un gobierno en crisis.
La toma del ex Congreso Nacional en Santiago será un día que el ex ministro de Educación Felipe Bulnes nunca olvidará. Más allá de la farándula, quedó de manifiesto que el país quiere expresar su opinión, participar y decidir democráticamente sobre este nuevo proceso reformador. Por su parte el gobierno no quiere escuchar, se hace el sordo y el ciego. Sin embargo habla muy bien, como si estuviera realizando transformaciones históricas, entrega cifras revolucionarias de inversiones en educación. Pero se tropieza, los gastos prometidos eran menores a los realizados por el gobierno anterior.
Las decisiones tomadas bajo cuatro paredes y contrarias al pensar nacional le han hecho un gran mal a este gobierno y al país. Chile aún sufre bajo la cultura del autoritarismo en sus más diversas esferas, también en la Educación y la Economía. Justamente, la educación y las empresas modernas buscan el desarrollo y el compromiso de los estudiantes y empleados. En la medida en que innovan, desarrollan e investigan sus propias ideas, es más posible lograr la calidad y la creación de valor. Las empresas más innovadoras del mundo como Google, Apple o el Cirque du Soleil, que son casos de estudio en todas las escuelas de negocio de las prestigiosas universidad en que estudiaron gran parte de los ministros, son el ejemplo a imitar, incentivando la participación y la colaboración, es decir, más democracia.
Cuando trabajé en diversos proyectos escolares en el marco de la Ley de Subvención Escolar Preferencial (SEP), que tenía como objetivo focalizar los recursos en los alumnos prioritarios, me di cuenta de que este programa tenía la virtud de invitar a todos los actores a nivel escuela a participar de su Plan de Mejoramiento Escolar (PME). De esta manera el equipo directivo, docentes, asistentes de la educación, estudiantes y apoderados elaboraban en conjunto su PME, donde todos los actores participaron activamente indicando sus preferencias y tomaron como propio. Se buscó acuerdos y soluciones en conjunto, lo que hizo que después, en la implementación, se lograran resultados positivos en cuanto al aumento en la calidad de las clases en diversas escuelas de Concepción y La Serena.
La nueva incorporación como ministro de Educación de Harald Beyer, justo cuando termina el año 2011, parece un jugada desesperada de último minuto; pareciera que todas las esperanzas están puestas en comenzar bien este 2012. Sin embargo, da igual quién sea el ministro de turno si es que las ideas son opuestas. Sebastián Piñera y su gobierno están aferrados a la idea de que el lucro en educación es necesario, aunque toda la población esté en contra. Si el gobierno continúa con su monólogo, y sigue haciéndose el sordo y el ciego, no se solucionará nada. La reforma educacional es una política de Estado, donde el rol y la voluntad del gobierno en un sistema presidencialista son fundamentales. Esperemos que Beyer pueda reabrir el diálogo y convencer a Piñera, RN y a la UDI, de que no es posible seguir defendiendo un sistema fracasado y con el cual la gran mayoría del país está en desacuerdo.
Si lo anterior sucediera, y se lograra crear una “hoja de ruta” en una forma democrática, esto podría catapultarnos al tan anhelado desarrollo. No obstante, como en el libro Perico Trepa por Chile, donde un niño de 8 años abandona su escuela porque sus padres no tienen dinero y recorre el país de Sur a Norte, el movimiento por una nueva educación está recorriendo el país. Con Gabriel Boric a la cabeza, la Confech aparece más fuerte y organizada que nunca, porque el movimiento persigue una idea y no un liderazgo. La organización por barrios, por comuna, por ciudad y región está ayudando a que hasta el último rincón de la patria esté llegando el debate abierto, democrático y pluralista. Finalmente, creo que mientas más comunidades participen, mientras más gente debata, mientras más estudiantes, profesores y apoderados expresen sus opiniones, la construcción a nivel país de la educación que queremos para nuestras actuales y futuras generaciones estará más cerca.
