El momento constituyente en que estamos, que debe continuarse formalmente en octubre de este año 2020, resulta una ocasión inédita de deliberación para el planteamiento de proyectos políticos de sociedad. Esta es una coyuntura adecuada para profundizar en el proyecto del buen vivir en el debate ideológico nacional.
Entendemos la idea del buen vivir no como una propuesta más de país, o un mero programa de cambios y reformas. Se trata de proponer otra forma de vida en sociedad, el paso de la protesta a la propuesta, yendo más allá de la fórmula en negativo de lo puramente anticapitalista y antineoliberal. Es la propuesta de un nombre para ofrecer un sentido general que oriente las transformaciones o restituciones en los diferentes aspectos de la vida humana. El buen vivir como respuesta al agotamiento del paradigma moderno de la existencia -con sus visiones de progreso, evolución lineal y superación-, como propuesta de “desacople” entre la calidad de vida y ese progreso en la acumulación y continuidad, y arrastrando consigo también el valor de lo nuevo, una crisis del valor de futuro. Un cambio radical en el modo de experimentar la historia y el tiempo.
Los buenos vivires para una sociedad persuasiva de convivencia ciudadana en la diversidad. Una propuesta como objetivo de una alianza política de mayorías, capaz de responder a los viejos problemas de la pobreza y la inequidad, considerando la necesaria dignidad de todos. Creemos que actualmente hay pocas propuestas de proyecto político alternativo de sociedad. Se trata de proponer aquí no un desarrollo alternativo sino una alternativa al desarrollo, en sus diferentes formulaciones –con su obsesión por el crecimiento, el consumismo y la expoliación de los ambientes naturales-. El buen vivir/los buenos vivires como propósito del devenir histórico. Reconocer la importancia de integrar el ecofeminismo y la crítica del patriarcado en un proyecto del buen vivir. El carácter utopista, de inquietud utópica, de éste, en una época de desilusión ante las utopías. La revisión para saber si hablamos aquí de ideales o de costumbres de los pueblos, o de lo que se ha venido a llamar un cambio de época.El buen vivir supone una profunda transformación respecto a lo que consideramos conocimientos, transformándose las ciencias con el reconocimiento de los saberes locales e indígenas
El buen vivir también como otra experiencia de la Naturaleza, de su dignidad, incorporando o restituyendo la inspiración de un nuevo -o muy antiguo- paradigma, a través de la consideración de las concepciones indígenas latinoamericanas de lo que se llaman las “armonías” en la vida social y la relación con la Naturaleza. La experiencia y aprendizaje de estas armonías supone señalarlas en oposición a muchas experiencias de los mercados, el individualismo y los desequilibrios de la acumulación indefinida (crecimiento económico). El proyecto del buen vivir/küme mongen mapuche, como proyecto de una sociedad intercultural y plurinacional; como un nuevo modo de convivencia con los pueblos indígenas que habitan el país.
El buen vivir supone una profunda transformación respecto a lo que consideramos conocimientos, transformándose las ciencias con el reconocimiento de los saberes locales e indígenas. También vemos transformaciones en lo que toca a las formas de afectividad y espiritualidad -pérdida de la fe en el progreso, en el valor de lo nuevo-, especialmente en la experiencia de comprensión de la relación de lo humano con lo no humano en la Naturaleza. Una concepción “holística” deshace la separación o incomunicación de Sociedad y Naturaleza, y puede inspirar un movimiento distinto al de secularización.
Los derechos de la Naturaleza son un eje en el lado ambiental del buen vivir y el reemplazo de un modo de relación antropocéntrica con ella. Posicionamiento entonces de un biocentrismo que vele por los ecosistemas, su conservación y restauración. La justicia social que se extiende a una justicia ambiental con los elementos de la Naturaleza. La urgencia de alternativas frente a un planeta amenazado por la crisis del cambio climático y la pérdida de la biodiversidad. Ante una Tierra, que ya no tiene la capacidad de absorción y resiliencia suficiente para continuar por la senda del crecimiento y el consumismo planetario.
Buscamos promover una reflexión ideológica y ciudadana sobre el sentido y contenidos de un proyecto de sociedad donde el buen vivir se constituya como uno de los principios ordenadores. Nos orientamos en vista de la propuesta en temas asociados con el proceso constituyente y la Convención Constituyente.
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