Es obvio que quien se ha visto directamente beneficiado por la Constitución de Pinochet que agoniza (o sea, el poder económico) votará por el rechazo de la nueva… Sin embargo, me sigue costando entender por qué alguien que NO se ha beneficiado de ella –y que, al contrario, se beneficiaría enormemente con la nueva- pudiera pensarlo siquiera. Tiendo a pensar que no la ha leído bien o que ha sido engañado por la millonaria, destemplada y grotesca campaña del rechazo, calificada como «brutal» desinformación (BBC News, Mundo, Julio 2022).
Sí habrá derecho de propiedad (no te quitarán tu casa), NO se eliminan ni la educación ni la salud privada (las Isapres NO desaparecen) y todos estaremos sometidos a la misma justicia penal: si un mapuche te agrede, será sometido a las mismas leyes que el resto de nosotros. Además, esta Constitución intenta reducir la feroz desigualdad del país, la que nos llevó al estallido social: un informe del World Inequality Report (citado por Mónica González, 2022, “Chile: entre el cambio y la indignación por la desigualdad”, elDiario.es) indica que el 1% más rico de Chile concentra el 49,6% de la riqueza total del país (en Brasil concentra el 48,9%, en México el 46,9%).
Esto se refleja en que el 98.3% de los aportes a esta campaña han ido al Rechazo (datos del Servel de mediados de Julio). Por supuesto, de verdad deben estar aterrados de perder sus privilegios.
En toda mi vida –y ya soy adulto mayor- jamás había visto una campaña política tan sucia. Cierto, las de la dictadura lo eran, pero ¿qué otra cosa podía esperarse? Pero en el remedo de democracia que hemos tenido bajo la Constitución del 80… nunca. Políticos, periodistas y supuestos intelectuales mienten con cara de mármol en los medios. Por otra parte, afirmar que ambas opciones son legítimas es «políticamente correcto» pero en verdad no lo siento así: el Rechazo se basa en la ignorancia, el miedo imaginario, el individualismo y la codicia, y el Apruebo se basa en la solidaridad, el amor por la naturaleza y por los más débiles. Existe una enorme diferencia ética entre las dos posturas, y lo puedo decir con libertad porque soy un simple ciudadano.
Para mí, los grandes méritos de la propuesta de Nueva Constitución son:
Obviamente, la derecha nunca ha entendido la importancia de esto último y la “nueva derecha”, la Concertación, tampoco. Recordemos todas las dificultades que tuvo Douglas Tompkins para ¡regalarle al Estado de Chile las 402.000 hectáreas del Parque Pumalín! Producto de un concepto ya añejo en que la naturaleza y los animales están allí para que los usemos a nuestro antojo, la naturaleza ha sido incesantemente devastada por siglos, y ya conocemos las consecuencias. Los científicos han pronosticado sin ningún resultado y por más de medio siglo algunas de las cosas que ya estamos viviendo: desertificación, escasez de agua, cambio climático, derretimiento de los hielos, basurales por todos lados, contaminación del aire, la tierra, las aguas, el mar… entre otras cosas. El control en serio de la natalidad es algo que también se ha recomendado por décadas, pero la medida sigue siendo impopular… y por tanto nadie se atreve a implementarla.
Recordemos los conflictos del plomo en Arica (aún sin solución), la gran cantidad de centrales termoeléctricas en operación o en proyecto, la explotación minera contaminante en operación o en proyecto (entre los más connotados, la minera Dominga), la salmonicultura en el extremo sur, la mina Invierno de Carbón en Isla Riesco, la destrucción de humedales por diversos proyectos inmobiliarios… y las ya superadas represas de la Patagonia… las que, según la derecha, eran “esenciales” porque de otro modo, el país quedaría paralizado (¿!)
Hay muchas más normas, y quien se interese puede explorarlas en el texto oficial; pero para mí está claro que esta Constitución es un texto de avanzada que representa muchísimo trabajo y dedicación, y muchísima generosidad y empatía para todos quienes habitamos este país
Por temas de trabajo, pasé largos períodos en la refinería Ventanas, en la de Paipote (al lado de Copiapó) y en El Teniente. El aire en esos lugares, si nos ahorramos los eufemismos, es simplemente tóxico: veneno lento pero seguro. Y fui testigo de cómo los operarios de Enami-Ventanas manipulaban las emisiones para aparecer “limpios” cuando sabían que vendría una medición. Increíblemente, en pleno siglo XXI, en el supuesto apogeo de nuestra civilización occidental, hemos normalizado la noción de “Zonas de sacrificio”, en el entendido de que los habitantes de esas zonas son desechables y que deben sacrificarse por el desarrollo económico del país. ¿Cuáles son? Quintero, junto a Ventanas, con cuatro centrales termoeléctricas de carbón; Tocopilla, con seis; Huasco, al norte, con cinco; Mejillones, con nueve; y Coronel, con tres. El artículo 105 de la nueva Constitución dice: “Toda persona tiene derecho al aire limpio durante todo su ciclo de vida”.
Por razones de espacio, no podré citar aquí todos los artículos de la nueva Constitución que nos protegen. Iré a lo principal: Artículo 8 (ya desde el inicio): “Las personas y los pueblos son interdependientes con la naturaleza y forman con ella un conjunto inseparable”. Más adelante, un capítulo entero, el III, acerca de la NATURALEZA Y MEDIOAMBIENTE, artículo 127, 1: “La naturaleza tiene derechos. El Estado y la sociedad tienen el deber de protegerlos y respetarlos”. Artículo 148, 1: “Un órgano autónomo, con personalidad jurídica y patrimonio propio, denominado Defensoría de la Naturaleza, tendrá como función la promoción y protección de los derechos de la naturaleza y de los derechos ambientales asegurados en esta Constitución, en los tratados internacionales ambientales ratificados y vigentes en Chile, frente los actos u omisiones de los órganos de la Administración del Estado y de entidades privadas”.
Y por supuesto, respecto al agua, Artículo 57, 1: “Toda persona tiene derecho humano al agua y al saneamiento suficiente, saludable, aceptable, asequible y accesible. Es deber del Estado garantizarlo para las actuales y futuras generaciones”. Otro artículo que rompe la pauta de todas las últimas décadas, el 146: “Quedan excluidos de toda actividad minera los glaciares, las áreas protegidas, las que por razones de protección hidrográfica establezca la ley y las demás que ella declare”. Para aquellos de nosotros a quienes nos importan los animales, el Artículo 131: “Los animales son sujetos de especial protección. El Estado los protegerá, reconociendo su sintiencia y el derecho a vivir una vida libre de maltrato”.
Hay muchas más normas, y quien se interese puede explorarlas en el texto oficial; pero para mí está claro que esta Constitución –que con tanta hipocresía, ligereza y nula reflexión algunos califican de “mala”- es un texto de avanzada que representa muchísimo trabajo y dedicación, y muchísima generosidad y empatía para todos quienes habitamos este país –especialmente para los que se han visto postergados por las políticas neoliberales de los últimos 50 años-.
Los contenidos publicados en elquintopoder.cl son de exclusiva responsabilidad de sus respectivos autores.
Te invitamos a conocer nuestras Reglas de Comunidad
Alejandro Celis
Espero que la enterremos, de todo corazón, por el bien de todos! Un abrazo y crucemos los dedos…
oscar Martínez
La mayoría de los habitantes de este país, sabemos que la nueva constitución es mejor , en todo lo por usted señalado y más.
La vieja y pésima que dejaremos atrás, no tiene chance de seguir vigente.
Los jovenes millenials enterarán el viejo texto el 4 de septiembre. Los viejos también.
saludos