A menos de un año para las elecciones municipales, ya comienzan a aparecer posibles candidaturas, posibles pactos electorales, llamados a primarias, propuestas a generar pactos por omisión, entre otras señales. Comienza entonces de manera incipiente a percibirse la cercanía de una elección municipal.
Sin duda, nos enfrentaremos a una elección bajo un escenario de desconfianza generalizada hacia la política, que podría reflejarse en una abstención electoral sin precedentes en Chile. No obstante, ese no es el tema que me motiva a escribir está opinión. Más bien quisiera detenerme en los liderazgos que comienzan a aparecer en las comunas y que se perfilan ya para competir por una Alcaldía.
Quienes buscan ser elegidos -o reelegidos- deben observar con mucha atención lo acontecido con la “Farmacia Popular” de Recoleta. La idea innovadora del Alcalde de esa comuna, Daniel Jadue, generó tal revuelo a nivel nacional que trajo como consecuencia el interés de cientos de municipios por replicarla en sus territorios. No fue una sorpresa ver a alcaldes y alcaldesas de todos los sectores políticos manifestar abiertamente sus intenciones de replicar la farmacia popular en sus comunas. ¿Qué duda cabe? Si una idea es buena y apunta al beneficio de los habitantes de un territorio, replicarlo se transforma casi en un imperativo moral. Copiar ideas buenas está lejos de ser pecado.El nivel de valoración es inmensamente mayor para el Alcalde o Alcaldesa que innova y se arriesga a aplicar nuevas ideas.
Sin embargo, me gustaría enfatizar en aquellos liderazgos comunales (Alcaldes y candidatos desafiantes) que se atreven a innovar en la gestión local y que son capaces de romper barreras buscando siempre el beneficio para los vecinos. Esos liderazgos son los que deben aparecer en el resto de las comunas de Chile, que innoven constantemente y que demuestren que desde lo local sí es posible entregar soluciones concretas a las personas.
Lamentablemente los Alcaldes tienden a trabajar bajo la lógica de la reacción, bajo la lógica de “apagar incendios”. Por eso cuando hay casos de Alcaldes innovadores, éstos destacan rápidamente. El nivel de valoración es inmensamente mayor para el Alcalde o Alcaldesa que innova y se arriesga a aplicar nuevas ideas. Esta valoración es mucho menor para al Alcalde o Alcaldesa que simplemente copia una buena idea. Esto porque el que innova se está arriesgando, mientras el que copia la idea está trabajado sobre camino ya recorrido.
La valoración puede pensarse también desde un punto de vista electoral. Una autoridad local o un desafiante que se atreve a innovar con el fin de generar beneficios a los vecinos de una comuna, podría recibir mayor adhesión en una próxima elección. Al respecto, no me parece descabellado pensar que Daniel Jadue, con su propuesta de Farmacia Popular, vea con mucha mayor claridad su reelección en la Comuna de Recoleta.
La próxima elección municipal es un buen momento para que a los municipios lleguen liderazgos que realmente se atrevan a hacer cosas nuevas, y se vayan de una vez quienes están el poder local sólo para gobernar bajo la cansina lógica de “apagar incendios”. ¿De quién depende que eso ocurra? Depende de nosotros.
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