“Mientras más de 7 mil familias chilenas lloran la muerte de un ser querido por el Covid-19, y cerca de dos millones enfrentan la angustia de la cesantía, un grupo de 33 exministros y exsubsecretarios publicó una carta sobre un tema de máxima urgencia: ellos mismos.”
Con este encabezado, Daniel Matamala, reconocido periodista de CNN-Chile, abrió su columna semanal titulada “Autoretratos” publicada en el diario La Tercera en su edición del sábado 20 de junio.
Lo único que le mutaría en el citado encabezado, es el plural al final del párrafo “ellos mismos” por “el mismo”. A la luz de los hechos, la mutación entre “ellos mismos” y “el mismo” en alusión al presidente, sería lo único en verdad dinámico de este último tiempo, ya que no transcurre ni una semana, sin que altas autoridades de gobierno o ligadas a él, se manden un númerito, generen nuevas crisis o lisa y llanamente provoquen nuevos conflictos como el que en estos precisos momentos está en pleno desarrollo entre el Ejecutivo y el Congreso Nacional.Ministro Paris: confíe en su intuición médica y profesional. No se deje arrastrar por fanáticos ultraideologizados, que solo piensan en ellos mismos o como mucho en sus reducidos círculos de privilegio. Chile es más.
En el mundo real, al tratarse sin embargo de quienes conducen los destinos del país, el costo lo pagan siempre los mismos. Porque ello se traduce en políticas públicas de mala calidad, sesgadas ideologicamente en función de proteger intereses fácticos sectoriales, por encima de los intereses del país, como es el rol de la ultraderecha parapetada en el segundo piso de La Moneda que urde este tipo de soluciones. El resto del país, en todo caso, no tiene por qué estar pagando los tironeos de poder entre facciones de una misma coalición de gobierno. Pero es la cruda realidad del país hoy.
Paradógicamente el número de los firmantes de la carta de apoyo a Mañalich, coincide con el 33, pero ellos no son mineros precarizados. Al respecto, Daniel Matamala no tiene por qué saber que estas personas fueron la base civil de la dictadura militar, para el Plebiscito del 5 de octubre de 1988, todos ellos estaban por la continuidad de Pinochet y toda la secuela de destrucción que significaba para el tejido social del país, por esos años ya bastante debilitado. La apología que hoy se hacen entre ellos mismos, esos siniestros años se la hacían al dictador.
La carta de defensa del exministro Mañalich no es seria y no merece más comentario. Sin embargo, después no andemos bucando a quien culpar por la imagen exterior del país que ya venía cuesta abajo a raíz de los dichos y decisiones de Piñera de sacar los militares a la calle tras el estallido social.
En sencillo, liquidaron de un plumazo todo lo andado en cuanto a imagen exterior de Chile. Luego, con los militares en las calles ejerciendo funciones de orden público, le reordaron al mundo los peores registros visuales del oscuro Chile de aquellos años.
Con el manejo deplorable de la pandemia que ha venido haciendo el gobierno, ahora se le suma el rídiculo. Y así seguimos a escala mundial, aunque lo peor y más dramático de la crisis se vive estos fríos meses de invierno y se paga en casa.
La responsabilidad de la conducción de la crisis sanitaria no es de la gente. Es del gobierno.Es cierto que existe un grupo muy minoritario de personas que no respeta las directivas de este, ni tampoco respetaría las de ningún otro gobierno. Incluso estadísticamente hablando, así sería en cualquier escenario.
Pero la inmensa mayoría de las chilenas y chilenos es gente responsable, sensata, incluso más sensata que las medidas que a veces toma la autoridad política cuando con una mano endurece los controles y sanciones a la población, mientras con la otra entrega permisos masivos a las empresas permitiéndole en consecuencia a grandes contingentes de trabajadores circular por los espacios públicos. El efecto es claro: así es imposible detener la expansión del virus por contagio.
Nuevamente, con respecto a la pandemia: escuchen al mundo de las ciencias y especialistas médicos, profesionales que están conectados con el conocimiento que empieza a circular por el mundo respecto a lo que funciona y no funciona.
Ministro Paris: confíe en su intuición médica y profesional. No se deje arrastrar por fanáticos ultraideologizados, que solo piensan en ellos mismos o como mucho en sus reducidos círculos de privilegio. Chile es más.
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