El origen de la oposición política nace en el preciso momento en que surgen los principios liberales de la democracia, donde el poder del Estado es dividido, siguiendo a Hans Kelsen, según sus funciones: Ejecutivo, legislativo y jurisdiccional, asegurándose un contrapeso por control mutuo de estos tres órganos del Estado. Cada función responde a una especificidad en las labores que debe avocarse el Estado y que, respecto a la función legislativa, el sistema político establece que es este órgano el encargado de la discusión y dictación de las normas que regirán a la comunidad política.
¿Y quiénes podrán discutir y dictar esas normas? Para eso, se establecen reglas para acceder al cargo de legislador a través de un mecanismo de competencia por la confianza de la ciudadanía para lograr un asiento en la asamblea que elabora y dicta las normas que regularán las relaciones sociales, interpersonales, laborales, de obligaciones en general.
Para obtener la confianza de la ciudadanía y lograr un escaño de la asamblea, los candidatos deben competir en elecciones libres, informadas y universales. Para ello, los candidatos ofrecen representar una agenda social y política que aglutine ciertas voluntades, las que persiguen establecer como normas para la comunidad política principios y/o dogmas (según la naturaleza del grupo humano que se representa, como las ideologías que se dice defender).La izquierda no ha presentado una alternativa creíble para ciudadanía. Es decir, no ha logrado entrar en su rol de oposición política efectiva. Han logrado de forma individual, y raramente de forma colectiva, asestar golpes y derrotas al presidente Piñera
Una vez contados los votos y asignados los escaños, se ve qué partidos políticos tienen mayor representación. Generalmente, según el tipo de sistema de partidos, se establecen acuerdos y coaliciones para poder lograr los quórums para la aprobación de las leyes que se requieran para la implementación del programa de gobierno. El grupo o partido que se encuentre con minoría de escaños, generalmente se les denomina “oposición política”. Para Sartori (2005), desde la perspectiva del tipo de sistema de partido, se define a la oposición ubicándola en aquellos sistemas de partidos de tipo competitivo. Es decir, dos o más alternativas ideológicas luchando por controlar los órganos del Estado con cargos de elección ciudadana, agregando Sartori que la principal función de la oposición es la de plantear una alternativa de gobierno.
Bajo este marco teórico se busca reflexionar sobre la oposición política en Chile en los dos últimos períodos presidenciales.
Cabe recordar que en 2016 estaba en auge el caso Caval, que afectó profundamente al gobierno de la expresidenta Bachelet, y que dos años antes había salido a la luz el caso Penta, donde se evidenció el financiamiento de las de las fortunas más grandes del país a los partidos políticos, haciéndose público cómo legisladores fueron cooptados por las redes clientelares.
En ese contexto, la oposición (Chile Vamos) estaba contra las cuerdas. La UDI, principal fuerza opositora, fue la más afectada por las revelaciones del caso Penta, y se mantuvo en contra de las reformas de la Nueva Mayoría. RN se presentó como un «stakeholder» en la oposición, principalmente porque los partidos oficialistas tenían mayoría absoluta en ambas cámaras, lo que volvía difícil oponerse a los proyectos del Gobierno frente a la ciudadanía.
El desempeño de la oposición durante el período presidencial 2014-2018 fue pobre, logrando controlar solo el 38,71 % de los escaños de la cámara de diputados y el 37,70 % del Senado luego de las elecciones de 2017 (Wikipedia, 2020), sin capitalizar la crisis de la Nueva Mayoría. A pesar de todo, Piñera logra la presidencia con el 54,57 % del 49 % del padrón electoral. Es decir, llegó a La Moneda con el apoyo del 26,46 % del electorado total, presentando una legitimidad de “baja intensidad” y manifestándose como un síntoma de la apatía y la desconexión de los políticos con los ciudadanos.
Con el triunfo de Piñera, la Nueva Mayoría dejó de existir de hecho. La nueva oposición de centro-izquierda llegó al nuevo período presidencial fragmentada, sin relato o épica que aglutine sus diversas fuerzas políticas.
