Llevo meses pensando en la crisis de representatividad de la clase política en la ciudadanía. El tema es preocupante si pensamos que los cargos de elección popular son responsables del bienestar nacional y no a la inversa (sí, es sarcasmo). Tratando de buscar esa respuesta, comparé los perfiles ideales y reales de lo que se vota y lo que se obtiene, siempre contrastando dos premisas: «Elegimos lo que merecemos» y «Votamos por el que mejor nos representa».
Quisiera comenzar señalando que conozco y entiendo las barreras que existen para el ingreso de nuevos referentes, también coincido en que falta de cultura cívica y voto informado en la ciudadanía, pero como ese no es el punto de esta columna, dejémoslo de lado por un rato.Quizás llegó la hora de votar por parlamentarios que no lean lo que dicen, que sepan delegar a sus ministros (especialistas) temas que realmente no manejan a cabalidad, que comprendan que la calle y que pueda decir un buen chiste, lo que se agradece más que un argumento beligerante.
Sería justo decir que la gran mayoría de chilenos decide no ir a votar porque no cree en nadie. La lógica supone entonces que si existiera un candidato congruente y honesto, tendría una alta votación.
Y he aquí un gran problema, en el Congreso, los políticos se han acostumbrado a presentar leyes mal escritas y poco claras, obligando luego a reescribirlas y corregirlas, contribuyendo a que quienes se comprometen a decir que sí, se abstengan o voten en contra de algo que inicialmente pensaba aprobar. Por esta misma razón, tanta voltereta y vuelta de carnero, tanto compromiso incumplido y tanta treta para no pisarse la cola, en el sistema actual, la palabra empeñada no significa nada.
Un segundo elemento importante en los votantes es su identificación u orientación hacia la Izquierda o la Derecha, o moderado de centro.
Mi pregunta aquí es más simple: ¿Este modelo se aplica en otros aspectos de la realidad? Yo creo que no. Tengo la impresión de que los ciudadanos podemos variar nuestra postura según el tema tratado, por así decirl. Es decir, podríamos ser económicamente pro derecha e izquierdistas en temas «valóricos», al mismo tiempo que podríamos soñar con un sistema de salud igualito al cubano; aspirar a un modelo de mercado gringo o germano, lo que demuestra que a, diferencia de nuestros representantes, no somos rígidos. Por lo mismo llegó la hora de que se terminen los pactos electorales a priori, digámosle adiós a la Concertación, a la Nueva Mayoría, al Juntos Podemos, a Chile Vamos y a la Alianza, de modo que los políticos estén obligados a coordinarse según afinidad programática, así y sólo así, quizás aparezca el entendimiento en el actual diálogo de sordos, en temas como regionalización, impuestos diferidos, leyes anticorrupción y políticas de protección de la infancia.
Un último aspecto que me da vueltas es la imagen que proyecta el político. En general ministros, senadores y diputados buscan mostrar una imagen de profesional preparado, que se las saben todas y siempre tienen la última palabra, capaces de extender una idea breve por más de 20 minutos, dicen mucho sin comprometerse a nada y lo que es peor, no saben escuchar.
¿Somos así los chilenos? Yo creo que no, la gran mayoría de nosotros es capaz de reconocer que es imposible saberlas todas, desde chicos se nos enseña a ser respetuosos y tolerantes, nuestro lenguaje tiende a ser funcional y nos comprometemos, ciertamente nuestra educación contribuye a expresarnos mejor, pero en mi experiencia, si se otorga respeto, hasta la persona con menos léxico, puede entregar una buena reflexión.
Quizás llegó la hora de votar por parlamentarios que no lean lo que dicen, que sepan delegar a sus ministros (especialistas) temas que realmente no manejan a cabalidad, que comprendan que la calle (que dice más que escritores europeos) y que pueda decir un buen chiste, lo que se agradece más que un argumento beligerante.
Una vez un amigo me preguntó, «¿Cómo contestarías el ataque de un político de otro partido?» La verdad, si me cae mal, igual que cualquier chileno, le tiraría una pesadez y seguiría viendo temas que me importen y les importen a ustedes, porque si queremos un Chile mejor, debemos partir por hablar igual para todos.
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