Algo sigue oliendo mal en Carabineros… Y por otros lados también

Partir por decir y preguntar… en serio se necesita un ejercito con mas de 150 carabineros de fuerzas especiales, para controlar un grupo de chiquillos secundarios que solo querían manifestarse? (…) ah verdad que ellos mismos llamaron a no votar en estas municipales… Bueno.

A fines de los ‘80 y en plena dictadura, a las afuera de la facultad de Medicina de la Universidad de Chile, era pan de cada día el bombardeo con disuasivos químicos, más conocidos como bombas lacrimógenas. Así lo recuerda mi muy buen amigo y Dr. En toxicología Andrei Tchernitchin, el ahora profesor de la Chile recuerda cómo en tiempos de dictadura, los manifestantes civiles y estudiantes eran reprimidos y atacados con armas químicas… si, armas químicas (…) pero ahora, no estamos en dictadura ¿verdad?

En medio de los constantes disturbios y movilizaciones protagonizadas por civiles, pensionados, estudiantes, ciudadanos todos, los disuasivos químicos utilizados por Carabineros y sus fuerzas especiales tienen un rol protagónico y antagónico también. A pesar de ello, nadie sabe a ciencia cierta qué sustancias contienen ni qué efectos causan sobre la salud humana. Ni siquiera poseen autorización sanitaria, y ojo gente que el tratado de Ginebra y el tratado de Mendoza se lo están pasando por donde menos les interesa. 

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«Producto de las manifestaciones de los últimos 10 años, investigaciones científicas de instituciones chilenas y latinoamericanas, recientes, confirman el daño que provoca inhalar los gases de las bombas lacrimógenas, sobre todo a los niños y a las mujeres embarazadas, precisando que muchos de los componentes de estas sustancias tóxicas han sido reemplazados en Estados Unidos e Israel, países que las fabrican, pero ojo, no las usan.»

El protocolo establecido por el tratado de Mendoza y por el Ministerio del interior, dice: “En el sector central de las ciudades estará restringido el uso de los dispositivos lacrimógenos en mano y cartuchos lacrimógenos”. Estos sólo se utilizarán frente a necesidades imperiosas y luego de haber utilizado los demás medios dispersores”. “Se deberá tener especial cuidado del entorno, especialmente hospitales, jardines infantiles y semejantes”.

En este último tiempo los que son más fanáticos de la redes sociales, habrán visto en la última marcha convocada por la Confech como compañeros y compañeras de mi carrera y de mi universidad, la “Academia de Humanismo Cristiano” fueron humillados y violentados brutalmente por este brazo armado del estado, el mismo brazo armado que funciona y se manda solo, que no tiene una orgánica institucional legítima, y el mismo que está siendo cuestionado por todas y todos los chilenos y chilenas, pero esto no llegó solo hasta la rectoría de la universidad, ni al celular de uno que otro observador de derechos humanos, el tipo de disuasivo químico que se usó y se ha estado usando en la constante persecución y represión ejercida a la universidad y a sus alumnos ha trascendido nuestras fronteras, según el reportaje del diario español “El Mundo” los agentes químicos con que se fabrican estas armas producen graves daños a la salud e inciden negativamente en los aparatos reproductivos masculino y femenino.

Producto de las manifestaciones de los últimos 10 años, investigaciones científicas de instituciones chilenas y latinoamericanas, recientes, confirman el daño que provoca inhalar los gases de las bombas lacrimógenas, sobre todo a los niños y a las mujeres embarazadas, precisando que muchos de los componentes de estas sustancias tóxicas han sido reemplazados en Estados Unidos e Israel, países que las fabrican, pero ojo, no las usan.

“Hay antecedentes documentados de que los agentes químicos con que se fabrican las bombas lacrimógenas son abortivos. Además de producir graves daños a la salud, inciden negativamente en los aparatos reproductivos masculino y femenino”, señala el antes mencionado doctor en toxicología Andrei Tchernitchin, académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.

