El asunto fue que El Dinamo no halló mejor cosa que publicar fotos tomadas por la Agencia Uno al diputado PPD Guillermo Ceroni. El objeto de la nota, al parecer, intentaba mostrar cómo un parlamentario chateaba con su celular en horas de trabajo. Es decir: intentaba hacer ese periodismo de indignados que la red social tanto ha alimentado últimamente. Ése que pretende sumar clicks por sobre entregar contenidos, aunque esos clicks se adquieran gracias a la violación de la integridad de las personas. Pero bueno, hay algunos que creen que los políticos no son personas, sino solamente nuestros empleados. “Para eso les pagamos”, se escuchaba en varias partes ayer, como si la democracia fuera una gran multinacional en la que nosotros buscamos sentirnos patrones. Siempre queremos ser patrones.
La acción del mencionado medio, como era de esperar, provocó múltiples reacciones. Un portal que muchas veces decía abogar por la democracia y la libertad de expresión, estaba aplicando la vieja técnica del conservadurismo político de entrometerse en la vida privada de un diputado y no diferenciar a propósito-y para tener un buen “golpe periodístico”- lo privado de lo público. Diciéndonos qué es lo moral y lo inmoral. Qué es lo que un diputado debe hacer o no en su horario de trabajo porque-recordemos- hace tiempo que nos vienen diciendo que son una escoria y el principal problema de la democracia, por lo que debemos estar atentos de cada uno de sus pasos, incluso meternos en su cama.Quienes se indignan con quienes ejercen la política, lamentablemente cuando no procesan bien la información y no entienden cuáles son las diferencias entre distintos personajes ayudan a la conveniente despolitización que muchos por años construyeron y que se desplegó con fuerza durante los noventa.
Una vez conocida la noticia, debo decir que una de las primeras cosas que vino a mi cabeza es que sin saberlo seguimos siendo una democracia milica. Independientemente o no de los hechos conocidos entre el empresariado y el hemiciclo, desde antes tenemos la idea de que lo más preocupante de nuestro régimen son quienes hacen política. Nos sentimos en todo nuestro derecho de insultarlos, de reírnos de ellos y de insistir en que somos sus jefes, como si estuviéramos quitándonos algún trauma con nuestros patrones, o como si no entendiéramos en qué consiste lo democrático. Cuando pienso en ello solamente se viene a mi cabeza Pinochet, los Chicago Boys y toda esa gente que prefirió otras alternativas antes que la política para hacerse del poder. Hacer política era muy peligroso porque era el corazón de un régimen que podría reconocerse y cuestionarse y el dictador y sus secuaces no querían ningún cuestionamiento a nada.
Una vez terminada la dictadura, el discursito pinochetista ha tomado la cabeza incluso de quienes dicen ser de izquierda. Muchos prefieren decir que el problema son las personas que están sentados en el Congreso y no la institucionalidad. Muchos temen meterse con la institucionalidad porque hay un poder real que busca conservarla, no cambiarla. Los políticos, del lugar del que vengan, no son el real poder en Chile y eso es lógico en un país que sigue siendo gobernado por ideas preconcebidas y por estructuras más fuertes que quien es electo en el juego democrático. Creer que ir en contra de un diputado o un senador en temas que no tienen nada que ver con sus conflictos de interés y con el descarado poder del dinero por sobre el Parlamento, es no entender nada. O mejor dicho jugar el juego de la perpetuación de ideas que seguirán ratificando que las instituciones no se cambian y la lógica del discurso democrático actual no está siendo puesto en duda realmente porque los medios están preocupados de tonteras y se están comportando como viejos conservadores. En verdaderos empleados de un discurso soterrado sin darse cuenta. Pero principalmente actuando de irreverentes y dándose grandes dotes de profesionales, cuando lo cierto es que solamente se están cuadrando como obreros inexpertos a un relato que intenta despolitizar a la ciudadanía. Y vaya que lo ha logrado.
Quienes se indignan con quienes ejercen la política, lamentablemente cuando no procesan bien la información y no entienden cuáles son las diferencias entre distintos personajes ayudan a la conveniente despolitización que muchos por años construyeron y que se desplegó con fuerza durante los noventa. Porque la carencia de política-independiente de cómo ésta sea- nunca solucionará los problemas políticos, porque no pondrá ideas en contrastes, sino que hará que sólo una concepción ideológica impere por sobre nuestras vidas y nuestras creencias, como ha pasado por años por estos lugares. Intentar deslegitimar el ejercicio público porque sí, es una manera más de deslegitimar lo que deberíamos ir construyendo.
Comentarios
11 de noviembre
El tema de que la gente considera al Estado como sus empleados no es una creación de Pinochet, sino que una corriente que lleva muchísimos años en curso, desde que las personas se dan cuenta que es el trabajo privado el que financia las cuentas públicas.
En eso se constata que, efectivamente, las personas piensan en si mismas, y no en el bien común por sobre esto; usan el argumento comunitarista para elevar su poder socioeconómico, y cuando pasan la media, prefieren que los dejen solos para progresar. El liberalismo y la derecha en sí constató esto y lo llevó a un plano legal e ideológico, y la izquierda lo sigue negando: sostienen que las personas prefieren hipotecar bienestar personal para conseguir bienestar público, lo que se comprueba siempre que no es así.
