La Constitución de 1828, ha sido, en dos siglos de Historia, la única acordada libremente por la ciudadanía chilena
Buscando las causas profundas del Conflicto Social que vive Chile.
El proceso de la Independencia. El inicio del conflicto entre el social-productivismo y el mercantilismo.
Los acontecimientos ocurridos en Europa que determinan el proceso independentista en América, definen, a su vez, a propósito de construir un Estado Nacional y terminadas las luchas armadas con el Imperio, el enfrentamiento entre dos posiciones respecto al futuro de Chile, que poco se ha estudiado y analizado.La Constitución de 1828, ha sido, en dos siglos de Historia, la única acordada libremente por la Ciudadanía chilena
Los distintos historiadores, cada uno de ellos con visiones a partir de sus posiciones sociales y económicas, nos describen, la mayor parte de las veces, una Historia o memoria política de la nación saturada de estatuas y héroes. En ningún rincón aparece el pueblo y/o la masa ciudadana como el principal actor de su destino.
Se plantea, actualmente, que «no está claro como se ha constituido la interpretación histórica predominante sobre el crucial período 1810-1837. Dicho período corresponde al de fundación del Estado y la Política«. (Construcción de Estado en Chile, 1800-1837. Gabriel Salazar. 2006. Editorial Sudamericana).
El conflicto entre las dos concepciones aludidas (mercantilismo versus social productivismo), se evidencia, según las actuales interpretaciones de la Historia Social de Chile, en el enfrentamiento entre el principal héroe de este tiempo, Bernardo O»Higgins y el General Ramón Freire, Intendente de Concepción y General en Jefe del Ejército de la Frontera.
Poco se conoce en la historia oficial, saturada de batallas militares y de héroes, respecto al conflicto entre las provincias y Santiago, representadas respectivamente por Ramón Freire y Bernardo O»Higgins respectivamente.
Poco se sabe de la postura, centralista y de apoyo al patriciado mercantil, expresada en O»Higgins y el apoyo a la postura social productivista, expresada en el General Freire. Posiciones que, finalmente, desembocan en la batalla de Lircay, cuyo resultado posiciona triunfante al bando representativo del mercantilismo. La intervención expresa del triministro, Diego Portales, personaje clave en la historia de Chile, y quizás uno de los mas controvertidos, fue determinante en esa batalla. Sobre este, el historiador Francisco Antonio Encina expresó «No hay entre las figuras de la historia americana otra más deformada que la de Portales». («Portales».Tomo 1, Francisco Encina. Editorial Nascimiento. 1964).
Poder Político, y Poder Ciudadano Constituyente.
Diego Portales ¿ Estadista, constructor del Estado Nacional.?
Estudiar, reestudiar, analizar con ojos nuevos, desde una perspectiva más de historia social que de Historia tradicional, de héroes y monumentos, la construcción de Poder y relacionarlo con Dinero, es decir con el control que grupos económicos ejercen sobre los países como el nuestro, resulta indudablemente complejo, por lo que en unas cuantas páginas no es posible abarcar esta complejidad histórica social y económica.
No obstante, no se puede dejar de nombrar a quien se considera, desde amplios sectores como uno de los constructores del Estado en Chile: Diego Portales.
¿Quién fue realmente Diego Portales? Muchos analistas e historiadores han escrito sobre él, y en nuestro caso, mirando los hechos desde la mirada de los conceptos de poder y dinero, es dable destacar un par de hechos.
Primero, que fue un comerciante, segundo que fue un político, tercero que tuvo poder y mucho, cuarto que ejerció este poder con mucha pasión y que, a la larga, determinó su asesinato por oficiales estacionados en Quillota, en un momento de rechazo a la tiranía y de apoyo militar a convicciones democráticas.
Recientemente, Luis Reyes Konings, en un artículo de la Revista Estudios Históricos de Julio de 2013, «Portales, Mito, Tradición y Revisión», expresa:
Comenzaremos la crítica y revisión a los postulados tradicionales, siguiendo algunas consideraciones argumentadas por Sergio Villalobos en su libro «Portales, Una Falsificación histórica»
Villalobos, desarrolla en sus páginas una aguda crítica a la historiografía conservadora, que desde su perspectiva ha presentado a Portales como una figura de mármol, elevado inteligente, entre otras cualidades. En este contexto, la historiografía conservadora, habría muchas veces deformado los acontecimientos, en vistas de sus intereses, con el objeto de defender de críticas y enjuiciamientos al célebre Ministro.
Más adelante el autor del artículo se refiere en especial a historiadores como Encina, a quienes responsabiliza de «una simplificación excesiva que deja fuera muchos elementos alterando la realidad histórica.»
Sus críticas se recrudecen, coincidiendo en esto con Gabriel Salazar, al afirmar que los errores estarían en considerar al Ministro como:
«El organizador de la República y del «Estado en forma», el hombre que con clarividencia y voluntad poderosa habría torcido el rumbo de los hechos para enderezar al país hacia un destino de grandeza. Esta visión, plantea más adelante, desconoce los grandes fenómenos sociales, las fuerzas poderosas que se abren paso en la historia, y achica el visor del microscopio hasta captar solamente la gesticulación de una criatura. Es una incapacidad intelectual, que actúa por inercia y prefiere ignorar el avance de la historia en método y teoría, que requiere de mayor cultura y complejidad en el análisis»(Sergio Villalobos: Portales: Una Falsificación Histórica», Editorial Universitaria, Santiago 2005.
Cabe, destacar que el historiador que cita el autor del artículo, Luis Reyes Konings, es concordante con otros historiadores como Alfredo Jocelyn-Holt y Gabriel Salazar, Premio Nacional de Historia 2006.
Este último detalla, en sus múltiples obras, el rol que habría ejercido Portales realmente en la construcción de Estado al servicio del Mercantilismo , más que al productivismo, en una relación poder dinero evidente, y que determina en gran medida el Sistema Político que , salvo cortos períodos, nos rige.
En relación, por tanto, al «Poder Político y Poder Ciudadano» constituyente, es posible constatar el olvido histórico del poder que debiera haber ejercido la ciudadanía y la sociedad civil en la estructuración de la constitucionalidad que nos rige.
Según Salazar, «la Constitución de 1828, ha sido, en dos siglos de Historia, la única acordada libremente por la ciudadanía chilena» (En el nombre del Poder Popular Constituyente LOM Ediciones 2011).
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