Denuncia del SERNAC a “Productos Milagro”

El pasado 19 de mayo apareció en la página del Sernac una información sobre la denuncia realizada a ciertas marcas de la cosmética y la salud, como Cicatricure, Osteartrit, Vigorón y Desintoxicol, entre otros, que fueron clasificados dentro de los “productos milagro”. La denuncia es principalmente por no poder comprobar las afirmaciones publicitarias y por inducir a error o engaño a los consumidores.

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Los canales de Televisión Abierta promueven y difunden productos y especialidades que entrarían fácilmente en la categoría de los denunciados por el Sernac como “Productos Milagro” que dan la ilusión de funcionar gracias al efecto Placebo, es decir, que alivia síntomas, pero no cura enfermedades

Estos productos dicen prevenir, tratar o curar enfermedades u otras condiciones de salud, pero no se han comprobado seguras y efectivas para esos usos, provocando perjuicios a sus consumidores puesto que malgastan recursos, retrasan diagnósticos oportunos y pueden causar graves daños.

El Sernac explica que todo producto publicitado debe cumplir dos principios, uno el de veracidad, es decir, la publicidad debe ser veraz y oportuna, tanto en su forma como en su contenido. El segundo principio es el de comprobabilidad, que se refiere a que las afirmaciones publicitarias realizadas en una determinada campaña deberán ser susceptibles de comprobación y no contendrán expresiones que induzcan a error o a engaño.

Luego de leer esta denuncia y de los principios en que se sustenta la demanda, pensé en las medicinas alternativas, que también pueden ser catalogadas como “Productos Milagro”, partiendo por la Homeopatía, pasando por el Reiki y las Flores de Bach, más otras menos comunes, por ejemplo una difundida en C13, cuando se habló de la Lagrimaterapia con el homeópata Hugo Fuchslocher o la Cuencoterapia, que fue definida como una técnica oriental que a través del sonido y vibraciones de cuencos tibetanos, busca lograr un equilibrio físico, emocional, mental y espiritual.

Hoy está de moda la Bioterapia Integral que no pertenece a ninguna especialidad médica. Tuvimos el caso de Mauricio Esteban, promotor del higienismo, quien visitó el programa Buenos Días a Todos de TVN el 19 de abril, donde afirmaba que «un tutifruti es peor que una hamburguesa». Con sus declaraciones contradecía las políticas de salud, alimentación y nutrición a través de opiniones bastante livianas, como lo señala una carta de reclamo del Colegio de Nutricionistas, incluso aconsejaba la no-vacunación. Sus irresponsables opiniones colocan en riesgo a muchas personas vulnerables que creen y confían en la información que entrega el canal de todos los chilenos. Otro ejemplo es en Mega donde ha aparecido el “doctor” Yu Po Yang quien promueve la acupuntura y el poder de la medicina china, también difundieron a la terapeuta ayurvédica Leilah de Sá quien da recetas caseras de jugos que nutren y desintoxican el cuerpo.

Estos supuestos especialistas en salud entregan consejos peligrosos, que de ser seguidos volveríamos a la Edad Media con la reaparición de enfermedades ya controladas.

Es decir, los canales de TV Abierta promueven y difunden productos y especialidades que entrarían fácilmente en la categoría de los denunciados por el Sernac como “Productos Milagro” que dan la ilusión de funcionar gracias al efecto Placebo,  el que alivia síntomas, pero no cura enfermedades, como trágicamente y tardíamente lo descubrió el ya fallecido Steve Jobs.

Sanadores, bioterapeutas, naturopatas y digámoslo derechamente charlatanes, variantes remozadas del conocido Indio Ni-Jarpa, al ser invitados y salir extensamente en la TV logran una credibilidad inmerecida y muchos espectadores piensan que son serios y confían en ellos.

Estos hechos son evidencia que la TV abierta antepone el raiting, por sobre los principios morales y se rige solo por la ética del dinero y si beneficia o no a sus espectadores les da lo mismo. Pero también muestra que la mayoría de los animadores están allí esencialmente por su atractivo y simpatía, pero que lamentablemente tienen un nivel cultural bastante pobre, ya que varios de ellos acuden y creer en las pseudo-terapias. Los animadores, al igual que los políticos son resultado de nuestra deficiente educación, es decir, con la mala formación que dan nuestros colegios, no podemos esperar nada mejor.

No hay que convertir los matinales en programas culturales, pero debieran sacarse la camiseta de defensores y promotores de las medicinas alternativas que hoy tiene la TV abierta e invitar a sus programas a personas que pongan en duda estas prácticas y así educar y fomentar el pensamiento crítico en su audiencia. La idea es revertir la imagen de nuestra TV, que se ejemplifica muy bien con la frase de Federico Fellini: “La televisión es el espejo donde se refleja la derrota de todo nuestro sistema cultural”. 

En la medida que eduquemos y tengamos una ciudadanía crítica, estaremos estimulando una mejor educación, ingrediente básico para salir del subdesarrollo.