#Medio Ambiente

Día del Medio Ambiente: Sustentabilidad, secuestrada por la hipocresía

Compartir

El 5 de junio se conmemoró el Día Mundial del Medio Ambiente y múltiples acciones se desarrollaron para recordar la fecha.  Sociedad civil, empresariado y representantes del Estado aprovecharon la ocasión para renovar sus votos con la protección del planeta y los ecosistemas.  De la vida en todas sus formas, incluida la nuestra claro está.

Demás está decir que hoy de moda está vestirse de verde, llegando a un punto en que todo pareciera ser sustentable.  Ni el conocimiento, la ética o, por último, el pudor son obstáculo para colgar el concepto a cualquier idea o acción.    Si seguimos así pronto escucharemos hablar de tortura sustentable.  O de guerras sustentables.  Mal que mal, existen las plantaciones sustentables (de los exóticos y sedientos pinos y eucaliptus) y la salmonicultura sustentable (intoxicando el mar).

Y ahí está la minería sustentable, que es el mejor ejemplo que puede aportar Chile.  Oxímoron centenario que combina dos ideas de por sí contradictorias: los minerales no se regeneran, por lo menos a escala humana, por tanto carecen de un atributo que es esencial a la sustentabilidad: la renovabilidad.  Por algo la minería es por antonomasia sinónimo de extractivismo, que solo puede mantenerse vigente engullendo más y más territorios.

El Día Mundial del Medio Ambiente fue momento propicio para sacar a pasear las credenciales ecológicas.   Muestra de ello fueron los despachos en vivo de la ministra del Medio Ambiente, Carolina Schmidt, quien salió con todo a promocionar los logros del gobierno de Sebastián Piñera.

La lista fue larga, como siempre lo es cuando la gestión de los mejores aborda sus supuestos méritos.  El problema es que hubo graves omisiones.

Una en particular da cuenta de la desconexión de la actual administración con los problemas de fondo en los ámbitos que no le son propios.  Que, digámoslo, parecieran no interesarles. E incluso, que los ven como trabas a su productivista ideología matriz.

El medio ambiente es uno de ellos.

Los hechos.

El 9 de abril el gobierno lanzó, virtualmente, la actualización de la Contribución Nacionalmente Determinada (NDC, por sus siglas en inglés).  El NDC es un informe, cuya primera versión fue presentada por nuestro país previo al Acuerdo de París de 2015, que comunica a la secretaría de la Convención Marco contra el Cambio Climático los objetivos, metas y planes de acción para reducir las emisiones de CO2 y para adaptarse a los cambios climáticos.  Es decir, visibiliza nuestra cuota de compromiso para lograr el objetivo de mantener a raya la temperatura planetaria, buscando limitar el calentamiento global a no más de 1.5 a 2 grados Celsius desde la Revolución Industrial.

Lo presentado por la ministra Schmidt fue un documento bien completo.  En sus 51 páginas nos habla de economía circular, emisión de contaminantes atmosféricos, océanos y humedales, turberas, bosques.  Y nos dice que el foco será la transformación de Chile hacia un desarrollo bajo en emisiones y resiliente al clima enfocado en mejorar la calidad de vida de las personas en su territorio”.

En las más de 50 páginas de la actualización de la NDC de Chile los glaciares no son mencionados.  Ni una sola vez.  Ninguna.  Tampoco hielo o nieve, por si algún desconfiado (o desconfiada) pudiera pensar que el gobierno recurrió a algún sinónimo o concepto parecido.

Bonitas palabras.  Sin embargo algo falta.  Algo que en días de crisis sanitaria es fundamental, principalmente donde el acceso al agua es uno de los aspectos críticos.

Lo que no menciona el reporte en sus 51 páginas son los glaciares, elementos naturales relevantes bidireccionalmente.

Por un lado, estas masas de hielo marcan cómo va cambiando el clima a nivel global.  Son verdaderos bioindicadores que aportan conocimiento científico fundamental para enfrentar los futuros posibles.  Y por el otro, regulan el clima localmente, cuales refrigeradores ambientales que refrescan los valles que bajan de las cordilleras.  Y tan o más importante, son las principales fuentes de abastecimiento de agua en las zonas norte y centro de Chile, desde parte de la primavera, el verano y una fracción del otoño.   Su preservación, por tanto, es fundamental para el eje de adaptación climática ante el complejo escenario hídrico ya se vive.

Sin embargo estos antecedentes, en las más de 50 páginas de la actualización de la NDC de Chile los glaciares no son mencionados.  Ni una sola vez.  Ninguna.  Tampoco hielo o nieve, por si algún desconfiado (o desconfiada) pudiera pensar que el gobierno recurrió a algún sinónimo o concepto parecido.

No es casual que los glaciares no aparezcan.  El proyecto de ley que los protege está estancado en la Comisión de Minería y Energía del Senado, bajo la presidencia del UDI Alejandro García-Huidobro.   Una iniciativa que ha sido torpedeada tanto por el Consejo Minero como por esta administración, que en junio de 2018 dio de baja un avanzado proyecto previo, tras 4 años de tramitación.  A cargo de la ejecución estuvo la UDI ex ministra de Medio Ambiente Marcela Cubillos, esposa del senador RN Andrés Allamand.

No es casual que así sea.  La minería es la principal responsable de la destrucción de los glaciares en Chile.

Las trasnacionales Barrick Gold con Pascua Lama en la cuenca alta del río Huasco y Anglo American con Los Bronces en las nacientes de los ríos Mapocho y Maipo, la chilena Antofagasta Minerals (Grupo Luksic) con Pelambres en la cuenca superior el río Choapa, y la estatal Codelco con Andina en la cuenca alta del río Aconcagua son la demostración que la insustentabilidad no tiene bandera.  Y tampoco ideología.   Lo que sí tiene, y harta, es hipocresía.

0
3

Los contenidos publicados en elquintopoder.cl son de exclusiva responsabilidad de sus respectivos autores.
Te invitamos a conocer nuestras Reglas de Comunidad

Comenta este artículo

Datos obligatorios*