Durante 2018 el Frente Amplio buscó copar el espacio que dejó la Nueva Mayoría con una agenda anti-neoliberal y de transparencia activa efectiva por parte del Estado, pero han cometido errores que cuestan la credibilidad en su proyecto. Los comunistas, por otro lado, optaron por una estrategia de trinchera y resistencia, también presentando y aprobando proyectos de ley que simbólicamente fueron una derrota para el Gobierno, pero no se vislumbra un proyecto o alternativa que seduzca a los votantes. Por su parte, los demás partidos políticos de la ex Nueva Mayoría (DC, PS, PRSD PPD) han optado por el camino propio que no excluye negociar como bloque, pero la relación quedó desgastada al punto de la incapacidad de levantar un proyecto innovador.
La izquierda no ha presentado una alternativa creíble para ciudadanía. Es decir, no ha logrado entrar en su rol de oposición política efectiva. Han logrado de forma individual, y raramente de forma colectiva, asestar golpes y derrotas al presidente Piñera, pero ninguno que haya significado una caída de su gobierno o que se haya articulado una conexión con la ciudadanía al levantar una opción políticamente válida y viable. Esa es la titánica tarea que debe estar presente en las mesas directivas de los partidos de izquierda si quieren efectivamente una nueva Constitución y un Chile que proteja a su población.
Comentarios
25 de junio
Buena aproximación, comparto que no tenemos un proyecto alternativo que seduzca a los votantes, no se ve el diseño de algo que nos rescate del actual escenario. Pienso que hay una carencia de liderazgos e ideas en los sectores demócratas (izquierda y derecha) que es trágica, ( la muestra Bachelet-Piñera, Bachelet-Piñera es sintomática) y nos está llevando al despeñadero. Seguramente más adelante vamos a quedar en manos de los grupos totalitarios y anarquistas que por ahora están haciendo su negocio, movilizan más gente, al final del día pareciera que las democracias contemporáneas no se pueden defender, se ven débiles, anquilosadas, cobardes y sin argumentos frente al totalitarismo globalista y sus múltiples fachadas.
+1
25 de junio
Lamentablemente, cuando la desafección política altera la calidad de la democracia, surge inmediatamente el peligro de los free-riders. No es sorpresa que surjan tipos como Kast que, siendo hijo del «establishment», se muestra como ajeno a este, lo desprecia y repudia, a pesar de ser parte de esa «casta» política. Lo mismo podemos decir de ME-O en su momento.
El punto es, que si la izquierda no levanta una alternativa de gobierno creíble por la ciudadanía (sea o no revolucionaria, neoliberal o ecléctica), el peligro de un gobierno filoautoritario, populista del tipo Bolsonaro o Trump, la democracia tendrá las horas contadas, pues para este tipo de gobiernos la confrontación, el estado de crispación y el miedo son un objetivo para mantener la gobernabilidad y mantener a raya a la ciudadanía.
25 de junio
Dònde esta la izquierda, al fondo a la derecha. Se los trago el neoliberalismo con zapatos y todo, Lagos, y Bachelet sus guaripolas y estandartes, De Frei Jr. mejor PASO. Aùn siguen afilando sus colmillos, otros nombres, viejos oxidados malolientes, truhanes del P$,PPD,PLR, y los innombrables de Fuad Chaplin el veleta con doctorado a precio mòdico. Una manga de trepadores como el Fr.Amplio, sin ancho…
+1
26 de junio
Qué buen sshisteee. Acaso existe la oposición en este país?
En la práctica es una pseudo oposición que ha cogobernado con Piñera xq están conscientes de que de ello depende su propia subsistencia, en tanto son parte de las élites que se encuentran seriamente cuestionadas a partir del estallido social del 18/0 , al igual que las élites empresariales, religiosas y militares. En suma constituyen una verdadera casta privilegiada q son parte del problema.
0