* Matías Knust, Sociólogo, Master (c) en Sociología de la Infancia, Norwegian University of Science and Technology (NTNU)
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Foto: Kena Lorenzini
Comentarios
01 de enero
Muy bueno el artículo. ¿Porqué no somos capaces de escuchar y aprender? ¿Porqué los llamados «intereses de grupo» pasan a ser más importantes que el interés común de una sociedad donde se viva más tranquilo, que sea mas justa y equitativa??
En otras palabras, ¿porqué somos tan estúpidos que no podamos darnos cuenta que «mi interés» es que el vecino también esté bien y pueda cumplir con sus metas de vida.?
El sectarismo que nos llevó a la dictadura sigue vigente, y los políticos tradicionales siguen entrampados en el paradigma de que ellos son los «especialistas» en hacer política, en lugar de dar cabida a la participación ciudadana para generar un mejor país.
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01 de enero
Hola Nathan, muchas gracias por tu respuesta y aporte. Yo tengo las mismas dudas que tú. Por ahora la suerte de ganarme una beca de la Unión Europea me llevó a Noruega a estudiar y a darme cuenta de que acá hay un aprecio por la igualdad y por la participación (política o no) muy importante. Recuerdo que un doctor en Antropología en la charla inaugural del semestre contaba que auí vas a encontrar los ingenieros más baratos del mundo y también los panaderos más caros. Es un país que busca el bienestar de todos. Muchos dirán que este sistema es posible gracias al petróleo, pero la verdad es que los noruegos ya tenían este sistema desde antes. Los hijos de los reyes fueron a colegios públicos, como cualquier otro de acá. Sin embargo acá también hay problemas. Lo importante no sé si es que lo políticos tradicionales den cabida, tal vez más importante es ganarse el espacio. Confío en que el movimeinto por la nueva educación logre este objetivo, pero para eso tiene que convocar a todos los sectores, basándose en los DDHH, más que en idealogías políticas (que probablemente son representadas por la izquierda),
Saludos,
MK
02 de enero
Hola matías.
Buen artículo. Sólo quería agregar al listado de buenas prácticas de los neozelandesesa, otro aspecto que me pareció sumamente interesante: ellos tienen un muy buen sistema de educación a distancia (correspondence School), que permite que todo aquel que tiene dificultades para asistir a las escuelas, pueda desarrollar su plan educacional con los mejores recursos en línea. Sobre ésto escribí una columna en su momento en http://blog.latercera.com/blog/ddesaintpierre/entry/educaci%C3%B3n_a_distancia_una_experiencia.
Creo que las nuevas tecnologías disponibles deben ser incorporadas al aula, como recurso de apoyo, para desarrollar modelos pedagógicos innovadores.
Saludos
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02 de enero
Hola Didier, gracias, es un aspecto muy importante el tema de la educación a distancia, sobre todo en las regiones tan aisladas de neustro país. Igualmente, cuando realizaron la reforma, la revolución digital fue clave para entregar y recibir información. A lo que iba con el articulo es que una verdadera educación útil para el país, es aquella que logra integrar las necesidades gran parte (idealmente todos) los actores sociales. Y punto seguido, el MNE tiene que aterrizar sus propuestas al nivel de ciudadanía, integrando a todos los actores posibles, para poder ejercer mayor presión. Creo que las marchas sirven, pero más importante, sobre todo porque el rechazo a las marchas pareciera ir aumentando, es implementar una metodología democrática que vaya integrando y organizando a toda la población.
Saludos,
MK
03 de enero
Hola Matías, buena columna! Coincido con la importancia de incluir a los actores en la toma de decisiones. Es la cultura democrática que hoy nos hace falta. Y sobre el liderazgo de Boric y fortalecimiento del movimiento, no sé si será tan así… a ratos me da la impresión que éste se puede fragmentar… sumado a la figura de Beyer que representa la tecnocracia como fuente de legitimidad de las decisiones, justo ahora que lo que se requiere es democracia, la opinion de los «sin título».
Abrazos!
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03 de enero
Hola Rocío, coincindo contigo en todo, excepto en lo qu respecta al liderazgode Gabriel Boric. Ojalá no me equivoque si sucede lo que tu señalas, sería lamentable. De todos modos es política ficción, y ahora hay que apoyar a Gabril, como se apoyó a Camila.
Un abrazo,
MK