Hace unos días, uno de los empresarios más acaudalados de nuestro país, Andrónico Luksic Craig, hizo noticia por un comentario que emitió durante la última junta de accionistas del grupo Quiñenco, el consorcio empresarial que preside y que constituye la filial matriz del Grupo Luksic. En dicha ocasión, dijo que le gustaría “comprar más radios”, lo que inmediatamente desató la controversia.
«…en lugar de seguir facilitando la concentración de la propiedad de medios, el Estado debería priorizar la pluralidad de fuentes de información, de manera que fortalezca el debate público y, por consiguiente, nuestra democracia.»
“Me parece interesante, una vinculación que siempre es conveniente tener. Me gustaría crecer. Sí, me gustaría comprar más radios. No tengo muy claro que el Tribunal de Libre Competencia o el fiscal nacional nos vaya a autorizar (…). Si se da la oportunidad, trataremos de ver si podemos hacer algo respecto a crecer en ese sentido», dijo el empresario, según consigna La Tercera.
Ese interés en comprar más medios de comunicación, prontamente encendió las redes sociales. Ejemplo de esto fue la discusión que se dio en Twitter entre el senador Alejandro Navarro y Andrónico Luksic. El congresista –que calificó la idea como “inaceptable”- aseguró que su deseo de comprar más radios atentaba contra la libertad, mientras que el empresario le recriminó la defensa que hace a la “dictadura de Maduro en Venezuela” (ver detalle de la confrontación en Emol).
Aunque el enfrentamiento tuitero entre el senador y el empresario se asemeja incluso a un suceso anecdótico, no deja de sorprender el trasfondo que hay detrás, y tiene relación con la concentración de medios que existe en Chile.
Por colocar un caso, el Grupo Luksic, en 2010, compró el 67 % de Canal 13; adquisición que también incluía Radiodifusión S.A. –Oasis FM, Play FM, Sonar FM, Tele 13 Radio, Radio Horizonte y Top FM–. Así entraba de lleno al negocio de las telecomunicaciones.
El interés que manifiesta el presidente de Quiñenco por obtener más medios de comunicación, de acuerdo con La Tercera, está relacionado con la imagen que proyecta el empresariado en la ciudadanía, pues asevera que “en los últimos años se ha ido instalando una concepción que pone en duda el aporte de la empresa privada al progreso de nuestro país”.
Sin embargo, antes de que Luksic lograra su cometido, otro conglomerado empresarial se le adelantó: el grupo Bethia, que está presidido por Carlos Heller. Bethia, por medio de un acuerdo con el Grupo Bezanilla, logró concretar la compra de las radios Infinita, Tiempo y Romántica. Estas tres radios se sumarán a Mega, Mega.cl, ETC TV y las radios Candela y Carolina.
Los ejemplos mencionados son una clara evidencia de cómo se constituye la concentración de medios que existe en el país. Pero ¿por qué es preocupante? En primer lugar, porque de acuerdo con el informe elaborado por el académico Luis Breull para el Consejo Nacional de Televisión (CNTV) a fines de 2015, los cuatro principales operadores en cada sector de medios de Chile concentran más del 90% del mercado, cuando en América Latina el promedio es 80% (ver informe completo). Esa aseveración también se ratifica en el “Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos 2016”, donde la Relatoría Especial asegura que “Chile exhibe uno de los sistemas mediáticos con mayores índices de concentración”.
En segundo lugar, porque la concentración indebida de la propiedad de los medios de comunicación constituye una amenaza para la libertad de expresión y la democracia (ver informe de la UNESCO sobre concentración de medios y libertad de expresión).
Así pues, en lugar de seguir facilitando la concentración de la propiedad de medios, el Estado debería priorizar la pluralidad de fuentes de información, de manera que fortalezca el debate público y, por consiguiente, nuestra democracia.
http://commons.wikimedia.org/wiki/File%3ACanal_13_Luksic.jpg
Comentarios
04 de mayo
La culpa sobre la situación de concentración de los medios de comunicaciones casi monopolica es de nuestra legislación que permite el libertinaje de personas siniestras que se escudan como empresarios supuestamente emprendedores que ven la oportunidad de abusar del sistema. Aquí se cumple el dicho: La ocasión hace al ladrón. Esto sucede cuando no hay una legislación clara y que tiende a pisarse solo la cola, en esto tienen la culpa los legisladores y la nula ética moral de estos pseudos-empresarios que le hacen un flaco favor al empresario emprendedor que se tiene que comer su vida para vivir y crecer, que respeta la ley y el orden.
Una cosa si les digo a estos empresarios siniestros, el infierno los espera aunque hayan pagado 1000 misas por sus almas. Los vere en el infierno.
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