Mientras aún no se desglosan todos los datos que nos entregó el plebiscito, vemos a rostros de la TV y de la vieja política candidateandose para constituyentes, y otro tanto hacen algunos carcamales que se autoproclaman para ser presidente, sin entender que el escenario político cambió radicalmente. Personalmente, me habría gustado que el número de votantes hubiera sido mayor para tener una mejor radiografía política del país, sin embargo, no dejan de ser relevantes varios datos del plebiscito. Uno de los más importantes es que no existe la supuesta polarización de la sociedad chilena, idea que fue exacerbada por la gente del Rechazo. Esto es tan evidente, que incluso en Las Condes el Apruebo obtuvo una alta votación. Por otra parte, se revirtió el perverso efecto del voto voluntario, instaurado en 2012, y que había provocado una alta abstención en las comunas más vulnerables. En La Pintana la votación aumentó un 27% respecto de la última elección presidencial, y en Puente Alto aumentó un 13,6%. Al parecer, en dichos sectores habría habido una recomposición del tejido social a partir de la pandemia y de la escasa ayuda ofrecida por el gobierno. La alta participación demuestra que aumentó el capital social y político, aunque esta repolitización se venía dando desde el estallido a través de innumerables cabildos ciudadanos, y parece que aquello dio su fruto y se encauza con el plebiscito.
Freirina (91,7%), Petorca (90%), Puchuncaví (84%), son solo algunas de las localidades donde arrasó el Apruebo, y, coincidentemente, son los pueblos tristemente denominados como «zonas de sacrificio», donde ha quedado más de manifiesto el modelo de desarrollo extractivista, que no escatima en contaminar y pasar por sobre la dignidad y la vida de las personas. Esas personas decidieron alzar su voz a través del voto y decir: ¡Basta!En La Pintana la votación aumentó un 27% respecto de la última elección presidencial, en Puente Alto aumentó un 13,6%. Al parecer, en dichos sectores habría habido una recomposición del tejido social a partir de la pandemia y de la escasa ayuda ofrecida por el gobierno.
En la contraparte, el país parece concentrar la elite económica, política y social en sólo tres comunas del barrio alto donde ganó el Rechazo. Eso no quiere decir que el 80% de país represente a un mundo progresista o de centroizquierda, esa sería una visión muy reduccionista, pues la votación de la derecha fluctúa, históricamente, entre el 35 y el 45%. Además, mucho votante de la opción Rechazo se abstuvo de participar en el plebiscito, como se reflejó en una baja participación en la comuna de Vitacura. Es de suponer, que al momento de elegir constituyentes, todas esas fuerzas de derecha volverán a votar y reunificarse detrás de sus principios.
También habría que considerar a la otra mitad del padrón electoral que no votó, y que es toda una incógnita. Los especialistas señalan que mucho adulto mayor se omitió de votar por temor al Covid. Un informe de la UDD, muestra que en comunas con alta población de mayores hubo tasa de participación de solo el 41%. Si consideramos que esos votantes suelen ser más conservadores, es de suponer que la votación de Rechazo habría sido mayor.
Por último, muchos señalaron que el resultado de este plebiscito podía ser leído como un referéndum revocatorio al gobierno de Piñera, pero creo que ese «referéndum» puede aplicarse a todo el periodo de postdictadura. Si consideramos que la segunda papeleta con la opción Convención Constitucional ganó con más holgura que el Apruebo, quiere decir que la ciudadanía está pidiendo que los futuros constituyentes no sean los mismos políticos que han gobernado las últimas décadas. Es de esperar que los partidos políticos tomen nota de aquello.
Comentarios