El día 27 de diciembre en la Comuna de San Bernardo se realizó una ceremonia por la reapertura de la Plaza de Armas, que fue cerrada durante un año aproximadamente para su recuperación. Si bien esta obra recién inaugurada ha sido blanco de numerosas críticas, no es mi interés en esta breve columna referirme a eso, sino que quiero más bien opinar sobre otra situación en particular.
Al finalizar la ceremonia de reapertura de la Plaza de Armas, ya de noche, se realizó un gran show de fuegos artificiales en el Centro de San Bernardo. Esto sin duda llamó la atención de los sambernardinos que, en su mayoría, desconocían lo que estaba aconteciendo.Sin embargo, esto debe realizarse de cara a los ciudadanos, explicando con claridad los beneficios directos e indirectos que conlleva la obra, los costos asociados, el aporte al desarrollo comunal que esta obra conlleva, etc.
Comencé a reflexionar respecto a la posible relación existente entre la reapertura de una plaza de armas y un show de fuegos artificiales. Y permítanme ser franco, no encontré mayor relación entre ambas situaciones. ¿Por qué los arreglos en una plaza deben coronarse con un show de fuegos artificiales? Ahora bien, intentando hilar más fino encontré una posible explicación: se busca que los fuegos artificiales jueguen un rol en la difusión de una obra realizada.
En caso de ser esa la explicación, uno legítimamente se pregunta: ¿cómo hemos llegado tan bajo en Chile, para pensar que los fuegos artificiales son una herramienta para difundir las políticas públicas locales?
No me pierdo en algo: soy un convencido de que las autoridades municipales deben difundir los avances, deben comunicar sus logros. Sin embargo, esto debe realizarse de cara a los ciudadanos, explicando con claridad los beneficios directos e indirectos que conlleva la obra, los costos asociados, el aporte al desarrollo comunal que esta obra conlleva, etc.
La pirotecnia no puede ser la manera de mostrar logros, ya que eso simplemente denota una distancia, un divorcio entre las administraciones locales y la ciudadanía. Nos demuestra que es tal la lejanía con los ciudadanos que la única manera de difundir inauguraciones es utilizando pólvora, luces y ruido.
No se trata de ser graves, pero me parece un buen momento para recordar que la gestión comunal no es una fiesta pirotécnica, es más bien un desafío serio que busca entregar calidad de vida y dignidad a cada uno de los vecinos.
Comentarios
29 de diciembre
Estoy completamente de acuerdo con tu columna, es más yo escribí algo similar y he denunciado las mismas populistas prácticas en la Municipalidad de Villa Alemana. Todos los años la gestión del alcalde José Sabat gasta 25 millones de pesos tirando fuegos artificiales en navidad y 25 millones más en el día de los enamorados. 50 millones del erario público quemado en unos cuantos minutos y un despilfarro de dinero que podría inyectarse en otras prioridades comunales. Lo peor, el Concejo Municipal casi en forma unánime rechazó a la empresa contratada para el lanzamiento por problemas en la licitación, sin embargo el alcalde los lanzó igual.
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