Mucho se ha hablado respecto a Michelle Bachelet. Podríamos decir que existe una gama de personeros que la defienden y amparan por una serie de razones, mientras que casi de igual manera pero desde la otra trinchera, le llueven las críticas y los emplazamientos para que se pronuncie en una serie de temas de interés político y social. Sin embargo, más allá de esta evidente dualidad predominante, sistemáticamente se ha ido construyendo una especie de mito alrededor de la ex mandataria. El mito descansa básicamente en la creencia de un sector político de que el retorno de la actual responsable de ONU Mujeres es la solución a todos los problemas que aquejan a Chile hoy en día. Como si se tratase de una especie de Dios que descenderá de las alturas, la idea es que la ex presidenta retorne a Chile de cara a las presidenciales del año próximo y como por arte de magia o por una cuestión de lógica, si lo prefiere, se debería poner en marcha, una serie de reformas políticas que hoy Chile no tiene, y que en última instancia, los políticos le deben al país. Si Bachelet vuelve, el mito dice que podremos ser testigos de la materialización de todo el discurso que la Concertación hoy en día pone en la palestra. Es decir, a priori, se debiesen dar las instancias para una reforma al sistema binominal; y por ende, una voluntad por sentar las bases para una nueva constitución; reforma educacional y por último; disminuir la desigualdad.
Esta creencia paulatinamente se ha ido instaurando en el colectivo social, como parte de una estrategia política para obtener el poder una vez más. De hecho, muchos políticos, se han autoproclamado defensores de Michelle Bachelet, mientras que para otros, es evidente que la ex mandataria regresa. Creen ver o quieren hacer creer que las señales de su llegada están a la vista. Sin embargo, pretendiendo ser lo más realista posible, resulta improbable distinguir un hecho concreto que determine si efectivamente Bachelet va a volver o no.
Algunos se apresuraron en afirmar que la carta enviada por Bachelet a la DC, en el marco de la junta nacional de dicho partido, era una señal clara de posicionamiento político, casi como un instructivo escrito en códigos, a uno de los pesos pesados de la Concertación. Luego, llegó otra carta, esta vez al PPD, en un tono cordial como es de costumbre, pero directo. Sin embargo, no hubo mención alguna a una eventual carrera presidencial, y así el mito siguió creciendo.
A pesar de toda esta maquinación política, es claro que el apoyo hacia Bachelet nace de sus cualidades personales y su capacidad de ser un reflejo de la sociedad, convirtiéndose casi en una diosa pagana que escapa del tumulto sucio y enrarecido de la política actual. Es por ello que, la sociedad finalmente le rinde tributo a la imagen, a la figura, mitificando todo alrededor de ella, restándole importancia a los cuestionamientos, polémicas y por supuesto al debe en muchas materias que ahora cobran relevancia, como el cuidado del medioambiente y el excesivo número de termoeléctricas aprobadas durante su gestión, mientras la mayoría de los políticos de su sector le siguen prendiendo velas y aumentando la expectación.
La mitología que rodea a la ex presidenta se va a acrecentando de forma desmesurada, imposible de contrarrestar con cualquier artilugio, y a medida que los rumores de pasillos, los planes y posicionamientos políticos para ir acomodando los favores, e ir fraguando el piso político para el establecimiento de un programa de gobierno, más se alimenta el mito, más la sociedad va intuyendo que la política se está preparando para algo grande, como si se tratase del choque de un cometa.
La gente percibe el arribo de Michelle Bachelet a la política chilena, lo cual habla pésimo del Estado de la política, puesto que la Concertación está hipotecando las elecciones en base a un ideal, restando importancia a los nuevos liderazgos y la renovación, forzando a la derecha a desdibujar al Presidente Sebastián Piñera, prefiriendo apostar por una carrera de múltiples abanderados que se pegan codazos por debajo de la mesa. Y en última instancia, habla mal de nosotros como sociedad, ya que el tema ya no es que la gente vote por el candidato con el cartel más grande o por el político que más ubica, desmereciendo eternamente el liderazgo local y escasamente joven. No, ahora es que la política se está sosteniendo bajo supuestos, teorías y auto convencimientos.
Yo me pregunto ¿qué pasaría si Bachelet decide finalmente no regresar? Se produciría una decepción terrible en la Concertación, posiblemente todo ese alto porcentaje de apoyo a Bachelet se disiparía, de tal manera que les sea imposible retenerlo. La peor parte se la llevaría la sociedad, ya que aquellos que creían que volvería se verían engañados, mientras que el resto, una vez más avergonzados de la política y entonces, en ese caso ¿Habrá valido de algo la reforma de inscripción automática y voto voluntario? ¿Podrá aguantar la gente otra decepción más de los políticos? Y ¿qué pasará finalmente si Bachelet vuelve y se convierte en presidenta una vez más pero nada cambia, todo se mantiene tal cual?
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Comentarios
02 de agosto
Si la oposición sigue fraccionada, fagositando a sus propios líderes,,, le pavimenta el camino a la derecha para su reelección!
Se necesita urgente llegar a los consensos mínimos para levantar a un candidato potente! Si no aparece ninguno, una Bachelet con manos libres y comprometida con las reformas estructurales que el pais necesita, puede ser una gran carta, al menos mucho mejor que la alternativa de un candidato populista sin piso o un candidato que mantenga a la derecha en la Moneda.
Cordura, porfavor!
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02 de agosto
Mientras exista sistema binominal, olvidémonos de cambios de verdad.
02 de agosto
Muy interesante reflexión.Hace un tiempo pensé que lo mejor para la próxima década sería una renovación de liderazgos e ideas. Para ello, estimaba que doña Michelle diera un paso a lado, no por ninguneo, sino porque, de acuerdo a lo que percibo, la coalición que la acompaña piensa más en el poder antes que en una nueva forma de hacer política y generar propuestas. Sin embargo, creo que se impondrá esto último, gracias a esta suerte de parusía bacheletiana.
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24 de septiembre
La ex presidenta si se postula ¿Con quien va a gobernar? Con Lagos que privatizó todo. Con los que instalaron más de 50 Termoeléctrica? Con sus 43% de Autoridades de su gobierno que pertenecían a empresas privadas? Con una Concertación sin propuestas y lejana de la gente que sólo la quiere utilizar para recuperar el poder para beneficio de unos pocos que siempre han sido los mismos en 20 años? y que ahora quieren sumar al P Comunista para asegurarse? Perdonenme un segundo gobierno de Bachelet en esas condiciones sería un fracaso para el país. Los demócratas cristianos honestos que no están en el poder lo saben..
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12 de marzo
Mira a quien me encontré acá!
Un abrazo pipe, buena columna.
Vuelva o no Michelle, distintas moscas… pero lo que comen no va a cambiar. (medio tardío mi comentario)
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