En estas elecciones me hubiera gustado sentirme profundamente orgulloso del triunfo de la «derecha» porque significó el triunfo de ideas muy bien desarrolladas y un programa presidencial de cara al futuro que nos demostrara un derrotero claro muy bien definido por muchos años y varios gobiernos. Está claro… que esta es una oportunidad histórica para la derecha. La denominada «izquierda» profundamente dividida sin claridad real en sus propuestas y con fracturas hasta el nivel del pensamiento ideológico.
Me llama la atención que la derecha no sembró en realidad esperanzas y constructivismo, sino más bien, «y que en política es más fácil destruir que construir», lo que ganó en realidad fue la incorporación de la incertidumbre e inseguridad respecto al supuesto triunfo que representaba la «izquierda», como por ejemplo: Los argumentos de «Chilezuela» o la estampida de capitales inversionistas. Gran responsabilidad tiene la pésima y mal influenciada campaña y discurso del senador Guillier. No fue muy inteligente y muy mal asesorado (No me gustan los que ganan por ser menos malos… prefiero la gente talentosa… pero al parecer solo existe en el primer mundo).
En general económicamente el gobierno no puede ser malo. Los commodities están subiendo por lo tanto habrá caja para que el Estado invierta y más su tan vendida «Buena gestión»… Pero se espera algo más…
Esta campaña fue algo extraña y me recordó el escenario político de Büchi y Aylwin e incluso me trajo recuerdo del debate entre Jaime Guzman y Andrés Zaldivar en cual se esbozaron prácticamente los mismos argumentos políticos de hoy (J.A. Kast muy similar a Guzmán). Pero ahora la derrota se la lleva la ex Nueva Mayoría… ¿Cómo es posible que se construya un futuro gobierno con los argumentos de casi 30 años atrás? ¿Que tiene la gente y estos políticos en la cabeza?
Puede haber una explicación… Cuando una habla con personas que vivieron el régimen de Salvador Allende se puede comprender «algo» (Por lo general uno crea hacia adelante)… Los agricultores que conozco – la mayoría de ellos – vivían hacinados en sus campos y con montoneros amenazando una posible toma y la fragmentación y expropiación de terrenos, propiedades y maquinaria; como también el riesgo que significaba a su propia integridad física y a la de sus familias.
Otras personas vivieron en carne propia el desabastecimiento del comercio, la falta de productos para formar una canasta básica, colas interminables que duraban horas, problemas en la atención pública de salud y lo que significaba el desorden y asesinatos ocurridos en el mismo gobierno y el terror que propiciaba un supuesto autogolpe de facciones de la extrema izquierda queriendo conducir al país hacia el comunismo y como somos nosotros – al estilo Marxista Leninista-.
Con los años, estas personas se transformaron en el apoyo incondicional e irrestricto del régimen militar como también de los votantes de la derecha más conservadora que al parecer revivió mas por miedo y no por mérito de «ideas nuevas de desarrollo económico y social». Agregamos las imprecisiones del Frente Amplio – Nueva Mayoría y la siempre inadecuada y poco evolucionada influencia del partido comunista y por último la falta de carácter e identidad propia del mismo Guillier.
Al escuchar un argumento muy repetitivo y sobre todo al panelista de Tolerancia Cero, Fernando Villegas, quien tiene gran habilidad para utilizar argumentos filosóficos para denostar y alabar, pero también para descalificar argumentos sólidos de desarrollo pero mal planteados y explicados. Este personaje, al dar su análisis de la derrota de la ex Nueva Mayoría nos quiere dar a entender que los proyectos de largo plazo y los conceptos construidos desde las bases son inadecuados, fuera de tiempo y no atingentes según requerimiento de la plebe. Al contrario sí son sólidos, trabajar para el corto plazo y en donde los problemas de la gente común, tan propios de las vicisitudes de las clases bajas que viven en cualquier país subdesarrollado, ¡son el foco principal!
En resumen de esta segunda vuelta de esta elección, siento un temor por el próximo gobierno al traducirse en un populismo inteligente y muy bien administrado. El primer gobierno de Sebastián Piñera no terminó de buena forma ni el político ni lo económico, se farrearon la posibilidad de trascender y el show mediático de la UDI, que le encanta siempre hacer cuando no tienen expectativas reales de tomar ellos el control de un gobierno, o simplemente ganar una elección. En general económicamente el gobierno no puede ser malo. Los commodities están subiendo por lo tanto habrá caja para que el Estado invierta y más su tan vendida «Buena gestión»… Pero se espera algo más…
Sería muy relevante que la derecha sea capaz de representar algo más que lo económico. Es tan ridícula esta política de Izquierda y derecha. Parece un triángulo amoroso del marido que paga las cuentas y el otro «sin comentarios».
Un debate de ideas, propuestas, iniciativas, reformas económicas y políticas sobre todo en ¿Qué y cómo hacer? que la educación explote lo mejor del cerebro de los Chilenos y nos haga controlar la economía en base al conocimiento y el desarrollo tecnológico. «Todavia al debe»
«Chile país de la retórica incertidumbre»
Comentarios
01 de enero
A si es .la gente tiene miedo al exesivo populismo de la izquierda q solo es democratica en su discurso pero igual de autoritaria y corrupta en los hechos tal como la extrema derecha . Y el pueblo sintio q tenia q poner freno a esta carrera izquierdista y decidio votar por Piñera . Eso les da algo de seguridad y evita a la izquierda lograr su cometido y no necesariamente es por q Piñera sea un buen presidente sino por evitar un mal mayor.
0