Lo vemos, lo sentimos, lo inhalamos, pero no hacemos nada, y cuando un persona ciudadano cualquiera quiere ejercer una acción ya sea ciudadana o legal, es acallado por la opinión pública facha y conservadora , el cual su argumento es “Ellos están haciendo un bien público” (…) yo no creo que sea un bien público, no sacarle un parte a tu superior por miedo, ni menos es un bien público robar tanta plata por tantos años (y ahora nadie sabe nada) , tampoco creo que sea un bien público el uso de armas químicas por parte del Estado Chileno, si lo que está ocurriendo acá tiene un solo nombre, uso de armas químicas por parte de Carabineros en contra de todos y todas los ciudadanos que caminan y marchan por las grandes alamedas o acaso me van a decir que el líquido que arroja el guanaco ¿es agua? Jaja claro y Ossandón y Mayol serán presidentes.

Para el Dr. Andrei, académicos y varios observadores de DD.HH. hay probabilidades de que las sustancias químicas de las bombas lacrimógenas afecten las funciones reproductivas, dañen al feto en el último trimestre del embarazo, y a los niños en los primeros años de vida, provocando efectos en la salud que pueden resultar irreversibles.

En cuanto a las normas respectivas, según informó la policía uniformada, estos químicos están sometidos a la Ley Nº 17.798, sobre control de armas y explosivos. Y los productos se adquieren en Estados Unidos, aunque no especifican a qué proveedores.

Otra luz sobre el tema es que la concentración de los componentes está señalada por un organismo internacional, la NIOSH (National Institute for Occupational Safety and Health). Y que en base a los compromisos suscritos por el Estado a nivel internacional en términos de la Convención de Armas Químicas, el uso de los disuasivos es validado para el control de disturbios.

Pero no existen autorizaciones sanitarias para los compuestos de parte organismos de salud pública nacionales, ya que según el propio Ministerio de Salud, el listado con los químicos no pasa por esa repartición sino que ingresa directamente al Ministerio de Defensa. Tampoco tiene un rol en el asunto el Instituto de Salud Pública (ISP), que sólo realiza registros sanitarios de medicamentos, alimentos y pesticidas. Pero de los disuasivos químicos, ni por si acaso.

Dato curioso, hace aproximadamente dos meses, la estudiante y peñi mapuche, Fabiola Antiqueo Toro, perdió la visión de su ojo izquierdo tras recibir un impacto de una bomba lacrimógena lanzada por Carabineros durante una manifestación pacífica en Temuco. Esta situación no es para nada nueva, a pesar de que Carabineros “se supone” que tienen la orden directa desde arriba de disparar sus armas químicas (Lacrimógena) al suelo.

Claramente esta situación vulnera las leyes desde los derechos humanos y también desde el punto de vista de la salud pública, ya que “no se pueden estar distribuyendo químicos que no estén garantizados en sus componentes, ni certificados por las instituciones de salud del país en sus efectos, calidad, ni neurotoxicidad. Eso lesiona los decretos constitucionales sobre la materia”.

Lo que más llama la atención de todo esto es que no exista una autoridad ni del sector de Defensa, ni de Salud que se haga responsable frente a la ciudadanía acerca de la utilización de estos compuestos. Abiertamente esto es ilegal. Y las autoridades tienen que dar respuesta sobre el tema, si bien las autoridades son las encargadas de mantener el orden público, también son responsables de la calidad de las acciones que atenten con la salud y el medio ambiente en el país.

Por ello, considero que es absolutamente factible que la ciudadanía pueda presentar un recurso de protección. Pueden utilizarse varias vías legales y además sería conveniente que los parlamentarios invitaran a las autoridades respectivas a que explicaran en el Congreso acerca de las sustancias que se están utilizando, pero es importante jamas olvidar nuestro hermoso y necesario derecho de organizarnos y salir…