La derecha, por lo mismo, carece de idealismo e ideas frescas para conducir la sociedad; la izquierda carece de realismo y sinceridad para lo mismo. Por eso no interpretan a nadie.
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12 de noviembre
Muy lúcido Arturo. Lo felicito. ¿Cuando va a hacer un articulo?
12 de noviembre
No me parece que mostrar un parlamentario que ocupa su tiempo chateando mientras se legisla sea un intento por deslegitimar la democracia, decir eso es un exceso, lo que ocurre es quizás una forma gastada, un más de lo mismo, de demostrar y exigir que el tiempo en la sala debería emplearse para otros menesteres , algo más de acuerdo con el debate de ideas, por otra parte, lo que sucede luego en este caso, no es otra cosa que descubrir en alguien, que lo que aparenta no es lo que se es, en el caso de una persona que asume funciones públicas, siempre es bueno que sea lo más transparente posible, cuando se vota por él o ella, no solo se compra un discurso, unas ideas, se compra unas cualidades humanas y sociales, una forma de ser, que empujarán esas ideas, para el votante que cree en esas ideas, probablemente dará lo mismo si se es gay o no, lo importante es que haya transparencia y coherencia, el castigo social al doble estándar es duro, pasó en el caso caval y está ocurriendo con la situación de las relaciones ocultas con el poder económico.
Respecto a cuidar la democracia, idea que se lee entre líneas en este artículo, claro que hay que hacerlo, porque la alternativa son los mesías, los salvadores, los Pinochet, los Chaves, los hermanos Castros, los Trujillos, pero hay que entender también que la gente escruta a los políticos porque le generan dudas, y juzga con prejuicios porque en alguna medida se ven abusadas, en parte por los sueldos altísimos que se auto-imponen en un país con mucha pobreza dura, en parte por las redes de poder que los excluyen y manejan, en parte por el clientelismo que algunos han desarrollado, en parte por el nepotismo y la eternización en sus cargos que ven en acción y no pueden hacer nada, etc.
Quizás todo esto sirva para que la clase política sea más transparente, se saque fuera sin miedos todo lo que hay que sacar, se diga sin complejos todo lo que se oculta, y por lo tanto, desaparezcan los nubarrones que impidan el actuar con mayor rigor, objetividad y coherencia en el quehacer político, de esa manera, sin sacos de ladrillos que pesan toneladas, se puede contribuir más activamente, como todos , a alcanzar el objetivo sincero de aportar las mejores capacidades, valores morales, éticos y personales a esta democracia que tanto nos ha costado, y por la cual se ha pagado muy caro en todos los sentidos.
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12 de noviembre
Estimado, de ahí se ve como se mide la vara distinta a las personas cuando pensamos en NUESTRO dinero.
Si apareciera un reportaje de que en una empresa privada castigaron de alguna forma a alguien que, en horario de trabajo sacó su teléfono y envió un mensaje de Whatsapp a su amante, se armaría un escándalo de proporciones, que los empresarios piensan en plata nomas, que la libertad de las personas, que el derecho a intimidad, y finalmente, una multa tremenda al empleador y el repudio general; si en el mundo privaddo alguien saca la vuelta en la pega, ¿es repudiado por la opinión pública?. En este caso, el empleador es el Estado, o sea «todos nosotros», y por lo mismo queremos que trabajen de Lunes a Domingo, por un cuarto del sueldo, que sean super eficientes, que administren bien los recursos, ya que trabajar para el Estado es un privilegio y deben comportarse en forma inmaculada.
En esta concepción de Estado, la ciudadanía se siente prácticamente un Directorio: los «empleados» deben hacer lo que queremos que hagan, bien y a tiempo. Estamos todo el tiempo opinando como los otros deberían hacer las cosas……
Pues no, no es así. Las personas, como dije arriba, trabajan NO por el bien del Estado o de la empresa; trabajan por su beneficio, y tratan de lograr lo máximo por el menor esfuerzo (salvo contadas excepciones, en que se esfuerzan mas de lo mínimo y normalmente es porque les gusta lo que hacen). Y eso es administrar personas, en el mundo privado y estatal.
Saludos
16 de noviembre
Caso Ceroni:
Bien simple, en horas de trabajo se debe trabajar.
Todo lo expuesto en este artículo está demás: ¿Democracia?, ¿autoritarismo? ¿patrones? ¿deslegitimar un sistema?
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06 de diciembre
Lo que quedaría preguntarse,es si todos cumplimos exactamente con nuestro trabajo sin distraernos,lo dudo,lo otro seria preguntarse,que regimen prefieren sin un parlamento ya que los políticos son tan nefastos,deberían cuestionar la cultura existente esta de no pagar la bip,manejar ebrio,ocupar la calle por los talleres mecánicos para pintar sus coches,pedir derechos y no cumplir deberes,el Sr Ceroni se como ha actuado como político los que critican estupideces deberían investigar mas al vulgo,que ayudado por este tipo de medios incentiva a denostar la política tan necesaria.
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