¿De quién es mi plata?, Las AFP frente a la pandemia

Ha llegado un momento crítico en el cual gran parte de la ciudadanía ha querido cobrar la palabra a la antigua promesa que sustentaba a las AFP ante la opinión pública desde hace décadas: En este sistema de ahorro y capitalización individual la plata es de cada uno, y de nadie más.

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La ayuda directa por la pandemia tienen un inevitable carácter focalizado hacia los más pobres, para la clase media el gobierno confirma en los hechos el “sálvate solo” cuando permite el uso del seguro de cesantía para responder a la crisis

El tema venía lentamente aumentando su presencia en la agenda pública, lo que, con la coyuntura actual del estallido social sumado a la pandemia, nos deja en un escenario donde el retiro del 10% de los fondos disponibles en las cuentas de cada cotizante es una idea que suma apoyos día a día.

Es importante hacernos algunas preguntas ya que si esto ocurre significa un cambio histórico en Chile, dentro de un proceso álgido de transformaciones sociales y económicas.

En primer lugar, si los fondos son míos, ¿Son para lo que yo quiera? El caso de Perú deja preocupaciones, ya que en nuestro país vecino cuando se han permitido retiros la opción se ha usado masivamente y los fondos muchas veces se usaron para compra de bienes de consumo muy alejados del objetivo de previsión social para el cual se hizo el ahorro, lo que sirve y mejora en el momento la situación de las personas pero deja un débil horizonte para la vejez, que es justamente donde más se necesita contar con recursos estables, cuando no se puede, ni se debería, continuar trabajando.

Además, ¿Quién establece el criterio de retiro? Si se habla del 10%, ¿Por qué no un 12% o un 15%? O ¿Por qué no retirar solo ganancias y no capital? En una situación de catástrofe como la actual, si se permite el uso de una parte de los fondos de pensiones la puerta queda abierta para volver a echar mano a esta la receta para futuras crisis.

Y Chile es, lamentablemente, un país donde las catástrofes nos pegan muy fuerte, y muy seguido.

Ya que las medidas de ayuda directa por la pandemia tienen un inevitable carácter focalizado hacia los más pobres, para la clase media el gobierno confirma en los hechos el “sálvate solo” cuando permite el uso del seguro de cesantía para responder a la crisis, así que entonces ¿Por qué no también las AFP?.

Estas y muchas otras preguntas no tienen respuestas fáciles, y las consecuencias de cada alternativa que se discute compromete la vida de las personas y la orientación del Estado en las próximas décadas.

Si se confirma la autorización del retiro parcial de fondos de pensiones para esta contingencia crítica, se habrá consagrado que más allá de las ayudas puntuales, cada persona tenga la capacidad de paliar la crisis en la proporción que los recursos propios le permitan, algo que al parecer no tienen en cuenta quienes promueven el retiro como una medida de perfil progresista.

Ahora más que nunca es momento de estar atentos a los dos peligros, que, aunque parecen distintos, son similares en el objetivo de la depredación de los recursos de las personas: los que sostienen la ilusión, irreal a esta altura, de que las AFP sean fuente infinita de recursos hacia el mercado de capitales, y los que bajo consignas como las de “No+AFP” llevarían a un control estatal de carácter expropiatorio, como en Argentina.

Es importante avanzar en mecanismos de solidaridad intergeneracional, y un equilibrio entre deberes y derechos en su dimensión individual y colectiva, que haga pasar del “sálvate solo”, hacia un esquema que nuestro país se pueda permitir en esta fase de su desarrollo, para una seguridad social eficiente.