Nuestro fin último nunca ha sido que una institucionalidad que no da el ancho rechace nefastos proyectos como los de HidroAysén y Energía Austral. El largo camino hacia la sustentabilidad se construye día a día.
Hace poco más de un año, escribí una columna bajo el título “Votación de represa Cuervo: Esa política que no cree en la opinión ciudadana”. En ella plasmé lo que pensaba ocurriría ese día en las oficinas del Servicio de Evaluación Ambiental de Aysén cuando los 12 integrantes de la Comisión de Evaluación Ambiental votaran el proyecto. Dije en el texto que “asistiremos una vez más a una puesta en escena (mis excusas por la desconfianza, pero a estas alturas…) preparada por y para quienes se han servido Chile desde hace ya demasiado tiempo. Los que ningunean las demandas de la ciudadanía, ésas que en algún momento perdido ya en el tiempo se dijo que eran legítimas y justas”.
Lamentablemente –o por fortuna, si aludo a mi capacidad predictiva- no me equivoqué. El 8 de mayo de 2012 once secretarios regionales ministeriales de este gobierno, liderados por la intendenta Pilar Cuevas Mardones, aprobaron el proyecto de Energía Austral. Trece mil hectáreas de inundación en una zona de alto riesgo sísmico y volcánico, sobre las cabezas de los habitantes de Puerto Aysén.
De nada habían servido las multitudinarias movilizaciones contra HidroAysén de mayo de 2011.
De nada las protestas de febrero y marzo de 2012, exigiendo que la voz de quienes vivimos en Aysén fuera escuchada antes de dar el visto bueno a mega proyectos de este tipo.
De nada que el subsecretario de Desarrollo Regional y Administrativo, Miguel Flores, un par de días antes firmara un compromiso con representantes de Patagonia sin Represas en el marco del Movimiento Social por Aysén comprometiéndose a gestionar ante La Moneda que mientras no se realizara una consulta vinculante este tipo de proyectos no avanzarían un milímetro.
De nada. Ese día doce funcionarios designados, haciendo caso omiso del clamor ciudadano, aprobaron una iniciativa insustentable e incoherente con la mirada de desarrollo que muchos tenemos para la Patagonia, y que está plasmada en múltiples instrumentos de planificación estratégica y territorial regional.
Pero la gente no sólo sabe salir a la calle. También usa los medios de comunicación, la técnica y todas las herramientas que le entrega la institucionalidad y los otros muchos instrumentos que pone a su alcance la realidad. Entre ellos, los de tipo judicial.
Fue la Corte Suprema la que un mes después estableció que lo ocurrido ese 8 de mayo de 2012 fue ilegal. Que, a pesar de lo que habían alertado los ciudadanos, los abogados, los investigadores y los parlamentarios, el gobierno de Sebastián Piñera había cometido un nuevo grave error, había pasado un nuevo bochorno producto de su tozudez en dar facilidades a los grupos económicos menospreciando a quienes por mandato constitucional se debe: la ciudadanía.
La semana siguiente escribí una nueva columna. Su nombre: “Proyecto Fénix y el necesario rol que cumplen los cargantes”. En ella recordaba que los días posteriores a la –hoy sabemos- ilegal aprobación de la represa río Cuervo, en la región salimos nuevamente a la calle. Los días 8, 9 y 12 de mayo, ante la mirada de algunos que seguramente pensaron “ahí van otra vez”.
Sí, ahí estábamos otra vez afanándonos en un objetivo superior. Esforzándonos por cambiar Chile. Por consolidar un Aysén Reserva de Vida.
Lo expresé en aquel escrito:
“Pero esta tarea no es sencilla. Requiere compromiso y persistencia. Requiere ser cargantes, porque no todos están disponibles para movilizarse en todo momento. Y tal rol es uno necesario y esencial. El de los protectores de la llama de la esperanza en esas travesías por territorio hostil: ¿qué más hostil que una institucionalidad construida para la depredación, el adormecimiento de la necesidad de participar y el despojo de los ciudadanos? Esa llama que es esencial mantener encendida, siempre encendida, para iluminar el camino por el cual debe el país transitar. Esa llama que, también, servirá mañana para encender nuevamente la hoguera de la sociedad más justa que queremos y soñamos”.
Por eso, ahí estaremos hoy nuevamente. En las afueras del Servicio de Evaluación Ambiental. A partir de las 08:30 horas. En un acto de convicción que supera lo que ocurra en esas oficinas, que a estas alturas pareciera estar demás.
Lo hemos dicho en múltiples ocasiones. Nuestro fin último nunca ha sido que una institucionalidad que no da el ancho rechace nefastos proyectos como los de HidroAysén y Energía Austral. El largo camino hacia la sustentabilidad se construye día a día, más allá de una puesta en escena como la de hoy. Y es ese trabajo el que en definitiva permitirá que faraónicas iniciativas como éstas nunca se lleguen a materializar.
—————
Comentarios
11 de septiembre
Efectivamente, este caso, como muchos otros casos pendientes, demuestran que la dictadura de las transnacionales y la burguesía chilena continúa presente. Su persistencia confirma lo que afirmas en lo tocante al desprecio por la vida y los derechos ciudadanos. Y si eso no constituye una dictadura, que venga Dios y lo vea. Y por supuesto, confirma que la lucha continúa… Adelante, Aysén! Fuerza, Aysén!
0