En vísperas del plebiscito de 1980, cuya denuncia como un proceso viciado y fraudulento carente de toda seriedad le costó el exilio a Andrés Zaldívar, el expresidente Eduardo Frei Montalva en su discurso del teatro Caupolicán, al que asistió el futuro presidente Sebastián Piñera, llamó a una asamblea Constituyente para la elaboración de una nueva Constitución sobre la que refundar nuestra destruida democracia.
«El congreso ideológico del Partido Socialista se pronunció por una Asamblea Constituyente para darnos una nueva Constitución. Lo mismo acordó el último Congreso Ideológico de la Democracia Cristiana en 2006, así como los restantes partidos de la Concertación, lo que demuestra que el obstruccionismo hacia el ejercicio del poder constituyente originario, no está en la militancia concertacionista, sino en las cúpulas partidarias».
Dicha aspiración conserva plena vigencia hasta el presente y así lo ha entendido la ciudadanía y la militancia de los partidos de la Concertación de Partidos por la Democracia en su momento.
El congreso ideológico del Partido Socialista se pronunció por una Asamblea Constituyente para darnos una nueva Constitución. Lo mismo acordó el último Congreso Ideológico de la Democracia Cristiana en 2006, así como los restantes partidos de la Concertación, lo que demuestra que el obstruccionismo hacia el ejercicio del poder constituyente originario, no está en la militancia concertacionista, sino en las cúpulas partidarias, conformadas estas por una oligarquía de caciques, operadores y mandamases de los partidos de la Nueva Mayoría, que no representa para nada a su militancia ni a quienes votan, como lo demuestra el fracaso de candidaturas esperpénticas en el último proceso de renovación legislativa, como la del cacique caído Camilo Escalona en el PS, la de Hosaín Sabag en la DC o la de Víctor Manuel Rebolledo en el PPD.
Comentarios
22 de marzo
Si tiene una constitución mejor que la vigente muestrela claramente para que la leamos y aprobemos, no venga con cuchufletas señor.
Saludos
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23 de marzo
La estrecha relación entre la política y el dinero y por lo tanto entre los líderes de la derecha duopólica y la corrupción siempre existieron. Desde los ’90 en adelante un sinnúmero de funcionarios fueron denunciados. Pero, esos litigios serían rápidamente archivados con el beneplácito de la patronal. La consecuencia primera de lo anterior es que hoy la mayoría de los políticos no sólo son representantes de la élite sino que también son parte de la misma: son dueños o accionistas de colegios y universidades privadas, de AFP, Isapres, etc. Entonces, ¿cómo pedirle a esos dirigentes que legislen en favor de la educación pública, de la voluntad popular y de la soberanía nacional?
No olvidemos que tomaron por asalto el país: con el neoliberalismo y con sus privatizaciones fraudulentas (primero con la anuencia del terrorismo de Estado y luego con la complicidad de la «democracia» en la medida de lo posible) saquearon Chile. ¿Cuál es la diferencia entre los actuales casos de corrupción con los anteriores? La más importante es el despertar de los trabajadores. Estamos en esa etapa donde a cada protesta o exigencia le siguen los cortes de ruta, la toma de establecimientos, las huelgas, entre otros métodos de lucha. La organización clasista del pueblo a través del movimiento social es la única alternativa para reivindicar la Asamblea Constituyente Autoconvocada.
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23 de marzo
Sinceramente creo que la realidad politica preponderante en nuestra sociedad no beneficia en nada la elaboración de una nueva constitución o una reforma transversal como la asamblea constituyente. Usted cree que con la calidad de políticos existentes en nuestras cámaras va a salir una constitución menos pauperrima que la actual? ninguna corriente política actual posee la base etica para proponer una reforma constitucional.
En mi opinión nuestto deber como ciudadano empoderado radica en cambiar a nuestros representantes y luego pensar en un cambio mas trascendental.
ninguna decision tomada en periodo de crisis sera una buena decisión politica, menos generará una buena piedra angular de nuestra legislatura nacional.
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23 de marzo
Muchas dificultades por la desconexión y el desprestigio de la clase política ante la ciudadanía así como por los dimes y diretes entre dirigentes de ambas coaliciones y en su interior, se solucionarían si el gobierno y las cúpulas de la Nueva Mayoría se sincerasen ante la ciudadanía, asumiendo su mandato y pusiesen como prioridad urgente la elaboración y aprobación de la nueva Constitución contemplada en el programa de la presidenta Michelle Bachelet (así como por tres de las cuatro candidaturas presidenciales de 2009) y empezásemos desde ya a hablar y discutir de su contenido, especialmente, de su régimen político.
Si hay algo que puede generar la renovación de nuestra clase política y suscitar apoyos absolutamente transversales que descoloquen a los defensores del statu quo desde la UDI hasta la izquierda, es la clara expresión de voluntad de terminar con nuestro presidencialismo de “patio trasero”, muy propio y exclusivo de Latinoamérica y que sólo sirve de caldo de cultivo de caudillos populistas y mesiánicos, tan propios de nuestro subcontinente.
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