La situación social chilena, manifestada en octubre de 2019 obedece a algunas situaciones o procesos sociales (que siempre están en permanente cambio o evolución). A algunos sectores de la sociedad los tomó por sorpresa, en el entendido que comprendían que el modelo económico funcionaba bien, siempre con elementos que podían mejorar y que todo marchaba relativamente bien y no tenían por qué preocuparse.
Otros sectores lo entendieron como una situación esperable, como una catarsis general. La gente reventó, y cuando esto ocurre, se manifiestan desde cada persona y en lo colectivo maneras inadecuadas de resolver los conflictos.
Es así cómo se puede decir que en una democracia sólida se debe expresar y salir a la calle. Calle que por cierto muchos denostaron años atrás y hoy comienzan de a poco a escuchar, hoy esa calle es el pueblo de Chile o la ciudadanía, según se prefiera decir (o cual es su enfoque o ideología), que demanda y comienza a ser escuchada, no de la manera que quisiera la gran mayoría en Chile.La solución en Chile podría pasar por entender que todos tienen algo de verdad en sus postulados. La solución debe ser una construcción colectiva en dónde se pueda mirar de verdad el bienestar y desarrollo de Chile.
Las conductas de saquear y quemar, es decir, la violencia en general es condenable, de la misma manera que se debe condenar la falta de justicia social, la cual se podría decir que, la falta de ésta última, generará siempre una ausencia de paz, para poder construir y avanzar en la agenda social y económica Es claro que una democracia debe sustentarse en el respeto por el otro y que se debe tener tranquilidad para construir en una sociedad. Pero el punto que se quiere exponer es que se debe tener en cuenta que, si no existe justicia social, la respuesta será siempre la misma.
Para analizar la situación general o la crisis social, se debe hacer con responsabilidad. Ya que se debe tener en cuenta que existe una ciudadanía con demandas sociales, pacífica y constructiva, y que no son lo mismo que los saqueadores. Este es un punto crucial, para que las autoridades no se confundan y criminalicen la protesta, ya que con esto se acaba o achica la democracia. Por lo cual comenzaría a ser de unos pocos, si es que ya no lo es (de unos pocos).
Lo ocurrido en octubre de 2019 muestra como un sistema político-económico-social puede desgastarse, y cómo una ciudadanía empoderada logra imponer en la agenda por ejemplo temas como una nueva constitución o aumento de sueldo mínimo.
La situación respecto de los informes acerca de las violaciones de los Derechos Humanos (de Amnistía y de Human Right Watch), en la contingencia, dice que decenas de personas en nuestro país perdieron su visión, algunas de sus dos ojos y otras situaciones complejas que muestran de gran manera la apuesta en escena de la represión.
Autoridades que han relevado la violencia frente a las verdaderas demandas, que dicho sea de paso, reformas o modificaciones, a diciembre de 2019 no se han visto o presenciado. La escucha activa y la generación de políticas a partir de las necesidades de las personas, comunidades y del país no se vislumbran.
El modelo de hoy se refiere a la libertad. La libertad económica, como mencionan sectores impulsores de este concepto o valor, es la libertad madre de todas las ptras, y que por lo tanto si este valor está asegurado, el resto también. No admiten, estos sectores neoliberales, un estado grande, que asegure las necesidades de las personas o ciudadanos en el ámbito social, si no que se impulsa que sólo exista un estado ajustado, que asegura derechos jurídicos y de seguridad.
Proyectan un mercado grande y monstruoso, que permita a los que tiene más, no pagar impuestos más altos, para que, de ésta manera, la billetera fiscal reparta de manera equitativa Se basa esta libertad, en dar a los otros de manera desinteresada o cómo filantropía.
La situación, entonces, es que los ciudadanos no tienen a quién realizar reclamos si existe alguna injusticia (en este modelo respecto de lo social), si el modelo de acumulación de riqueza fuese de esa manera, existirían grupos asociados que se asegurarían de cubrir necesidades a los otros. Pero en este sistema de acumulación de riqueza esto ocurre, pero no alcanza. Ya que un porcentaje menor lo realiza. Lo cual anima a preguntarse ¿al parecer este modelo es utópico? o puede ser, como el nombre lo dice, un modelo. Y en ciencias sociales se dice que la teoría o los modelos son el mapa, pero no la realidad. Y en este sentido si se llega a las últimas consecuencias de sostener un modelo, esto siempre será contraproducente con la construcción colectiva y democrática que hoy Chile Necesita y se pide a gritos.
Los ciudadanos requieren de un Estado garante. Necesitan menos estado subsidiario y más garantías para sus derechos sociales.
Un aspecto es claro, los modelos pueden tener elementos interesantes para mirar, reflexionar y poner en práctica. Pero nunca se debe olvidar aquello. Son modelos. Y nunca se debe ir hasta el último, ya que las ideologías ocultan o distorsionan la realidad. Por tanto es impracticable vivir en un sistema tan inflexible.
La solución en Chile podría pasar por entender que todos tienen algo de verdad en sus postulados. La solución debe ser una construcción colectiva en dónde se pueda mirar de verdad el bienestar y desarrollo de Chile.
La pregunta es el cómo se realizará todo. Se debe estar atentos y vigilantes de este proceso de cambio.
Chile necesita de acuerdos, de altos acuerdos. y no de pseudosoluciones.
Recordar que el desarrollo no es sólo material. También lo es espiritual. Si no vale la pena conocer un poco de la pirámide de necesidades de Maslow, en la cual existen necesidades básicas y concretas hasta necesidades espirituales y de trascendencia. Sólo se debe recordar esto para comenzar a buscar soluciones.
Sólo se debe decir que no sólo son 30 años, son 40 años o más. La ciudadanía estimó que los abusos ya bastan. Y que lo ocurrido marca un cambio en variados aspectos de nuestra vida. De las políticas públicas, de las ciencias sociales y a la mirada que se debe tener de un país.
Imaginen autoridades un país más justo y personas trabajando un poco más felices, con niveles de bienestar importantes. Sería un país mejor, creo que sí.
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