En la reciente jornada del 12 de noviembre, fuimos testigo como país de una serie de ataques a edificios públicos y sedes de partidos políticos, esto no solo afecta a los servicios públicos en particular, ni las sedes de los partidos, sino que además es una señal clara de desconfianza a las instituciones públicas y partidos políticos, pero además una amenaza a la democracia.
Primero existe una percepción de desconfianza del actuar de las Administraciones Públicas, las respuestas lentas e inoportunas, los fraudes y la corrupción han sido los elementos incitadores de la desconfianza.
En la misma línea existe un bajo nivel de confianza en los Partidos Políticos, lo que además se expresa en una crisis de representatividad, basta mirar el informe del Latinobarómetro (2018) para darse cuenta que este efecto es generalizado en Latinoamérica. A modo de ejemplo, la confianza de la ciudadanía chilena en los partidos políticos ante la pregunta “mucha” o “algo” es de un 14%, esto es consecuencia de una serie de hechos de corrupción conocidos por la ciudadanía.
Además, los niveles de representación ciudadana en cuanto a militancia en los Partidos Políticos son de un 7,7%. Este es el resultado al dividir la cantidad de personas habilitadas para votar en 2017 con la cantidad de personas inscritas en un partido político según datos del SERVEL (2019). En consecuencia, el nivel de confianza, se expresa en un bajo nivel de militancia ciudadana, lo que además refleja bajo nivel de participación en las elecciones, por ejemplo, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales 2017, participó el 49% de la población habilitada para sufragar en comparación al promedio de un 69% OECD (2017).La marcha pacífica es legítima, las demandas de este movimiento ciudadano deben ser oídas, pero la destrucción, el vandalismo no es el camino, sobre todo por que desvía la atención de las justas demandas y empaña el movimiento ciudadano,
En segundo lugar, un acto de ataque a las reparticiones públicas como, Gobernaciones, SEREMIS, Municipios, y Sedes de Partidos Políticos, es un acto de violencia directa a la democracia, esta democracia que costó 17 años recuperar. Una democracia que sin duda no es perfecta, evidencia de esto es el descontento de la marcha pacífica y el largo petitorio ciudadano, que se refleja además en una solicitud de Nueva Constitución. La Marcha pacífica es loable, creativa, alegre. La marcha grita, canta, baila y salta. La marcha pacífica es un mecanismo de participación ciudadana y es un modo de expresar el descontento y un petitorio.
Sin embargo, el acto de destrucción, el saqueo, el vandalismo no es compartido en general por la marcha, son miembros que se descuelgan de este movimiento, para destruir todo lo que puedan en un mar de irracionalidad, sin importar que la misma ciudadanía es quien se beneficia de un servicio público y las prestaciones que este realiza. Incluso este grupo de destrucción se clasifica en seudo anarquistas que pretenden combatir todo aquello que se denomine poder. Por otra parte existe un grupo de saqueadores a ciegas que pretenden obtener beneficios materiales de aquello que se pueda hurtar de los edificios que se destruyen, y que han afectado principalmente a centros comerciales, supermercados, pequeños locatarios y Pymes.
La destrucción de las Instituciones de la Administración Pública, por un lado, es grave pues somos todos los chilenos quienes con nuestros impuestos financiamos la organización pública que ejecuta las políticas planes y programas que van en beneficio de todos, especialmente de los más necesitados.
La quema de las sedes de los partidos políticos también debe lamentarse, pues más allá de las opciones políticas de cada uno, los partidos son quienes actúan y se mueven en los espacios de representación según las reglas del juego. Aunque exista tal nivel de desconfianza hacia los partidos y críticas profundas al sistema de partidos, son las reglas del juego, las deben ser combatidas con ideas y propuestas, no con fuego y violencia.
Por tanto, la marcha pacífica es legítima, las demandas de este movimiento ciudadano deben ser oídas, pero la destrucción, el vandalismo no es el camino, sobre todo por que desvía la atención de las justas demandas y empaña el movimiento ciudadano, y debilita la adherencia de las familias. Además el desafío es para los partidos políticos, para reformar la forma de hacer política, hacia una política más honesta, abierta, proba y transparente.
Comentarios
16 de noviembre
a quien le beneficia que se quemen los documentos en bienes nacionales ?
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18 de noviembre
a nadie, al contrario perjudica tanto a los usuarios del Ministerio de Bienes Nacionales, como al mismo Ministerio al tener que redestinar recursos para reparación de daños de los inmuebles y pérdida de tiempo en la recuperación de los documentos quemados.