La solución es una tarea país que nada tiene que ver con derechas o izquierdas, como neciamente lo hacen ver. Es un tema que requiere políticos más inteligentes, más valientes y más conciliadores. Es un tema que requiere ciudadanos más generosos y menos discriminadores. Es un tema que requiere medios menos sesgados y más informados.
No nos confundamos. No hay ninguna causa que justifique matar y menos quemar a alguien. Así como tampoco es aceptable un balazo por la espalda. Esto va más allá de mapuches, huincas, agricultores y las etiquetas de siempre. Es un tema humano. Todos los asesinatos son repudiables, sin matices ni consideraciones. Todos.
Un tema aparte es el mal llamado ‘conflicto mapuche’, un conflicto complejo, con mil aristas, interpretaciones y sobre todo con demasiada historia, muy sangrienta, por cierto. Un conflicto que no es de los mapuches sino del Estado de Chile con los pueblos indígenas que lo precedían. Un conflicto que en definitiva es de cada chileno.
Es deplorable que, como sociedad, más allá de la orientación política que cada uno tenga, aceptemos que nadie, en años, décadas y siglos, haya hecho nada concreto por solucionarlo.
Lejos de los términos técnicos que los antropólogos, sociólogos y expertos manejan, sin duda, mejor que yo, el mejor inicio para terminar la violencia que involucra a todos los sectores, es partir por asumirnos constitucionalmente como un país con multi e intercultural, donde conviven en el mismo territorio diferentes etnias. Y desde ese punto asumir políticas integrales que preserven, apoyen, integren y difundan la cultura mapuche y de todas las otras etnias que cohabitan esta tierra.
Es sin duda algo particularmente difícil, pero no existe otro camino.
Podrán aplicar las más rigurosas leyes, encerrar a 5, a 10 o a 15 personas por el horrible asesinato en Vilcún y, tras eso, el conflicto continuará existiendo como existe desde hace tantos siglos. (Ojo, no digo ni por un momento que el castigo no deba existir. Sin duda que sí. Un asesinato siempre debe ser castigado con cárcel, lo que lamentablemente no ocurrió en el caso Catrileo).
Por eso la solución profunda no tiene que ver con leyes antiterroristas o llenar de «inteligencia policial» la Araucanía.
La solución es una tarea país que nada tiene que ver con derechas o izquierdas, como neciamente lo hacen ver. Es un tema que requiere políticos más inteligentes, más valientes y más conciliadores. Es un tema que requiere ciudadanos más generosos y menos discriminadores. Es un tema que requiere medios menos sesgados y más informados.
Es un tema que necesita el aporte de todos, sin exclusiones, para lograr la co-creación de un Chile en el que todas las culturas que lo habitan puedan desarrollarse y compartir el territorio de forma justa y solidaria.
Si logramos eso seremos, de verdad, un país mejor.
Comentarios
05 de enero
Total y absolutamente de acuerdo. Tomemos ejemplos como el de Nueva Zelandia y Australia. No será fácil, pero tenemos que hacernos cargo de lo que hemos tratado de barrer bajo la alfombra. No permitamos que el gobierno nos muestre un Sendero Luminoso para continuar con medidas represivas.
+2
07 de enero
Téngase presente:
Chile , fértil provincia y señalada, en la región antártica famosa, por remotas naciones respetada por fuerte principal y poderosa. La gente que produce es tan granada, gallarda y belicosa que no ha sido por rey jamás regida por fuerte, principal y poderosa.
ALONSO DE ERCILLA Y ZUÑIGA (SIGLO XVI)
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07 de enero
PS:
Fe de erratas:
Chile , fértil provincia y señalada, en la región antártica famosa, por remotas naciones respetada por fuerte principal y poderosa. La gente que produce es tan granada, gallarda y belicosa que no ha sido por rey jamás regida ni a extranjero dominio sometida. ALONSO DE ERCILLA Y ZUÑIGA (SIGLO XVI)
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